Bush toca tambores de guerra, da espalda a desempleados

El 20 de enero George W. Bush pronunció su discurso sobre el Estado de la Unión norteamericana para el año 2004, y dejó a mucha gente preguntando: ¿De cual Unión y de cual mundo estaba hablando?

Dando a la nación una muestra anticipada de los temas de su campaña de reelección, Bush pasó la primera mitad de su discurso de una hora de largo echándose flores por su política extranjera desagradable, la tal llamada guerra contra el terror, y la “liberación” de Irak. En el tiempo que le quedaba, vitoreó a su tambaleante programa doméstico — recortes de impuestos para los ricos, manteniendo el lucro privado metido en el cuidado de salud, Seguridad Patria, la Ley Patriota, educación, privatizando al Seguro Social, y enfatizando a cuestiones controvertidas como son el matrimonio entre personas del mismo sexo, y las iniciativas sociales por parte de grupos religiosos, financiados por el gobierno. En un esfuerzo para fingirse como imponente, Bush resultó para muchos un mezquino arrogante e hipócrita.

Nuestro Mundo entrevistó a cuatro líderes de Georgia, California, Washington, D.C., y Minnesota respectivamente, para saber sus reacciones al discurso.

Se han perdido más de 3 millones de empleos desde que Bush asumió la presidencia, y se tienen que crear a 226.000 empleos por mes solamente para lograr tener un impacto contra esta pérdida de empleos. El reporte de empleos para diciembre dice que se crearon a solo mil trabajos. “Los únicos empleos creados por medio de los recortes de impuestos [de Bush] han sido para los contables,” dijo Charley Key, secretario tesorero de la AFL-CIO de Georgia a Nuestro Mundo. “El senador Kerry ( demócrata por Massachusetts) lo dijo bien: Bush vive en otro mundo que no es él de la gente trabajadora común y corriente”.

“El asalto por parte de la administración contra el pago adicional para horas extra les abrió los ojos a mucha gente”, dijo Key. El departamento del Trabajo mandó un memorándum a los patrones con consejos sobre cómo robarles a sus empleados en pagarles sus horas extra. “Sería mejor unificar de una vez al departamento de Comercio con el departamento del Trabajo,” dijo él.

Key dijo que su esposa, sindicalista toda su vida, no lo podía creer cuando el presidente hizo un llamado en favor de “sindicatos laborales libres” para los trabajadores de Irak. “Los únicos sindicatos libres que Bush apoya son los que no pueden cobrar sus cuotas”, dijo.

Key también criticó al presidente por su apoyo poco sincero para las tropas en Irak. “La mitad de nuestros miembros apoyan a la guerra, y la otra mitad no, pero todos apoyan a las tropas”, dijo Key. “Ellos son trabajadores y trabajadoras también. Han recibido un trato despreciable. El presidente no dijo nada sobre cómo va cuidarles cuando vuelvan a casa”.

Es notable que faltaban por completo en el discurso del presidente las palabras “veteranos, pobreza, desempleo, racismo, paz, medio ambiente, Osama bin Laden, el planeta Marte, y la crisis en los presupuestos de los estados”.

En 2003, los estados enfrentaron a sus peores déficit en presupuestos desde la Segunda Guerra Mundial. La gente de California, un estado que se enfrenta a una déficit de $26 miles de millones, temen sufrir recortes severos a la educación y a los servicios sociales. La representante demócrata Loreta Sánchez, quien representa al condado de Orange en el sur de California, dijo que existe un fracaso “estructural” en el plan económico de Bush, que proyecta un déficit tremendo durante los próximos 10 años.

Sánchez dijo que estados y comunidades locales se encuentran en aprietos extremos tratando de mantener a servicios de emergencia, bomberos, y policía. “La administración ni siquiera ofrece dinero para la Seguridad Patria y los primeros auxilios”, dijo.

Sánchez apoya a medidas para fortalecer a la seguridad nacional, pero dijo, “Los recursos de la Seguridad Patria deben ser destinados a poner alto a los que nos quieren dañar — no a parar a trabajadores que cosechan fruta o que cortan hierba — esos no nos quieren hacer ningún daño”.

Sánchez se mostró crítica del plan de inmigración de la administración, porque no ofrece ningún sendero hacía la residencia permanente ni a la ciudadanía para esos 8 a 10 millones de gente que ya están aquí.

“Bush no ofreció detalles sobre como va absorber este país a los 10.000 combatientes malheridos en el momento que se están recortando a los beneficios de veteranos. Esa fue una omisión grande”, dijo.

La brecha entre palabra y obra fue tema para el reverendo Graylan Hagler, presidente de los Ministros pro Justicia Racial, Social y Económica, y ministro encargado de la iglesia

Congregational United Church of Christ, en la parte noreste de Washington, D.C.

Hagler sirvió como activista en el esfuerzo para forjar a una respuesta religiosa al discurso de Bush. Organizó a 50 congregaciones en Maryland, D.C., Pennsylvania, Ohio, Illinois, Texas, Colorado y California, para reunirse en sus casas de oración respectivas con fines de “examinar [lo] teológicamente y moralmente”.

Hagler dijo que creyentes musulmanes, judíos y cristianos se reunieron en Plymouth. “Todos sentimos que en su discurso hacía grave falta el imperativo de las sagradas escrituras que exige la justicia. Las sagradas escrituras nos dicen que la guerra es mala, y no es respuesta adecuada a la violencia”.

Bush ayuda a “los más ricos de aquellos, y no a los más mínimos de aquellos”, dijo Hagler. “La fe no es lo que declaramos, es lo que hacemos. Esta administración no se ha preocupado por levantar a los pobres ni a los marginados”.

Las iniciativas de Bush sobre el matrimonio y las iniciativas religiosas solo sirven para promover a la división, dijo Hagler. “El dinero de los impuestos fluyen a esas instituciones religiosas que promueven a la homofobia y a los prejuicios raciales y sexuales”, dijo.

El programa presentado por Bush en su discurso cayó a tierra como “globo de plomo”, comentó Diane O’Brien, directora de Comunicaciones de la AFL-CIO de Minnesota. “No fue ni verídico ni sincero. Esta administración desprecia masivamente a la gente que hace el trabajo en este país”, dijo.

Se puede comunicar con la autora al talbano@pww.org.