Después de 13 semanas, una bofetada a la cara

He escrito montón de cartas y correspondencia electrónica durante los últimos meses pero me encontraba tan abrumada por todo esto que realmente no estaba muy segura de mis pensamientos.

He sido bastante vocal en apoyar a mi esposo y los empleados sindicalizados. He escrito, probablemente, un centenar de cartas a todo el mundo que se me ocurrió y a ciertas personas influyentes varias veces. Asistí a todas las manifestaciones. El ira de Dauch [Dick Dauch, presidente de American Axle] puede explicarse como desmoralizador, trágico y ha causado mucho estrés a todo el mundo. Desanima recibir una bofetada a en la cara después de 13 semanas de estar de huelga.

Jamás pensaba que íbamos a encontrarnos en la situación en que estamos. Hace catorce años me sentí bendecida cuando mi esposo, en aquel entonces mi novio, empezó a trabajar en American Axle Manufacturing. Él representaba la cuarta generación de su familia que trabajaba ahí, con muchos tíos, primos, tías y hasta amigos ahí. La mayoría de ellos se jubilaron exitosamente de la fábrica. Yo pensaba que era el lugar que siempre nos iba a proporcionar un hogar, la capacidad de apoyar a una familia y criar a nuestras hijas y enviarlas a la universidad.

Este convenio es un insulto. Sin embargo, creo que si los hombres y las mujeres de AAM no lo aceptan no van a ver otro centavo. Él [Duach] nos tiene atrapados.

Ahora, en papel, no vamos a poder pagar todas nuestras cuentas. Con este convenio nuevo, Dauch nos quita lo que equivale a un pago y medio de la hipoteca de nuestra casa cada mes. También tenemos que pagar por los beneficios, lo que baja aun más a nuestro ingreso. La compra del viejo contrato solo compensa por tres años, ¿Luego qué haremos? Aun no sé realmente lo que vamos a hacer. Lo discutimos todos los días y simplemente no hay suficiente.

¿Para que hablar de las cantidades en dólares cuando es muy posible que nos convertimos en otra estadística perdiendo nuestras casas? De hecho tienen congelada la pensión de mi esposo, aun cuando regresa. No es suficiente para los 14 años de trabajo fuerte matador que mi esposo les dio. Cuando digo matador no exagero. En varias ocasiones mi esposo se ha lastimado su espalda. La primera vez fue tres días antes de nuestra boda de matrimonio cuando lo tuvieron que sacar de la fábrica en una camilla. El doctor de AAM dice que si sucede otra vez va a necesitar cirugía. Esto también hace difícil buscar otro trabajo.

Verdaderamente no entiendo como es posible que Dauch puede presentar estas ofertas ofensivas y sigue durmiendo tranquilamente en la noche. ¿Cómo es posible que un hombre que ha expresado tanta compasión y usado tantas palabras bonitas sobre el obrero norteamericano, se haya convertido en un hombre tan despiadado y vengativo?

Me cuesta aceptar que él puede verse en el espejo cada día sabiendo que hay mas de 3.600 familias luchando para sobrevivir aquí por razón de su codicia y afán por el poder. Idealmente, quisiera que mi esposo aceptara la oferta [de que la gerencia compre su contrato] y decirle adiós a AAM. No quiero que mi esposo trabaje por un hombre que carece de compasión hacia sus empleados y sus familias. No quiero pasar todos los días sin saber si mi esposo va a tener un empleo o cuanto le van a pagar. ¿Sucederá lo mismo en otros cuatro años? ¿Queremos estar aquí para enterarnos? Estas pasadas 13 semanas han sido las más difíciles que hemos aguantado juntos, y pase lo que pase será un tiempo largo hasta que podamos recuperar del desastre financiero y emocional que él nos ha impuesto.

Quisiera decir que me siento conmovida con gratitud por el apoyo que la gente ha prestado a mi esposo y a los empleados sindicalizados de AAM. He visto mucha generosidad de parte de muchos filiales del sindicato de auto. Nos proporcionaron comida, dinero y hasta palabras animadores en los locales del sindicato que yo iba pasando manejando. Nuestros amigos nos han ayudado económicamente y trayéndonos cenas o enviándonos correos electrónicos para animarnos. También nos llamaban para ver si estábamos bien. Hasta personas desconocidas nos ofrecían palabras animadoras cuando se enteraban que mi esposo trabaja en AAM. Esto muestra que todavía hay gente aquí a quienes les importa el prójimo y que sí tienen compasión. Saber que estas personas existen nos ayuda seguir adelante.