LA HABANA (Prensa Latina) – Frente al criterio de que el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA) liberalizará el comercio, se alzan voces que consideran el proyecto un arreglo para regularizar el intercambio, pero con bases que no serán ni justas ni equitativas.
Para Gonzalo Yánez, dirigente del Partido del Trabajo de México y director de su sistema de escuelas de cuadros, de lo que se trata es de la anexión de las ganancias y la desanexión de las pérdidas por Estados Unidos, mientras Latinoamérica y el Caribe absorberán solo las pérdidas.
Yánez, asistió recientemente a una reunión sobre el ALCA que agrupo en La Habana a unos 800 dirigentes políticos, sindicales, estudiantiles y religiosos, y expresó a Prensa Latina sus criterios sobre el plan promovido por Estados Unidos cuyo inicio esta previsto para el 2005.
Prensa Latina: Los apetitos norteamericanos respecto a América Latina y el Caribe no son nuevos. ¿Se puede incluir el ALCA en esta orientación?
Gonzalo Yanes: Antes del ALCA estaríamos hablando de un imperialismo hegemónico, después del ALCA de un imperialismo totalitario. Es decir, antes había una alianza con las oligarquías nativas para su mutuo beneficio, pero ahora es colocar, no solo a los pueblos, sino también a los sectores más amplios de las burguesías nacionales a su servicio.
Es la anexión económica, es la anexión comercial, es la anexión de las ganancias y es la “desconexión” de las pérdidas. El ALCA “estadounidiza” las ganancias y “latinoamericaniza” las pérdidas; es neoliberalismo para América Latina y el Caribe, y capitalismo proteccionista para Estados Unidos.
No es verdad que el neoliberalismo es un proyecto para todas y para todos, porque al interior de Estados Unidos no se aplica el neoliberalismo, se aplica el capitalismo proteccionista. Esto, sobre todo, se ve en lo relacionado con la producción agrícola.
Los agricultores “gringos” reciben gigantescos subsidios, mientras que a los latinoamericanos se los retiran. En ese sentido no hay libre comercio, es una falacia que el ALCA sea un proyecto de libre comercio, lo que en realidad existe es un comercio capitalista de corte imperial.
Si existiera el libre comercio no habría necesidad de echar a andar el ALCA, que va a ser un contrato para establecer reglas.
Por lo tanto el comercio no es libre, es comercio regular, solo que no igualitario, con bases de justicia y equidad, sino subordinado al comercio estadounidense, es la economía latinoamericana y caribeña subordinada a la estadounidense.
PL: ¿Por que es así? ¿Como es que los gobiernos callan? ¿Por que son cómplices totales del imperio?. ¿Porque las oligarquías políticas que actualmente gobiernan en nuestros países son peones del gobierno estadounidense?
GY: Estamos hablando de que el ALCA tiene sus avanzadas, económicas y políticas, por eso los gobiernos, salvo las gloriosas excepciones de Cuba y de Venezuela, son, incluso, sus promotores.
No solamente no se resisten, sino que lo promueven. Habría que decir que hay un sector de la burguesía brasileña que no esta de acuerdo, porque tiene una planta productiva propia y autónoma, y saben que con el ALCA van a ser avasallados.
Hay también resistencias localizadas, pero en general los gobiernos latinoamericanos son peones del imperio.
Los ejemplos más brutales son la polarización en Ecuador y El Salvador. En el caso de Ecuador la constitución establece que la moneda nacional es el sucre. El ALCA está pasando inclusive sobre los marcos jurídicos de las burguesías liberales tradicionales.
Otra avanzada es el Plan Puebla Panamá. Otra lo es el Plan Colombia, que ya impacta a varios países, y lo es también la Iniciativa Regional Andina. Es decir que ellos por un lado platican, pero por otro avanzan, en un doble juego donde Estados Unidos demuestra no solo su apetito, sino su fuerza, su poder totalitario.
Con el ALCA nos están enfrentando, ni más ni menos, que al secuestro de nuestras economías. Si prospera el proyecto, vamos a ser latinoamericanos solo de nombre, porque de hecho estaremos anexionados, en una situación en la cual le van a pertenecer a Estados Unidos solo las buenas, no las malas; las malas van a seguir latinoamericanizadas, y más malas. O sea que estábamos mejor cuando estábamos peor.
PL: El TLC en México operó como un ensayo previo ¿o no?
GY: Para mi el ALCA no es la extensión del TLC, sino al revés, el TLC fue el primer paso de la ideología “alquista”, que va a la segunda conquista. En ese tenor ellos también avanzaron imponiendo el modelo neoliberal a nuestras naciones.
En México fue muy claro que las conversaciones y negociaciones del TLC fueron públicas. ¿Por que las del ALCA son cerradas y clandestinas? Porque cuando se monta el TLC en México el modelo neoliberal estaba en etapa de florecimiento, y ahora esta en plena decadencia.
En México, además, se van a encontrar cinco ejes bajo los cuales fue posible echar a andar el TLC: que íbamos a ingresar al Primer Mundo; entraríamos en la modernidad; recibiríamos cuantiosas inversiones de capital para incrementar sustantivamente la tasa de crecimiento económico; habría oportunidades de empleo para todos y por último, que tendríamos acceso al mercado económico más poderosos del orbe, el estadounidense.
Fue con ese discurso que ellos ganaron la batalla mediática. !Era el paraíso! Incluso, si se hubiera convocado a un plebiscito, las fuerzas revolucionarias y de izquierda lo habríamos perdido, porque ellos ya habían ganado la batalla informativa.
PL: ¿Que saldos arroja el TLC luego de ocho años?
GY: Del primero de enero de 1994, cuando México ingresa al TLC junto a Estados Unidos y Canadá, a la fecha, los saldos han sido funestos.
Debo decir que ese mismo día estalla el movimiento zapatista, pero ojo, no lo hizo antes. O sea, que la protesta fue al bautizo, pero no el embarazo, y esto nos debe dar la primera lección: no hay que protestar contra el ALCA una vez que se consume, sino antes, para inhibirlo, neutralizarlo. Esa es la primera lección.
Desde entonces, los saldos económicos han sido: la pérdida de dos millones de empleos; la fuga de capitales por un monto de 60 mil millones de dólares; reducción del salario real de todos los trabajadores en 25 por ciento y un campo totalmente devastado.
Por ejemplo, nosotros éramos autosuficientes en la producción de maíz, y ahora debemos importar las cuatro quintas partes del que consumimos. Una tragedia que los análisis más objetivos aun no han identificado en toda su magnitud.
En un primer momento, las izquierdas no tuvimos la claridad ni la capacidad suficientes para identificar el fenómeno y sus consecuencias. Hemos tenido que sufrir los dolores del parto del TLC, para poder entender ahora todos los horrores de esa criatura que se llama ALCA, para tener claridad de lo que va a ser.
PL: ¿Es vital entonces ganar la batalla informativa?
GY: La clave hoy es dar una batalla hemisférica de ideas, porque si la gente no esta informada ¿contra que se va a oponer? ¿Contra que va a luchar? Claro que hay que ganar la batalla ideológica, porque la experiencia demuestra que la gente pobre, no solo económicamente, sino pobre en información, pobre en conocimiento, es susceptible a la manipulación y al control.
El ALCA es una ideología, es una política, y es una economía, por eso es decisivo ubicar que junto a la lucha contra el ALCA, hay que desarrollar una propuesta a favor de la integración real.
ALCA: Comercio sin equidad ni justicia