Cuando el Congreso Especial del Partido Comunista Sudafricano se convocó el 8 de abril en Durban para evaluar los “retos, defectos y lecciones” del la última década, el ambiente de los 600 delegados e invitados era uno de seriedad pero también alentador.
Congreso Nacional Africano (CNA) ganó un mandato popular de 70 por ciento en las elecciones del 1995, después del derrocamiento de régimen racista apoyado por Estados Unidos, hubo una gran expectativa. La toma de poder del nuevo presidente Nelson Mandela fue símbolo de un viraje histórico en la vida de una nueva Sudáfrica no racista.
Desde entonces el gobierno CNA busca dirigirse a los problemas de gran pobreza de la población negra y el desarrollo económico del país, trabajando junto con sus aliados principales – el CNA, el Partido Comunista Sudafricano (PCSA), y el Congreso de Sindicatos Sudafricano (COSATU por sus siglas en inglés).
Charles Nqakula, presidente nacional del partido, notó en su discurso de saludo a los participantes que a pesar de los cambios profundos, “nuestra sociedad continúa siendo dominada por un régimen brutal e inhumano de acumulación capitalista. Es una vía de acumulación que se mantiene fundamentalmente sin ser transformada”.
Las palabras de Nqakula y las de Blade Nzimande, el secretario general del PCSA, hicieron un énfasis renovado sobre la urgencia de crear empleo e eliminar la pobreza, especialmente en vista de los despidos masiva de los últimos años. Nzimande habló de “acciones obreras intensificadas” y “lucha de clase intensificada” para avanzar los intereses de la clase trabajadora y los pobres sin tierra. El congreso también delineó una visión declarando a los próximo 10 años como la “década de los trabajadores y los pobres”.
Nqakula exigió a los comunistas que se envuelvan intensificadamente en todo sectores del gobierno, en los vecindarios, en las fábricas y minas, en las universidades y otros sitios.
El respeto profundo que cual gozan los comunistas de Sudáfrica fue evidente, incluyendo en el discurso al congreso de Thabo Mbeki, presidente del país.
Mbeki saludó al PCSA por su papel político innovador en caracterizar a la Sudáfrica en la época del apartheid como un “colonialismo de tipo especial”, y por trazar un sendero a la liberación del sistema racista de opresión.
Él dijo que las prioridades principales del país hoy son la construcción de una sociedad no racista y no machista, y la lucha contra la pobreza. “¿Qué tipo de intervenciones debemos hacer para hacer un impacto al sistema capitalista para mejor luchar contra la pobreza?”, él preguntó. “No puede solo ser una resolución negociada o [un] acto para decir ‘abajo con la pobreza’”.
Zwelinzima Vavi, secretario general del Congreso de Sindicatos de Sudáfrica, expresó su solidaridad con el PCSA y dijo que los trabajadores se han beneficiado de esta primera década de democracia.
“Primero, ganamos el espacio democrático donde podemos trabajar, sostenido por una constitución progresista”, dijo él. “Ustedes tienen solo que mirar a nuestros vecinos en Zimbabwe y Swazilandia para entender que tanto espacio político fue ganado por la clase trabajadora y sus aliados en Sudáfrica”.
“Segundo, los trabajadores han ganado derechos en el sitio de trabajo, como contenido en nuestras leyes laborales progresistas”, Vavi dijo. “La tercera ganancia principal para la clase trabajadora fue la provisión de servicios básicos, incluyendo casas, servicios de salud, agua, electricidad, educación, etcétera, especialmente en áreas rurales ... [Pero] todavía, hay millones que no tienen acceso a estos servicios básicos y hay una verdadera posibilidad de que, con los aumentos de precio de estos servicios, se los corten a esos que actualmente gozan de ellos”. El dirigente sindical declaró que los servicios básicos eran necesarios para aliviar y transformar la división de trabajo en las familias – que más recaen sobre la mujer.
Se estima que la tasa de desempleo es de 30 por ciento, él dijo, y la eliminación de trabajo es un gran problema, particularmente en las minas y los textiles. El desempleo juvenil es muy severo, y la epidemia del VIH/SIDA continúa arrasando.
Para resumir, Vavi dijo, “la transformación política no ha sido igualada por una transformación substancial de poder económico ... En términos económicos, el capital ganó más y ha sacado masivos beneficio a costo de grandes” recortes de empleo.
Vavi observó, “El poder económico todavía está en las manos del capital monopolista blanco. La burguesía negra aspirante y vocal todavía es pequeñita y depende mucho del Estado y las empresas blancas para su supervivencia”.
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