Brasil: Un sueño que quiere ser realidad

Bajo la atenta mirada de los pueblos de América Latina y del mundo, el Partido del Trabajo (PT) de Brasil, y sus aliados, iniciaron este 1 de enero una gran aventura: convertir una esperanza de justicia y democracia participativa, el sueño de una sociedad con igualdad de oportunidades y progreso, en una realidad.

Gigantesco reto por el que lucharon casi 22 años, encabezados por el histórico dirigente obrero metalúrgico y socialista, Luiz Inacio “Lula” Da Silva, hoy presidente de un país que está entre las nueve economías más grandes del mundo.

Lula lleva un equipo ministerial de su partido. Son 14 (cuatro mujeres) los afiliados al PT, varios con importante experiencia de gobierno regional y local, además de una importante trayectoria en la organización social y el trabajo intelectual.

Produjo resquemores el nombramiento del presidente del Banco Central, Meirelles, ex presidente del Bank Boston, de gran peso en Brasil.

Podría apuntar a ganar credibilidad en mercados financieros, pero también a comprobar la viabilidad de un proyecto nacional de reactivación económica equitativa y pluriclasista, en alianza con sectores interesados en un cambio de rumbo respecto a la priorización de la especulación y las privatizaciones, con desinterés en promover el mercado interno. Un complejo juego de equilibrios.

En todo caso, el proceso será difícil pues hay un fuerte embalse de demandas sociales y exigencias de cambio del Movimiento de los Sin Tierra y sectores empobrecidos.

No olvidemos que Lula acaba de señalar que hace 30 años que la distribución del ingreso no cambia en Brasil, que la movilidad social está casi estancada, que el sistema de planeamiento estatal está casi inoperativo.

Asimismo, que el promedio de participación en el sistema educativo en muchas áreas no rebasa cuatro años y que (el presidente saliente Fernando Enrique) Cardoso deja una deuda interna que en ocho añossubió del 30 al 60 por ciento del Producto Interno Bruto y un presupuesto magro e insuficiente.

El reto es enorme, pero Lula y el PT acudirán a la fuerza de la organización y movilización social, al afán de concertar un nuevo pacto social y a movilizar la enorme fuerza del mercado brasileño y de la unidad latinoamericana.

Una esperanza está en marcha.