Está creciendo la evidencia de que la administración Bush se está preparando para un gran ataque militar contra la República Islámica de Irán.
El periodista investigador Seymor Hersh reportó en enero que altos oficiales militares y de inteligencia le habían dicho que después de Irak, “el próximo blanco estratégico es Irán”. Según reportes noticiosos, hace meses que el ex primer ministro israelí, Ariel Sharon, ordenó a las fuerzas militares israelíes a prepararse para desencadenar un asalto aéreo contra Irán para el mes de marzo a más temprano. Y, siquiera dos aparatos aéreos teledirigidos norteamericanos ya han caído a suelo mientras sobre volaban a Irán para identificar posibles objetivos militares.
Si se toman en cuenta esos acontecimientos junto con los pronunciamientos casi diarios emitidos por Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Condoleezza Rice o el presidente Bush en el sentido de que Irán es un estado “paria”, que tiene programa encubierto de armas nucleares, que ha cruzado un “línea roja”, que es aliado de al-Qaeda, que constituye una amenaza a la paz, y que “no queda casi nada de qué hablar”, se ve muy claro, un ataque preventivo contra Irán es más probable cada día que pasa.
El pretexto será la de evitar el desarrollo de las armas nucleares por parte de Irán. Pero, según la Agencia Internacional para la Energía Atómica [AIEA], no existe ni la más mínima evidencia de que Irán poseyera ni que esté elaborando tales armas. Y los expertos en materia de armamentos dicen que aun si quisiera Irán producir armas nucleares no estaría en condiciones de hacerlo hasta otros diez años más por lo mínimo.
Irán es país firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear. El tratado les permite explícitamente a países como Irán desarrollar la capacidad nuclear para generar electricidad. Todas las indicaciones de las inspecciones realizadas por la AIEA y documentos muestran que esto mismo ha sido total y límite de su programa de investigación científica.
La votación en la AIEA el 4 de febrero para “referir” a Irán al Consejo de Seguridad de la ONU, voto promovido agresivamente por la administración Bush, es una parte de este cuadro. Después de la reunión de esta semana de la AIEA, y a pesar de esfuerzos de último momento por parte de Rusia y otros para evitar que se refiera a Irán al Consejo de Seguridad, parece que tal maniobra ya es inminente.
Una “referencia” iniciará a un proceso muy similar al que dio inicio a la invasión norteamericana a Irak. La meta de la administración Bush es establecer bases políticas para luego acusar a Irán de haber encubierto armas de destrucción masiva, con el objetivo final de recibir la bendición, o siquiera la conformidad pasiva de la ONU para un ataque preventivo. ¿Suena familiar?
Irán posee la segunda o tercera reserva más grande de petróleo intacta en el mundo, una reserva que se calcula en 126 mil millones de barriles, cantidad que equivale a un 16 por ciento de las reservas mundiales actuales, más o menos. Aparte del deseo de la administración Bush de tener acceso abierto a estos recursos, esta también busca asegurar que sus rivales, en especial Europa, Rusia y China, estén privados de cualquier acceso similar.
Según fuentes múltiples, Che-ney ha jugado papel activo especial en promover a la operación que se está planeando contra Irán.
Philip Giraldi, ex agente de la CIA, escribió en el número de Agosto del 2005 de la revista American Conservative que Che-ney ha instruido al Pentágono a que se prepare para un asalto aéreo de gran envergadura contra algunos 450 objetivos en Irán, entre ellos sitios para la investigación a la energía nuclear y centros de mando gubernamentales, ataque a ser lanzado en caso de otro evento tipo 11 de septiembre, aun si no hay liga ninguna entre tal evento e Irán. Tal plan pudiera ser activado, por supuesto, bajo otro pretexto, si es que la ONU “falla en el cumplimiento de sus responsabilidades” de parar a un supuesto programa Iraní de ADM nucleares.
Esto subraya a otro aspecto de asalto: a diferencia con Irak, EEUU no se comprometería a ningún despliegue masivo de tropas en suelo Iraní, pero en vez de eso se ocuparía con paralizarle al país con bombardeos. De pésimo augurio son unos documentos del Pentágono que han hablado muy explícitamente sobre el uso probable de superbombas “quiebra búnker” junto con armas tácticas nucleares para penetrar a facilidades Iraníes fortificadas ubicadas muy bajo tierra. Tal medida les resultaría catastrófica para el pueblo Iraní y para la región.
También tienen su papel los medios corporativos norteamericanos, tocando los tambores de la guerra, reportando sin crítica las alegaciones de la administración Bush sobre fechorías Iraníes. Su tarea ha sido facilitada por algunos de las declaraciones más provocadoras del presidente ultraderechista de Irán, Mahmoud Ahmadinejad. Desgraciadamente, parece que todo esto ha llegado tener cierto efecto sobre la opinión pública: una encuesta sugiere que un 57 por ciento del público norteamericano apoyaría a un ataque a Irán si se realiza bajo el pretexto de bloquearle a aquella nación el acceso a las armas nucleares.
En el tercer aniversario de la invasión norteamericana a Irak, muchos manifestantes contra la guerra en EEUU y alrededor del mundo adjuntaron la demanda, “No a ataque a Irán” a su llamada, “Tropas norteamericanas fuera ya de Irak.” En estos momentos, tal demanda parece dar al blanco.
EEUU prepara ataque militar contra Irán. Análisis.