¡Abajo con la verjas en la frontera!

Yo vivo a menos de cien millas al norte de la frontera con Méjico. Toda mi vida he experimentado los esfuerzos de la Inmigración estadounidense en pos de controlar la oleada migratoria de trabajadores mejicanos que viajan al norte para cruzar la frontera en busca de un trabajo y los beneficios que ese trabajo pueda proveer – cosas como mejores condiciones de trabajo, mejor educación para sus hijos, mejores servicios médicos y vivienda. Estas son las cosas que representa nuestra Norteamérica. ¿Hay algo criminal en tal actividad? No. Lo que es criminal es negarle privilegios o derechos.

La libertad de viajar, de buscar un trabajo mejor y una vida mejor, es los que representa nuestra Norteamérica. Cuando se le niegan estas cosas o son subvertidas por los empresarios, los trabajadores norteamericanos se organizan y forman uniones laborales para poder ejercer su poder colectivo para obtener lo anterior.

Había una vez cuando los inmigrantes eran bienvenidos con brazos abiertos. La verdad es que habían todo tipo de mecanismos y métodos desarrollados para asegurar que el nuevo país que se estaba formando tuviera suficiente mano de obra. La Estatua de la Libertad en la ciudad de Nueva York es un testimonio de la bienvenida que se le daba a los inmigrantes que llegaban. Inscrito en la estatua están estas palabras de agradecimiento: “Dadme vuestros seres, pobres y cansados, sus masas ansiosos de ser libres.”

No hay tal estatuas en nuestra costa occidental, ni en la frontera del norte con Canadá, ni nuestra frontera al sur con Méjico. Sin embargo, esto no significa que las masas pobres no han estado llegando desde la fronteras del norte, oeste o sur. Millones fueron traído desde Méjico en trenes llenos cuando nuestro país joven se estaba expandiendo en todas direcciones. Una vez se reclutaban a trabajadores por todo el mundo.

A principios de los 1900s, estimulado por el nacionalismo norteamericano y la fobia antiinmigrante, el gobierno estadounidense inició legislación para el controlar la inmigración. Esto resultó en el actual Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN). La militarización de la agencia pronto siguió. Hoy la Patrulla Fronteriza de EEUU usa muchas tácticas militares para imponer su control, especialmente con más fuerza en la frontera con Méjico, con verjas de acero, zanjas, cámaras de vigilancia, reflectores de imagen, aparatos electrónicos de detección, bases de datos, vehículos todoterreno, helicópteros, y otra parafernalia militar. En vez de estatuas dando la bienvenida, tiene más la apariencia de las construcciones militares que separan a Corea del Norte y del Sur.

¿Es esto la democracia? ¿Simboliza esto una sociedad democrática abierta de la cual el presidente Bush se jacta cuando aparece en nuestros televisores? Si los es, entonces ¿cual es el futuro de nuestros hijos y nietos?

¿Son las verjas de metal que van por millas y millas, cruzando desiertos y montañas en nuestra frontera del sur, símbolos de democracia? ¿Es la militarización del SIN un símbolo de democracia?

¿Viene la democracia del barril de un fusil? ¡No, no lo acepto y jamás lo aceptaré!

En vez de ser símbolos de democracia, son símbolos de la opresión. Ese tipo de opresión que ya ha causado 165 muertes en el desierto de Arizona. Todos símbolos de una sociedad cerrada. ¡Estos son símbolos del miedo y xenofobia! Y, finalmente, son símbolos de una sociedad moribunda, desesperada.

Las verjas de acero y la extensa militarización no resolverán los problemas.

No pondrán fin a la entrada natural de seres humanos - trabajadores en busca de una vida mejor vida. Los trabajadores no se someterán pasivamente a la muerte por hambre. Lucharan aunque pierdan la vida en el proceso.

Lo que necesitamos es un cambio radical en la política extranjera, una política del buen vecino diseñada para eliminar la pobreza, la enfermedad y el hambre. Un buen primer paso en esa dirección es el desmantelamiento de las verjas de acero.

Lorenzo Torrez es presidente del Partido Comunista en Arizona. Se puede comunicar con él al LpTorrez@aol.com