Segundo y último segmento
Llamo la atención no sobre el debate electoral, sino sobre el daño que le hace al futuro de la Revolución Bolivariana y al liderazgo del presidente Chávez que lo perciban como un anticomunista. Entonces es preciso respondernos algunas otras preguntas.
¿Es posible una revolución socialista anticomunista? No, aunque algunos dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que preside Hugo Chávez, lo consideren viable.
¿Existe en el PSUV fuerzas anticomunistas? Sí, así como existen fuerzas no anticomunistas, corrientes pro capitalistas, corrientes progresistas, corrientes reformistas, corrientes de superrevolucionarios, corrientes marxistas, corrientes antimarxistas, corrientes y hasta fracciones diversas en constante pugna por controlar el partido, por posicionarse en cada evento electoral interno y de cargos públicos.
¿Puede un dirigente incidir en la construcción del socialismo? Sí. No es lo mismo Hugo Chávez que Arias Cárdenas. No es lo mismo William Fariñas de próximo gobernador de Nueva Esparta que Alexis Navarro.
¿Es Chávez anticomunista? No. En 1994, después de salir de la cárcel declaró al periódico del PCV, Tribuna Popular: “No soy comunista, pero tampoco soy anticomunista”. Suficiente, más no se le puede pedir.
Sin embargo, las fuerzas anticomunistas que controlan parte del gobierno y del PSUV han hecho fiesta con la melodía del presidente. Se ha desatado una verdadera arremetida ideológica y comunicacional, donde las agencias estadounidenses y la oligarquía aprovechan para colarse también y atizar la campaña contra el comunismo. Un verdadero fuego cruzado contra los comunistas venezolanos, sean militantes del PCV, del PSUV — que los hay — o sin militancia. Uno nunca sabe dónde hay un comunista.
Sólo falta que esa fracción del PSUV declare la “Semana del Anticomunismo” y pida una reforma constitucional – esta vez sí buscarían los votos - para insertar el inciso 6º de la Constitución gomecista de los años 30, que prohibía las actividades comunistas y los consideraba traidores a la Patria. Y que en vez de la consigna “Patria, Socialismo o Muerte” – que no les gusta mucho, aunque la repitan automáticamente - escriban en su bandera: “El único comunista bueno, es el comunista muerto”. Borrado del mapa, pues, exterminado, liquidado.
Estas fuerzas anticomunistas han logrado inducir el discurso del presidente Chávez para defender sus posiciones en gobernaciones, alcaldías, gobierno nacional y en el PSUV. Cuando “Don” Luis Miquilena, el coronel Luis Alfonso Dávila y el periodista Alfredo Peña eran los capos del MVR [Movimiento Quinta República – antiguo partido político electoral de Chávez] sucedía lo mismo. No es sólo una confrontación contra los candidatos del PCV y el PPT, también conspiran contra los propios candidatos del PSUV de la corriente de izquierda, juegan a su derrota para derrotar a Chávez y presionar después de las elecciones del 23 de noviembre.
Ciertamente, las fuerzas de izquierda avanzaron mucho en las elecciones internas por la dirección nacional del PSUV, ocuparon las posiciones principales, pero los suplentes son quienes dirigen el partido. Extraña democracia esa. La correlación de fuerzas dentro de un partido determina la preferencia por las alianzas. Por eso no se hizo ningún esfuerzo por activar la Alianza Patriótica. Si los reformistas de PODEMOS [el partido Por la Democracia Social que apoyaba a Chávez hasta que se planteó la reforma constitucional y hoy llama por una “tercera vía”] no hubiesen abandonado a Chávez hoy habría una alianza con ellos para las elecciones regionales.
En definitiva, el anticomunismo sirve al imperialismo, a la oligarquía, a los reformistas, a los amantes del capitalismo y de las corbatas marca Louis Vuitton, a los adoradores del “socialismo a la venezolana” de Teodoro Petkoff, a los promotores de la cogestión obrero-patronal, a quienes juegan al socialismo desde el Penthouse de un hotel.
Si los comunistas venezolanos en vez de un partido fuesen una tribu o una etnia, estaríamos hablando de limpieza étnica continuada desde el año de su fundación en 1931. Si en medio de esta orgía “socialista” anticomunista el PCV gana alguna gobernación o alguna alcaldía, sin el apoyo de Chávez, o simplemente logra más del 1 por ciento de los votos, será un fenómeno electoral.
Hoy los comunistas transitan el desierto y los “socialista democráticos” de la Revolución Bolivariana les niegan hasta el agua. Es tiempo de parar este linchamiento, para no repetir luego, junto con el poeta y dramaturgo alemán Bertold Brecht, el poema del pastor protestante Martin Niemoeller:
Primero vinieron por los comunistas, pero yo no dije nada porque no era comunista. Cuando vinieron por mí, ya no había nadie que dijera nada.
¿A quien sirve el anticomunismo en Venezuela?