PITTSBURGH — En Louisville, Kentucky, trabajadores activo y jubilado, jóvenes y ancianos, vocearon cargando letreros afuera del Centro Kentucky durante un discurso del presidente Bush para tratar de vender su plan de privatización del Seguro Social, mientras sacaron a tres del auditorio donde hablaba. En Memphis, Tennessee, cuatro fueron echado cuando Bush apareció ante una multitud escogida a mano. En Montgomery, Alabama, la federación laboral hizo una manifestación. Y en Shreveport, Louisiana, los residentes protestaron ambos los planes de privatizar el Seguro Social y la guerra en Irak.
No obstante que Bush fue a Florida, Arizona, Nuevo Méjico y Colorado, las encuestas enseñan que 56 por ciento desaprueban de como él está bregando con el Seguro Social, mientras que solo 37 por ciento apoyan la privatización del Seguro Social. “Si él tiene problema vendiendo su plan en los estados rojos [que votaron por él], usted se puede imaginar que duro será en los estados azules [que votaron por el senador John Kerry]”, dijo Harold Ford, congresista demócrata por Tennessee.
Afuera del “comercial”, como lo han llamado algunos medios noticiosos del sur, un grupo de 150 voceaban, “No más mentiras, no lo privaticen”. James McMillin, maestro jubilado, pudo pasar los piquetes y entrar al Centro Kentucky para escuchar a Bush. Cuando McMillin descubrió que no iban permitir preguntas, él decidió interrumpir, gritando que Bush “está tratando de deshacer el Seguro Social”. Él fue uno de los tres que botaron. Afuera del Centro, él le dijo a la prensa que es necesario que se escuchen a otra gente. “Aparentemente el señor Bush está coordinando y orquestando” sus reuniones con el público.
Privatizar el Seguro Social es una “idea estúpida” de acuerdo a David Bronner, director del exitoso sistema de jubilación de Alabama. Bronner aumentó los recursos de su programa de $500 millones a $26.000 millones. Él dice que el plan de Bush básicamente significa que “estás tomando un programa que tiene un problema y estás creando tu propia crisis”.
El día antes de la visita de Bush a Montgomery, Bronner le dijo a la Cámara de Comercio de su estado que él se opone al esquema de privatización de Bush, diciendo que destruiría el Seguro Social. Él le dijo a grupo de comerciantes que “El plan de Bush para el Seguro Social es perjudicial para 98 por ciento de la gente de Alabama”.
Más francamente, en una manifestación auspiciada por la Federación del Trabajo de Alabama, el representante estatal John Robinson dijo a gritos que ellos estaban ahí para decirle a Bush que no toque el Seguro Social.
Familias trabajadoras están luchando para salvar el Seguro Social, que desde el 1935 ha sido el programa gubernamental de mejor éxito. Sus líderes ven una agenda aun más siniestra en la retórica de Bush.
Lynn Williams, ex presidente del sindicato de Obreros Unidos Siderúrgicos, y actualmente el dirigente de SOAR, la organización de obreros siderúrgicos jubilados que cuenta con miles de miembros en EEUU y Canadá, dijo que él cree que los planes de privatización de Bush son para rescatar a las corporaciones.
Él veterano dirigente sindical dijo, desde su casa en Toronto, Canadá, que una señal seguro de que es un juego para estafar es la promesa de dinero gratis o fácil para “hacerse rico rápido”. “Bush está vendiendo las cuentas privadas para reemplazar el Seguro Social de la misma manera que él vendió los recortes de impuestos para las corporaciones en el 2001”. Williams dice que Bush dice “es su dinero. Ustedes pueden controlarlo mejor que el gobierno”. “Mientras tanto la bolsa de valores tiene grandes problemas, el déficit comercial y las pérdidas de empleo vuelan por el cielo – como le hemos estado diciendo a los políticos por años – más y más gente, especialmente a la gente joven a la cual él le está tratando de atraer, están sin trabajo o trabajando por menos salarios y sin beneficios, las deudas de familias son más grande y la deuda federal, y hasta Greenspan lo admite, está llegando a proporciones peligrosas. Toda la economía está desordenada”.
“El Seguro Social es el gobierno trabajando para el pueblo”, él dijo. Es “eficiente, fidedigno, y responsable, diferente a las corporaciones o Wall Street”, agregó.
A pesar de esto Williams fue optimista, diciendo, “Bush tiene éxito como vendedor, pero yo no creo que va conseguir su meta”.
Aparentemente, Williams tiene razón para ser optimista. El 15 de marzo el Senado, controlado por los republicanos, estaba dividido 50 en favor y 50 en contra una resolución que decía, “El Congreso debe rechazar cualquier plan para el Seguro Social que requiere recortes grande o un aumento masivo de la deuda”. Cinco republicanos se unieron a los 45 senadores demócratas para apoyar la resolución. Los cincos fueron Susan Collins y Olympia Snowe, ambas de Maine, Mike DeWine de Ohio, Lindsey Graham de Carolina del Sur y Arlen Specter de Pennsylvania.
dwinebr696 @ aol.com
Bush encuentra protestas en gira pro privatización