El Senado no pasó el plan de reforma migratoria respaldado por Bush. Se reporta que cualquier medida para reformar el sistema de inmigración tendrá que esperar hasta después de las elecciones del 2008.
El proyecto de ley estaba muerto desde el empezar. El presidente, la derecha republicana y sus patrocinadores adinerados de las corporaciones fueron los culpables principales en prevenir un programa integral. Si no se consigue ninguna reforma del sistema de inmigración, será debido principalmente a su avaricia y política reaccionaria.
Bush absolutamente tuvo que no solo tener un programa de trabajadores huéspedes, sino tener el peor programa de trabajadores huéspedes que una mente torcida pudiera inventarse. Hubiese tenido a las familias de inmigrantes corriendo entre su país de origen y Estados Unidos, sin derechos a nada excepto matarse trabajando para patrones estadounidenses no escrupulosos, y después tener que regresar a sus países para morirse de hambre cuando sean ancianos.
Bush y los otros como él ni estaban dispuesto modificar un programa de trabajadores huéspedes para que estos, después de un tiempo en el programa, puedan conseguir puntos hacia la residencia legal permanente. No podía ser solo un nivel moderado de explotación, sino que tuvieron que tener un programa que hubiese sacado la última gota de sangre del trabajador huésped.
El resultado de esto fue que la AFL-CIO y otras organizaciones laborales y comunitarias se opusieron al proyecto mientras otros no estaban muy entusiasta con la legislación.
Igual como la extrema derecha republicana estaba trabajando sin cesar en contra de cualquier tipo de reforma migratoria, las fuerzas progresistas estaban trabajando en contra este proyecto específico, cosa que estaba condenado a fallar.
Muchos en el Partido Republicano han decidido que van a tratar de hacer en el 2008 lo que hicieron, pero que no trabajó muy bien, en el 2006. Eso es usar los ataques contra los inmigrantes como manera de distraer la atención de los votantes de la guerra en Irak y las crecientes ganancias de las corporaciones. Se pasan el tiempo conjurando el cuco de inmigrantes alborotados que están “destruyendo al país”. Esto lleva la discusión sobre inmigración hacia la derecha. Se cambió de un debate sobre ¿Son los inmigrantes bueno o malos para el país? a uno de ¿Como podemos destruir a los inmigrantes antes de que nos coman a nuestros bebés? Y todo tipo de desinformación fue introducido en el debate de fuentes desacreditadas como el tal llamado “Center for Immigration Studies”, sin nadie en los principales medios de comunicación retándolos.
Los presentadores de programas, o mejor decir los gritones, rabiosos de las noticias en cable y programas de radio, fueron permitidos a envenenar las ondas radiales día tras día con diatriba racista basada en información falsa sobre como los inmigrantes son los que traen la delincuencia, enfermedades y el terrorismo.
Los jefes de las corporaciones mediáticas los dejaron hacerlo sin ninguna preocupación de responsabilidad social, sin ni pensar que esto pudiera provocar matanzas de inmigrantes. Esta gente vendieron los productos a través de los anuncios y no les importaba si se estaban convirtiendo en neonazis al mismo frente de uno.
A los demócratas tampoco se le puede excusar. En primer lugar, estoy convencido de que hacer las negociaciones para el proyecto de ley a escondida con el gobierno de Bush fue un error. El proceso regular del Senado de vistas públicas en donde los argumentos antiinmigrantes se podía desacreditar y los argumentos pro inmigrantes se podía difundir se debiera haber usado.
Visto que una parte gritaba que los inmigrantes eran invasores asesinos y la otra parte (los demócratas) no retaban esto, no en balde mucha gente estaban confundidos.
No podemos tampoco no responsabilizarnos a nosotros mismos del movimiento pro inmigrantes. Las grandes marchas del año pasado se debieran haber transformado en un movimiento masivo de presión política al Congreso y la Casa Blanca, y también la educación del público sobre el tema de inmigración. En vez, el movimiento creado se gastó en peleándonos entre las diferentes facciones del movimiento. Mientras que el cabildeo antiinmigrante trabajaba noche y día para presionar a los congresistas y senadores, las fuerzas pro inmigrantes estaban extrañamente calladas como si pensaran que las marchas masivas en si solas hubiese convencido al Congreso hacer lo que querían.
Esto muestra una falta de sofisticación política porque es precisamente lo que temen los políticos de las marchas masivas en las calles - que puedan convertirse en votos en su contra. Ya los republicanos están viendo cambios entre los votantes latinos por sus ataques en contra los inmigrantes y el racismo contra los latino.
Todo no está perdido. No debemos aceptar la idea de que la lucha por los derechos de inmigrantes tiene que esperar hasta después de las elecciones del 2008. Tenemos que regresar a las calles, y a la legislaturas, con demandas por un moratorio contra las redadas y las deportaciones y por acción en el Congreso para que pasen una reforma migratoria integral que respeto los derechos de los trabajadores inmigrantes y no inmigrantes además de los de sus familias.
¿Qué pasó con la reforma migratoria?