El objetivo de las recientes medidas económicas y políticas contra nuestro pueblo y los cubanos residentes en Estados Unidos pretende arreciar el bloqueo, estrechar el cerco contra la Revolución cubana y de hecho declararnos la guerra, aunque todas están condenadas al fracaso ante la resistencia de una nación que lleva más de 40 años enfrentando victoriosamente al mayor imperio que el mundo ha conocido.
Tal como se recordó, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Gobierno norteamericano dio a conocer la implementación de las regulaciones que ponen en vigor las criminales medidas de carácter inconstitucional y violatorias de leyes del Congreso de Estados Unidos, aprobadas el 6 de mayo último por el presidente norteamericano George W. Bush.
En la Mesa Redonda Informativa se denunció la permanente agresividad del Gobierno estadounidense. Suman decenas las acusaciones de todo tipo que inventan para justificar la llamada “transición” que quieren imponerle al pueblo cubano. El objetivo es destruir a la Revolución cubana, pero además quieren que sea rápido, y no descartan la vía violenta.
En ese odio visceral de la Administración yanqui no se respetan principios ni normas del Derecho Internacional. Lo que antes acometía la CIA de forma encubierta, ahora se hace públicamente como parte de la Doctrina Bush.
El informe incluye capítulos donde se narra “cómo desmontar la obra revolucionaria”. Entre las tareas fundamentales planteadas en este documento están incrementar el apoyo a los planes para desestabilizar el país, a lo que se le dará 59 millones de dólares. También, intensificar las transmisiones ilegales de radio y televisión.
Arreciar el bloqueo, aumentar las restricciones de viajes a Cuba de norteamericanos y cubanos, así como reducir las remesas a los familiares, figuran entre el arsenal de recursos que se anuncia entrarán en vigor el 30 de junio, como parte de la guerra total que se lleva a cabo en la actualidad.
A partir del primer día de julio aumentan la discriminación y la violación de los derechos de los cubanos residentes en Estados Unidos con las nuevas regulaciones. Ahora solo podrán venir a Cuba cada tres años y, como complemento, reducen la exigua cantidad de visas que daban a los que desde Cuba aspiraban a ir a ver a sus familiares en esa nación.
Dejan claro que no permitirán viajes adicionales, aunque haya situaciones apremiantes, sin excepciones. Cada tres años solo pueden venir por 14 días previa concesión de permisos específicos y de 164 dólares que tenían autorizados a gastar se reduce a 50 y una cantidad similar para otras necesidades. Además, se limita a 44 libras como máximo el equipaje individual y se prohíbe importar cualquier artículo desde Cuba. De un plumazo se determina que un sobrino, primo, tío, no son familiares cercanos, quedando como tales, según el imperio solo hermanos, abuelos, padres, hijos y esposos.
Los propios norteamericanos sufren restricciones que conspiran contra sus derechos y obstaculizan posibles intercambios educacionales, deportivos, académicos y otros entre ambas naciones.
Las medidas anunciadas, en opinión de José Pertierra, abogado residente en Washington, son impuestas al Gobierno norteamericano por pequeños grupos de la extrema derecha de cubanos en Miami.
El también residente en EEUU., el periodista Max Lesnik, coincidió con lo planteado por Pertierra y destacó la consternación que provocan en la comunidad cubana en esa nación.
La mayoría de los cubanos residentes en Estados Unidos está en contra de lo que considera una infamia atroz y que viola sus derechos humanos y los de la familia cubana. Surge así en EEUU una agrupación en contra de estas brutales medidas y ya se escuchan voces que llaman a no votar por el actual presidente.
También personalidades norteamericanas, incluyendo congresistas y empresas de viajes y otras entidades critican esta nueva agresión y alertan sobre la posibilidad de un incidente, dado el uso de un avión militar con anunciados propósitos de transmitir programación contrarrevolucionaria, mientras que otros sectores critican las limitaciones de viaje a sus ciudadanos, lo que califican como una medida draconiana.
Bruce Néstor, del gremio Nacional de Abogados, informó que su agrupación condena las medidas de Bush, que están en contra de una gran parte del pueblo norteamericano, incluyendo autoridades.
Tomado de Granma
El imperio agrede a la familia cubana