LA HABANA (Prensa Latina) – La espontaneidad y el desenfado caracterizaron los bailables populares con que los cubanos festejaron el primer día del año 2005 y el aniversario 46 del triunfo de su Revolución.
Cuba se reafirmó como una isla de la música con los mejores exponentes del son, la rumba, el bolero y la timba, en un gigantesco espectáculo que tuvo por escenario las principales plazas al aire libre del país.
Con el tradicional cañonazo de las nueve, que en época de la colonia anunciaba el cierre de las murallas que rodeaban la ciudad, los habaneros abrieron el nuevo año entre canciones y ritmos que desafiaron la sorpresiva llegada de una banda de chubascos.
En el anfiteatro de La Habana Vieja, el legendario Septeto Habanero puso a bailar a las familias allí reunidas y despertó la admiración de un grupo de turistas, contagiados por la alegría y el bullicio de quienes corearon viejas e inmortales melodías.
Mientras, en la Tribuna Antimperialista, frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos, la juventud disfrutó hasta bien avanzada la madrugada el concierto del dúo Buena Fé, David Blanco, Los Van Van y la Charanga Habanera, entre diversas agrupaciones de gran arraigo.
Una de las visitantes en la Isla estos días, la finlandesa Katja Katainen, aseguró a Prensa Latina: “Es un espectáculo inolvidable; me complace ver a los cubanos cómo anteponen su entusiamo frente a las adversidades ocasionadas por el injusto bloqueo norteamericano”.
Los principales coliseos de la capital también ofrecieron una programación de lujo con elenco del famoso cabaret Tropicana, en el Teatro Nacional; los Boleros de Oro, en el Teatro Mella; y la reposición de la obra Tíbor Galarraga, en la sala El Sótano.
En síntesis, fue una velada de punta a cabo del país, matizada por ese apego de los cubanos a lo mejor de su cultura popular.
Cubanos festejan su Revolución