LA HABANA, Cuba – Desde que se produjeron los atentados terroristas de Nueva York y Washington y la inculpación, por parte de la administración Bush, de Osama bin Laden y sus protectores los Talibanes, Afganistán y el conflicto que vive ese país desde hace más de 25 años, dejaron de ser una vieja reminiscencia de la “Guerra Fría.”
Al igual que muchos, usted debe haber visto innumerables metros de videos sobre Afganistán y Osama bin Laden, escuchado centenares de noticieros y leído miles de cuartillas de periódicos y de informaciones de Internet.
Más que hablar sobre la historia o la actualidad del conflicto afgano, pretendo darle algunos elementos informativos, obtenidos de las mas diversas fuentes públicas, acerca de dos organizaciones que, los medios de prensa y los Servicios Especiales estadounidenses y de sus aliados, sindican, como las estructuras principales del terrorismo islámico en el ámbito mundial.
La lucha de los mujahedines afganos contra las tropas soviéticas, galvanizó y radicalizó a miles de hombres en el mundo islámico que combatieron como voluntarios contra el Ejercito Rojo.
En esas batallas se entrenaron y ahí aprendieron los secretos de la lucha irregular y las técnicas conspirativas, todo ello bajo la tutela de los Servicios Especiales de Estados Unidos y de otros aliados estadounidenses.
Diversas fuentes brindan disímiles cifras de combatientes y países de procedencia, casi todas oscilan entre 35 mil y 45 mil voluntarios provenientes de alrededor de 43 o 45 países.
Ni los norteamericanos, ni sus cómplices, se preocuparon por las posibles consecuencias futuras de la creación de ese ejercito de fanáticos.
No les importó enseñarles las técnicas de la “guerra sucia” e imponerles de como la droga y el tráfico de armas podían financiar operaciones encubiertas y de que forma se podían organizar redes de apoyo financiero, logístico y de blanqueo y circulación de dinero.
Además de brindarles esos aprendizajes, la guerra en Afganistán les permitió a los militantes voluntarios islámicos conocerse entre si, intercambiar opiniones y pensamientos comunes y tejer todo un entrenamiento a escala internacional.
Pero lo más importante fue que afianzo, profundizó y fundamentalizó su pensamiento político y religioso. Si arribaron a Afganistán con la idea de derrotar a la comunista Unión Soviética, a la que veían como una potencia esclavizadora de los musulmanes dentro y fuera de su territorio, de allí salieron con la idea de que el Islam, para imponerse en el mundo, tenía un enemigo mucho más poderoso que derrotar: Estados Unidos y sus aliados en Occidente y dentro del mundo islámico.
De la cantera de la guerra afgana salió Osama bin Laden y los dirigentes más destacados del Frente Islámico, enorme iceberg tecnológico, político y militar del que Osama y su organización Al-Qaeda constituyen la parte más visible.
El nacimiento del Frente Islámico, diversas fuentes lo enmarcan en los primeros meses de 1998. En ese momento varias organizaciones afines con la Al-Qaeda se reunieron en un campamento en territorio controlado por los Talibanes y firmaron un llamamiento donde se exhorta a los musulmanes a combatir, en la Jihad (Guerra Santa), a los Estados Unidos y sus aliados, los judíos y los cruzados.
El llamamiento se completó con un edicto que planteaba que era lícito para cualquier musulmán matar a los norteamericanos dondequiera que estos se encontraran.
El pensamiento de un fundamentalista islámico se puede resumir, sucintamente, de la forma siguiente:
1. La cultura y la civilización islámica le aportaron a la cultura y la civilización universal, conocimientos de Matemática, Álgebra, Astronomía y Literatura, además, brindo los primeros contactos del mundo occidental con las técnicas terapéuticas del Lejano Oriente. La respuesta de Occidente ha sido negar esos aportes y presentar lo islámico como bárbaro y atrasado.
2. Occidente los ha atacado desde tiempos inmemorables, primero fueron las Cruzadas, después la colonización y el fomento de la división en todo el mundo islámico.
3. Estados Unidos es el principal enemigo del Islam, pues es el principal aliado de Israel y el sionismo, además de ser el sostén de los régimenes corruptos que gobiernan varias naciones musulmanas. Es un deber de todo buen musulmán combatir contra todos ellos.
Las lineas directrices del Frente Islámico se pueden enmarcar en:
1. Expandir el Islam por todos los medios posibles, incluidos los violentos.
2. Crear grupos islámicos radicales en todos los países, primeramente dentro del mundo islámico, pero también a escala universal, penetrando la cultura occidental con los valores de Islam. En los países donde ya existan grupos islámicos, trabajar por su radicalización.
3. Organizar a los grupos islámicos en una red internacional que cumpla tareas políticas, financieras, logísticas, religiosas y militares.
4. Destruir a los Estados Unidos, el principal enemigo del Islam, a Israel y los gobiernos musulmanes corrompidos.
5. Apoyar activamente, en todos los terrenos, a los luchadores islámicos de cualquier latitud, desde Afganistán hasta Las Filipinas, de Yemen a Eritrea, de Chechenia a Bosnia y Kósovo.
Según informaciones públicas de la Agencia Central de Inteligencia y el Servicio Secreto británico, además de Al-Qaeda y Los Talibanes, el Frente Islámico internacional esta integrado por organizaciones de Egipto, Pakistán, Uzbequistán, Bangladesh, Chechenia, Yemen, Sudán, las Filipinas, Turkmenistán, Argelia, Jordania y el Reino Unido.
Esas organizaciones constituyen un variopinto muestrario, hay partidos políticos, escuelas de sabotaje, organizaciones separatistas, como las que combaten en el Estado hindú de Cachemira, todos con el denominador común del fundamentalismo religioso y el uso de la violencia para lograr sus objetivos.
¿Qué hay detrás del frente islámico internacional y Al-Qaeda?