Discurso de Bush sobre inmigración no es buena cosa

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La semana pasada después de que ambas cámaras del Congreso pasaron proyectos de ley de reforma migratoria el presidente Bush habló sobre inmigración otra vez. Porque él llamó por palabras menos restrictivas y contra “política inecesaria” los medios de comunicación empresariales interpretaron su discurso como pro inmigrante.

Pero Bush ha seguido una política consistente de suprimir los derechos de los nacidos en el extranjero mientras le promete a las grandes corporaciones mano de obra barata en la forma de trabajadores huéspedes.

En diciembre del 2005, cuando el proyecto antiinmigrante HR 4437, el proyecto Sensenbrenner, que hubiese considerado a los indocumentados y la gente que los ayude como criminales, pasó la Cámara, Bush lo apoyó. Y la política que Bush anunció en su discurso de la semana pasada no tiene nada de moderado.

Las redadas en los sitios de trabajo están aumentando aunque muchos de los que están deportando pudieran ver sido legalizado.

Las tropas de la Guardia Nacional se están enviando a la frontera y se le está entrenando a la policía sobre hacer cumplir las leyes de migratorias.

Todas empresas tendrán que chequear la condición migratoria de la gente que contratan, a través de una base de datos electrónica gubernamental.

Muchos inmigrantes serán sujetos a ser detenidos y deportados sin el debido proceso legal, y contratistas políticamente conectados construirán nuevos campamentos penales masivos.

Bush abogó en favor de un programa de trabajadores huéspedes en el cual los trabajadores tienen que regresar a sus países de origen después de trabajar sin acceso a la residencia permanente.

Bush apoya a la legalización “ganada” para los indocumentados que “han trabajado aquí por muchos años”, pero no para los recién llegados.



El senador “moderado” Arlen Specter cambió en énfasis del proyecto del Senado en una dirección antiinmigrante al combinar su proyecto con el lenguaje represivo del HR 4437. Entonces el líder de la mayoría republicana del Senado, Bill Frist, le dio su apoyo a los esfuerzos antiinmigrantes introduciendo un proyecto que solo buscaba aplicar las leyes sin legalización.

Ahora una conferencia de miembros selectos de las dos cámaras tienen que reconciliar el proyecto totalmente antiinmigrante HR 4437 con el proyecto del Senado que tiene algunas cosas positivas y algunas muy negativas. El congresista Sensenbrenner dice que muere antes de que se introduzca “amnistía” para legalizar a los indocumentados y el presidente de la Cámara, Dennis Hastert, dice que nada va a pasar sin el apoyo de la mayoría de los republicanos de la Cámara.

El peligro de un compromiso entre las versiones del Senado y la Cámara es que produzca una ley que legalice a unos pocos o a ningunos, tenga un programa de trabajadores huéspedes sin ninguna protección laboral y aumente la represión contra millones de inmigrantes que no pueden ser legalizados. Estos no van a regresar a países donde no hay trabajo para ellos y serán obligados a aceptar peores condiciones de trabajo y pago.

Bush parece querer crédito para una ley migratoria antes de las elecciones de noviembre. Pero los republicanos también necesitan a los indocumentados como un chivo espiatorio colectivo, porque las cosas van mala para ellos en otros áreas. La verdad es que pueden los republicanos perder su mayoría en ambas cámaras del Congreso.

Si eso pasa, puede haber una situación más favorable para pasar una reforma integral migratoria progresista. Muchos de los que abogan por los derechos de los inmigrantes están diciendo que sería mejor no tener nada este año que un proyecto malo. Pero nadie puede contar con esto. Es necesario seguir marchando, protestando y luchando para lo mejor que se pueda conseguir mientras ambas cámaras están en conferencia.