Todo iba aparentemente bien. Más de tres millones de personas, latinos y no latinos, inmigrantes, residentes, ciudadanos, colados y sus amigos, marcharon por las calles de cientos de ciudades en Estados Unidos exigiendo y demandando no solamente el cielo para los indocumentados, sino el penthouse del cielo, alfombrado y con comida en el refrigerador.
Es la movilización más grande que haya visto este país, que dejo chiquitas a las marchas contra la guerra de Vietnam y a las del dirigente afroamericano Martin Luther King. El receso del Senado nos vino bien, porque seguimos marchando en las ciudades que faltaban, y los estudiantes se siguieron saliendo de las escuelas, acumulando la presión durante la Semana Santa.
¡Ilusos! Desdeñamos la respuesta “oficial”. Llegó el 19 de abril, con las redadas y arresto de más de mil inmigrantes en 26 estados, todos trabajadores de IFCO, fabricante de plataformas de madera. De sus 5.800 trabajadores, aparentemente, 3.000 tenían números falsos de Seguro Social.
Primero pensamos que era parte de la actividad normal de la Migra para llenar con algunos números sus reportes trimestrales. Pero al otro día el Secretario de Seguridad Interna, Michael Chertoff, se encargó de aclarar las cosas. Se trataba de una acción preparada durante meses, dijo Chertoff, para “remover a los marcianos criminales” del territorio nacional. Marcianos, digo, porque la palabrita esa de “alien” significa marciano, no inmigrante ni trabajador indocumentado.
Acusó a IFCO no solamente de contratar indocumentados, sino de buscarlos directa o indirectamente, y hasta de ayudarlos a conseguir documentos falsos. Agarraron también a 7 ejecutivos de la compañía y los acusan de hacer lo que hacen otros 3 millones de patrones: de explotar trabajadores indocumentados.
En sus conferencias de prensa, Chertoff enfatizó el término “criminal” hasta que se le secó la boca. El segundo término mas usado fue “fugitivos”, y el tercero fue “violadores de las leyes migratorias”. En resumen, marcianos criminales, fugitivos y violadores. Hasta yo estaría de acuerdo en agarrarlos.
En México del Sur, Chertoff tiene un amigo. Aunque los consulados de la Secretaría de Relaciones Exteriores se movieron de inmediato ante las redadas y se declaró que “es urgente contar con el marco legal que requiere el mercado laboral existente entre México y Estados Unidos que garantice los derechos de los trabajadores mexicanos indocumentados en ese país”, el mismo organismo llamó a los miembros del Instituto de los Mexicanos en el Exterior para reunirse en México de inmediato. El objetivo aparente de la reunión, según una fuente “anónima” de la SRE, es “compartir información con los migrantes acerca de la situación del debate migratorio”.
Este es un objetivo bastante curioso, porque nosotros sabemos más y mucho mejor cómo van las cosas de este lado, pero en fin.
A la siguiente frase se les salió la verdad: “Estamos en favor de un tono más moderado”, dijo el mismo “anónimo”, refiriéndose a los llamados a un boicot y huelga general que muchos grupos y oaliciones de migrantes han hecho para el Primero de Mayo. Según un dirigente latino en Texas, “el gobierno está preocupado de que esta acción pueda desviar los esfuerzos comunes a favor de la causa migrante”.
Pero tanto Chertoff como el gobierno de México la regaron. Los llamados a la “cordura” y las amenazas de Chertoff de que “sabemos en dónde están y podemos ir por ustedes cuando queramos” han causado una reacción opuesta al miedo:” coraje.
En Chicago hubo tres conferencias de prensa, dos movilizaciones de protesta y una colecta callejera de miles de dólares en 24 horas ante las redadas. La rabia se dejó sentir en las estaciones de radio, con declaraciones de los antes poco convencidos de que “¡ahora si voy a marchar!”, y las de los ya convencidos de que “ahora marchamos con más rabia”.
En pocas horas, ganamos otro aliado: comerciantes, patrones y dueños de negocios, que ante tal amenaza decidieron cerrar y dejar que sus trabajadores vayan al Primero de Mayo para tener más fuerza. Con redadas, Chertoff y la SRE, el Primero de Mayo va…
Del miedo a la rabia