Después del golpe: Terror en Haití

El derrocamiento de presidente haitiano Jean-Bernard Aristide por un golpe auspiciado por Estados Unidos ha llevado a Haití al caos, con escuadrones de muerte derechistas dando rienda suelta a una campaña de terror sangrienta contra los partidarios de Aristide a través del país.

Hay informes de que vigilantes y paramilitares están ejecutando a miembros del movimiento Fanmi Lavalás en las calles. Testigos dicen que policía uniformadas, ex líderes militares derechistas, y civiles armados están deteniendo y matando a gente leal al presidente.

Guy Philippe, el nuevo autonombrado “jefe militar” del golpe, recientemente le dijo al diario Miami Herald que la persona que él más admira es el general retirado Augusto Pinochet, que dirigió el golpe de estado fascista contra Salvador Allende en Chile en 1973. En ese golpe Pinochet había ordenado la tortura y matanza de miles de sindicalistas y demócratas chilenos. El segundo de los héroes de Phillipe es Ronald Reagan.

Soldados de la Infantería de Marina estadounidense se apoderaron de Aristide y su familia en su hogar en la noche del 29 de febrero y los llevaron a un avión norteamericano. Fueron llevados a Bangui en la República Centro Africana contra su voluntad. El presidente haitiano pudo telefonear a la congresista demócrata por California, Maxine Waters, a su amigo y fundador de TransAfrica Randall Robinson y a organizaciones noticiosas para decir que fue “secuestrado” por las fuerzas estadounidenses y que era víctima de un golpe.

En una breve transmisión de radio, Aristide dijo que los que lo había derrocado habían “cortado el árbol de la paz” pero que “volverá a crecer”. Él ha estado incomunicado por fuerzas de seguridad francés en Bangui desde entonces.

Un gobierno temporario fue compuesto por EEUU y la elite rica de Haití con Boniface Alexandre, jefe del Tribunal Supremo, como presidente, aunque su instalación le falta la aprobación de la legislatura como requerido por la Constitución. Aristide todavía es el presidente elegido por 92 por ciento del voto en el 2000.

Mientras tanto, Phillip y Louis-Jodel Chamblain, líder de los escuadrones militares de muerte y asesino convicto, están consolidando su control de Port-au-Prince, la capital.

El vicepresidente Dick Cheney le dijo al noticiero de la cadena de televisión Fox el 2 de marzo que ya nadie quería a Aristide porque “él fue elegido democráticamente ... él no gobernó en una manera democrática”. El presidente Bush había indicado anterior que debieran sacar a Aristide.

Pierre Labossierie, fundador del Comité de Acción de Haití del área de la bahía dijo, “Aristide debe se devuelto a Haití inmediatamente”. Él le dijo al San Francisco Chronicle, “La gente de Haití no estaban tratando de construir armas nucleares. Todo lo que hacían era construyendo escuelas”.

La Guardia Costanera de EEUU devolvió a 867 haitianos que buscaban huir del país desde el 21 de febrero. Activistas de solidaridad con Haití exigieron que EEUU le otorgue asilo a los refugiados porque devolviéndolos lo ponen en poder de los paramilitares.

El golpe en Haití es la culminación de una campaña de tres años de desestabilización orquestrada por la administración Bush. La campaña incluyó el bloquear $500 millones en ayuda económica y humanitario, el financiamiento de la oposición (la tal llamada Convergencia Democrática y otros) conectada al grande comercio, una campaña de desinformación contra Aristide, y el armar a los rebeldes.

El congresista demócrata por Nueva York, Charles Rangel, parte de Grupo Negro del Congreso, le dijo a ABC News que el gobierno norteamericano es “tan parte del golpe de estado como los rebeldes, [y los] saqueadores”. El líder de derechos civiles, Jessie Jackson, llamó por una investigación por el Congreso sobre el papel de EEUU en el golpe, específicamente la CIA.

Sanciones económicas impuestas por EEUU, el Banco Mundial, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han paralizado al gobierno de Aristide, y sin duda minado parte de su apoyo popular. Haití, un país de ocho millones, es el más pobre del Hemisferio Occidental, con un ingreso promedio de menos de $2 al día.

Sin embargo, cientos de miles de gente salieron a apoyar al presidente bajo ataque en los meses anterior al golpe, incluyendo en las celebraciones del 200 aniversario de la primera república negra el 1 de enero.

A pesar de hacer concesiones al FMI, Aristide rechazó regalar todo. No privatizó todos los recursos del país y la infraestructura. Él tuvo éxito en alocar fondos para la construcción de escuelas y clínicas. Esto lo hizo un enemigo de la elite privilegiada de Haití y en los ojos de Washington y Wall Street.

El golpe contra Aristide sigue más de 100 años de entrometimiento estadounidense en los asuntos de los países del Caribe y Latinoamérica, incluyendo las invasiones norteamericanas de Grenada en el 1983 y Panamá en 1989. Observadores de la región dicen que esta nueva política de “cambio de régimen preventivo” aumenta el peligro de la intervención norteamericana contra Cuba, Venezuela y en otros sitios.

Se puede comunicar con el autor al malmberg@pww.org.