¡Hasta siempre, Vilma!

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Vilma ha muerto. Acaba de pasar a otra categoría de entrañables.

Vilma Espín pasa a ser un icono revolucionario, algo que su sencillez no le permitió nunca siquiera imaginar porque una de sus grandes virtudes personales y revolucionarias fue esa: la modestia.

Acción Revolucionaria Oriental, fundada por Frank País, fue la primera organización donde militó, como activa fundadora, tras el asalto al Moncada. Sería en el futuro Movimiento donde ella habría de desarrollar sus dotes de organizadora y combatiente.

Y ella ¿quién era?: la joven capaz y culta en la más amplia extensión del vocablo. Su vocación e interés científico, en función del desarrollo industrial, se conjugan con el amor a las artes: la música, el canto, la pintura y el ballet. Pero el deporte también la entusiasma.

Su formación comenzó en el hogar. Nació en Santiago el 7 de abril de 1930, en el seno de una familia acomodada. Pudo haber sido una simple joven de “sociedad”, pero la formación que recibió, unida a sus propios sentimientos y personalidad hicieron de ella una líder revolucionaria.

El estudio sería siempre una premisa en su hogar y Vilma ha escogido una carrera de Ingeniería Química Industrial. Muy pocas mujeres matriculaban esa carrera en Cuba. Después partió a cursar un postgrado en el Instituto Tecnológico de Massachussetts.

Termina su vida estudiantil y comienza su entrega absoluta a la Revolución, sin tiempo alguno para el ejercicio de su sólida preparación como ingeniera.

Participa en la organización del alzamiento armado de Santiago. Es un puntal básico en una acción fundamental para la llegada a Cuba del Granma bajo el mando de Fidel.

En enero de 1957 es cuando el enemigo la detecta y su casa, que se había convertido en cuartel del Movimiento es registrada por primera vez.

Es en febrero de 1957 cuando Fidel llama a la dirección clandestina del Movimiento 26 de Julio a una reunión en la Sierra Maestra y redacta un manifiesto al pueblo de Cuba informando la creación del Ejército Rebelde y los objetivos de la lucha. Vilma está presente en la reunión.

Es designada integrante de la dirección y nombrada coordinadora en Oriente. Se hará insostenible la peligrosa situación al frente de las misiones revolucionarias clandestinas, lo cual exige cambiar el escenario de sus luchas, y se incorpora al Ejército Rebelde para convertirse en la legendaria guerrillera del II Frente Oriental Frank País, comandado por Raúl Castro.

En los albores del triunfo de la Revolución, Vilma y Raúl contraen matrimonio.

Durante 1959 preside el Comité de Auspicio para participar en el I Congreso Latinoamericano por los Derechos de la Mujer y el niño, convocado por la Federación Democrática Internacional de Mujeres.

En Cuba no se detiene el trabajo. Vilma crea cuadros que integrarán una gran plataforma para llevar la organización hasta el más lejano lugar y nutrirse allí de mujeres de base que hasta entonces no habían tenido participación en la vida social y política del país.

Después de un intenso trabajo preparatorio se crea oficialmente la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Durante los primeros 15 meses movilizan masivamente a las mujeres hacia la construcción de escuelas y hospitales; recogida y atención de los niños que deambulaban por las calles, sin asidero cuando triunfó la Revolución; mejoramiento de la vida en los barrios llamados de “indigentes” y otras tareas sociales.

Vilma es elegida presidenta de la FMC. Cargo ratificado en cada uno de los Congresos, desde el primero de ellos, efectuado en 1962, hasta el VII, en el año 2000.

La historia de la FMC es parte importante de la vida de la propia Vilma. Aunque es ingeniera, su tarea central es política y social entendida en la extensión y diversidad más amplia.

Las primeras tareas de la nueva organización serían propiciar la superación educacional, ideológica y cultural de la mujer.

Especial atención concede Vilma Espín a la preparación militar de las mujeres, incluyendo su incorporación en las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Su lucha por lograr la comprensión de igualdad de género, comienza desde el triunfo de la Revolución. Con ese objetivo encabeza la gran batalla ideológica que se libra en el país para eliminar la cultura retrógrada del pasado acerca de los roles de género, con los consiguientes prejuicios, las creencias erróneas, los estereotipos sexuales tradicionales, los tabúes, para hacer realidad los principios revolucionarios que condenan toda clase de discriminación, ya fuere de origen social, de raza, de etnia, de sexo, de religión, de orientación sexual o cualquier otra expresión de desigualdad.

Vilma Espín fue una mujer cubana excepcional, representante de los más elevados valores humanos dedicados con creatividad y afán a la patria, a la Revolución que vivió; a su familia, y a todo nuestro pueblo, con la generosidad que distingue a los grandes hombres y mujeres.

Redactado del periódico Granma