Agencia Ambiental paga a familias por exponerles a sus hijos a pesticidas

WASHINGTON – La Agencia Norteamericana de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) paga a familias seleccionadas que “aplican o que dejan aplicar pesticidas dentro de su casa de manera rutinaria” para estudiar a sus bebés, según documentos de la agencia divulgados hoy por el grupo “Empleados Públicos por Responsabilidad Ambiental” (PEER, por sus siglas en inglés). Cuando los científicos de la agencia comenzaron a cuestionar la ética del estudio, la EPA sacó el protocolo del estudio de su sitio de Internet y distribuyó un breve “Informe de Oficio” que los científicos ya califican como desinformación.

Llevado acabo con fondos del Consejo Norteamericano de la Química, organismo que representa a 135 compañías, entre ellas fabricantes de pesticidas, el Estudio Investigativo de Efectos Ambientales sobre Niños (CHEERS por sus siglas en inglés), investigará cambios de crecimiento y desarrollo en bebés y niños, desde su nacimiento hasta los 3 años de edad, expuestos a pesticidas en sus hogares. Ubicado en Jacksonville, Florida (Condado de Duval), el estudio investigará a 60 bebés y niños. Científicos de la agencia no relacionados con el estudio están expresando sus preocupaciones por lo siguiente:

• Incentivos monetarios. El estudio hace pagos de hasta $970 a las familias por participar durante el período entero de dos años. Las familias que completen el estudio también se pueden quedarse con la cámara de video que se les proporciona para grabar evidencias del comportamiento de sus bebés. Además, a las familias se les regalan baberos, playeras, y otros artículos promocionales. A las familias se les reclutan de clínicas públicas y hospitales.

• Falta de tratamiento. El estudio no hace provisión ninguna para la intervención si los bebés o niños muestran evidencias de problemas en su crecimiento y desarrollo, u si se les registran niveles alarmantes de pesticidas en la orina. Al contrario, las familias siguen participando en el estudio mientras avisen a los investigadores cada vez que se apliquen pesticidas en los hogares.

• Falta de educación. A diferencia de los demás programas ambientales en este área, el estudio no les proporciona a participantes ninguno información sobre maneras seguras y apropiadas para aplicar o guardar pesticidas en el hogar. Tampoco se les ofrece a las familias participantes información ninguna sobre los riesgos de exponerse de manera prolongada o excesiva a las pesticidas.

Los científicos de la EPA comenzaron a expresar estas preocupaciones y a cuestionar el valor mismo del estudio. No se excluyen ni a trabajadores de la agricultura ni a otros que estén expuestos a las pesticidas fuera del hogar, ni a niños con problemas de salud preexistentes. Muy al contrario, el protocolo del estudio declara “No será posible sacar de los resultados de este estudio inferencias para una población más grande.”

La EPA reaccionó a estas cuestiones quitando el protocolo del estudio de su sitio de Internet. Luego, la agencia comenzó la distribución de un Informe de Oficio de dos páginas que declara, “A los participantes no se les obliga usar pesticidas”. Mientras un 10 por ciento de los participantes conforman el “grupo control” con una presencia baja o nula de pesticidas en sus hogares, el 90 por ciento que queda son elegibles a entrar y a quedarse en el estudio solamente si aplican pesticidas de manera rutinaria. Y, en realidad, a los niños se les seleccionan basado en niveles residuos de pesticidas detectados en “una muestra obtenida de la superficie del cuarto principal en el cual el niño pasa su tiempo”.

El director ejecutivo de PEER, Jeff Ruch, dijo, “Si la EPA va llevar acabo experimentos sobre sujetos humanos, especialmente a los bebés, ha de tomar medidas extraordinarias para hacer todo a plena luz de día y para protegerles la salud a sus sujetos”. Notó que la administración Bush ha tratado de liberalizar los reglamentos que gobiernan pruebas humanas de pesticidas y sustancias químicas. Añadió, “Sacar el diseño del estudio del sitio de Internet de la EPA y luego emitir declaraciones defensivas, repletas de habladurías, inspira muy poca confianza”.

En su Informe de Oficio, la EPA declara que los “protocolos del estudio han sido revisados y aprobados por cuatro Comités de Revisión Institucional Independiente para la protección de los sujetos humanos” pero no pone a la disposición del público copias de estas revisiones.

El Consejo Norteamericano de la Química, grupo que contribuyó 2 millones de dólares a CHEERS, también cabildeó exitosamente para que se incluyan en el estudio cuestiones de contacto con sustancias antiincendiarias y otras sustancias químicas domésticas. La EPA defiende la participación de la industria, subrayando los 80 contratos de investigaciones similares que ha tenido con la industria.

“El peligro de estos arreglos es que para ganar el apoyo de la industria EPA diseña sus investigaciones para servir a los objetivos científicos corporativos primero, y la salud pública toma segundo lugar,” dijo Ruch.

— PEER