Condenan represión policiaca de Miami

MIAMI — Calificándolo como “operativo militar,” los organizadores del grupo “Alto al ALCA” denunciaron el uso “sin precedente, innecesario y sin provocación” de la fuerza por parte de la policía aquí el 20 de noviembre contra manifestantes legales y pacíficos.

Agentes de policia, vestidos de “robo-cop” estilo siglo XXI, atacaron a manifestantes con gas lacrimógeno, armas de choque eléctrico y balas de goma, sembrando terror y pánico. Los manifestantes sufrieron dolores en los ojos y gargantas, verdugones, cortes y contusiones.

Algunos 25.000 trabajadores, estudiantes, ecologistas, activistas religiosos, artistas, agricultores, inmigrantes y jubilados habían llegado desde todo el país y el hemisferio para expresar su oposición al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el esquema propuesto para promover el “libre comercio” con todo el hemisferio, menos con Cuba. Los manifestantes dicen que el ALCA daría demasiado poder a las corporaciones, sacrificando empleos, derechos de los trabajadores, salarios, el medio ambiente, agricultura, democracia y control local comunitario por toda las Américas.

Participantes estaban en el anfiteatro Bayside escuchando a los discursos después de la manifestación, mientras otros descansaban en las calles, algunos bailando frente a las lineas de policía, cuando de repente la policía, sin aviso previo, lanzó gas lacrimógeno y balas de goma contra los manifestantes. Miles de estos, entre ellos personas jubiladas, se vieron obligados a correr buscando refugio. Muchos fueron atrapados por el avance de las lineas de policía.

El bulevar Biscayne, zona principal del centro de Miami, se pareció a una zona de guerra durante las dos horas de desorden policíaco. Manifestantes que buscaron refugio en un hotel cercano vieron con horror el escenario. Agentes de la policía y reporteros “empotrados” portaron mascaras antigas, mientras un carro blindado patrullaba la calle. Cientos de personas quedaron atrapadas a un lado de la calle, sin salida. Los que se encontraban al otro lado de la calle se tuvieron que huir a los barrios cercanos.

Thea Lee, la principal economista internacional de la AFL-CIO, que mide apenas cinco pies de estatura, dijo a una conferencia de prensa el 21 de noviembre que había encontrado a un grupo de personas ancianas tratando de localizar a su autobús. Estaban atrapados entre el avance de dos lineas de policía. “Nuestras personas de edad avanzada estaban absolutamente aterrorizadas, justo como lo fui yo”, declaró Lee. Se acercó ella a la policía, identificándose como parte del equipo AFL-CIO. “Me gritaron, me ordenaron a gritos, me forzaron para atrás,” dijo ella. Después que les pidió urgentemente no usar gases lacrimógenos, la policía por fin retrocedió.

”Estamos avergonzados de la ciudad de Miami,” declaró Lee.

Brandon Slatterly, de 22 años, parte del contingente de 50 personas de la Liga de Jóvenes Comunistas / Partido Comunista, se vio obligado a huir con otros más a los barrios cercanos. “Nadie quiso meterse en ninguna clase de enfrentamiento. Nos comportábamos de manera pacífica en todo momento. Pero la policía nos persiguió, incluso con un carro blindado, disparándonos a todos con balas de goma. Cuando la gente trataba de ejercer sus derechos, la policía se ponía más violenta”.

Durante un periodo de dos días, entre el 20 y el 21 de noviembre, fueron arrestadas más de 250 personas. Entre ellos se encontraba Ben Killmon, de Florida, piloto de avión de 70 años de edad y sindicalista, así como varios presidentes sindicales de otros países. Representantes de las cientos de organizaciones participantes en las manifestaciones calificaron a la violencia policíaca y los arrestos como un atentado contra los derechos constitucionales, democráticos y humanos.

La abodaga Brenna Bell, del Colectivo pro-Defensa de Activistas de Miami, le dijo a una rueda de prensa aquí el 21 de noviembre que la violencia policíaca de Miami fue “un imagen en pequeño de lo que está pasando a las manifestaciones alrededor del país y en el mundo: Una siempre creciente represión a la gente que solo están tratando de levantar sus voces y sus ideas”.

Mientras sobrevolaban helicópteros de la policía, Bell predijo que esta violación sin precedente de los derechos provocaría a muchos pleitos jurídicos civiles. “Esto aún no ha terminado”, aseguró ella.

“El alcalde de Miami dijo que esto era un plan para la Seguridad Patria”, declaró Bell. “Pués, yo no me siento muy segura”. Ese mismo día más tarde, Bell y 60 otros fueron arrestados en una redada policíaca dirigida contra una manifestación pacífica de solidaridad cerca de la cárcel.

Dirigentes sindicales rechazaron determinadamente a los atentados que buscan dividir a la coalición anti-ALCA de uniones laborales y “grupos de interés común”. El vocero de la AFL-CIO, Ron Judd, le dijo a reporteros, “La AFL-CIO se mantiene en solidaridad con los compañeros y las compañeras en el Centro de Bienvenida [anti-ALCA]”. La historia del movimiento sindical, dijo Judd, es “proteger a los que estén bajo ataque”.

Citando a “un sinnúmero de incidentes de represión humillante con los cuales se ha cubierto con deshonra la Fuerza de Policía de Miami,” el presidente del sindicato Obrerors Siderúrgicos Unidos de Norteamérica (USWA), Leo Gerard, hizo una llamada a una investigación por parte del Congreso, del “estado policíaco masivo” desencadenado contra la manifestación, apoyado en parte con fondos federales.

“Lo doblemente condenable es que nueve millones de dólares en fondos federales destinados a la reconstrucción de Irak fueron malgastados en este propósito despreciable”, dijo Gerard en un comunicado de prensa emitido por el USWA. ¿Cómo podemos esperar construir la democracia en Irak, mientras usamos la fuerza masiva para desmantelarla aquí en casa? Preguntó él.

Dijo Gerard que el jefe de la policía de Miami, John Timoney, debiera ser despedido, y todos los cargos contra manifestantes pacíficos deben ser levantados.

Organizadores de la AFL-CIO dijeron que antes de la manifestación, habían negociado por tres meses y medio con la policía, y que la policía se había renegado a todos los acuerdos. “Queda bien claro que la policía recibió órdenes de las autoridades de Miami. O se renegaron a los acuerdos, o es que mostraron una incompetencia total — tú escoges,” dijo a reporteros Fred Azcarate, director ejecutivo de Trabajos con Justicia.

Se puede comunicar con la autora al talbano@pww.org.