El indígena y su presencia en América Latina

LA HABANA (Prensa Latina) – Los más elevados porcentajes de indígenas que pueblan a América Latina -aproximadamente 40 millones- se concentran en los territorios de Guatemala, Ecuador, Bolivia y Perú, según estudios etnográficos realizados en el subcontinente.

En entrevista concedida a Prensa Latina, la etnología cubana Dulce María O’Halloran afirmó que, en aquellas naciones donde las etnias se han organizado en una Confederación con varias federaciones, como Ecuador, los indígenas ganaron espacios políticos y en ocasiones han podido discutir sus problemas.

En general, afirmó, el aspecto demográfico influye en las políticas gubernamentales de los países del área en relación con esos grupos sociales y allí donde alcanzan altos porcentajes dentro de la población, no queda otro remedio que darles un espacio en la vida nacional y acceder a algunas de sus demandas.

“Donde los porcentajes son más reducidos, se hacen algunas concesiones para contentarlos. En los casos de una inferioridad numérica notoria, se les reconoce como minorías étnicas y no se les da derecho alguno,” señaló la doctora O’Halloran.

Recientes estudios demuestran que el 90 por ciento de los pobladores aborígenes están sumidos en la más terrible de las pobrezas, con los mayores niveles de desnutrición y desempleo de la región.

Al hacer un poco de historia sobre el auge de ese movimiento en los últimas décadas, la doctora O’Halloran se remitió a los acuerdos emanados del forum “Por la liberación del indígena” y el simposio “Fricciones Iteretnicas en América Latina no Andina.”

Ambos encuentros se efectuaron en 1971 en la Universidad de las Indias Occidentales, de Barbados, con la participación de antropólogos solamente.

“Esas reuniones fueron promovidas por el incremento del geno-etnocidio en la parte amazónica, como consecuencia del afán de enriquecimiento de buscadores de oro, piedras preciosas y otros minerales en la cuenca del más caudaloso río de América,” explico la etnografía.

Califico como lo más importante de esos encuentros a la declaración Barbados I, mediante la cual se hizo un llamado a los gobiernos, religiosos y antropólogos de la región del Amazonas y el Caribe, para que en su radio de acción tomaran medidas encaminadas a frenar el fenómeno.

Dijo que a partir de entonces se inició la reorganización de los indígenas latinoamericanos en los ámbitos regional, nacional y por etnias, y estos comenzaron a adquirir conciencia de su situación real.

Sobre la importancia de ese grupo aborigen, refirió que en sus demandas están muy imbricadas las cuestiones de carácter étnico con las clasistas, coincidentes estas últimas con las del campesinado, pues la mayor parte de la población indígena radica en áreas rurales, aunque en Bolivia – aclaro – esta muy representada entre los obreros.

Reforma agraria, facilidades de mercado para sus productos, créditos y otras similares son reclamaciones tanto de unos como de otros, solo que, en el caso de los nativos, la del derecho a la tierra, además del interés como medio de producción, tiene otras implicaciones.

“Para el indígena la tierra es el lugar donde se conservan y desarrollan su etnia, su organización, su lenguaje y su unidad, y constituye ahora la más importante demanda,” expresó la doctora O’Halloran.

Ese movimiento en Latinoamérica es utilizado en función de los intereses de los partidos, porque aportan votos, pero hasta los sindicatos – a no ser los relacionados con los obreros agrícolas – los excluyen de sus proyectos políticos, indicá la doctora O’Halloran y citó a la Unión Revolucionaria Guatemalteca como una excepción en ese sentido.

Otro aspecto abordado por la entrevistada fue el deterioro ambiental y el despojo al que es sometida la población indígena, mediante la construcción de carreteras e hidroeléctricas y la explotación de yacimientos de valiosos minerales en toda la geografía de América Latina.

La mayoría de las veces, al construir una hidroeléctrica para solucionar los problemas energéticos de un país, miles de hectáreas de tierra donde existen asentamientos indígenas son removidas o anegadas, con el consiguiente despojo de sus poblaciones, que ven destruido el medio donde durante siglos se desarrolló su etnia, refiere la especialista cubana.

Al respecto, recordó diversos desastres, como el ocurrido en Ecuador, cuando intensas lluvias provocaron el desmoronamiento de dos montañas y sepultaron a decenas de aldeas con sus habitantes.

“Las bases de esas montañas habían sido horadadas para la explotación de las minas allí existentes, sin tener en cuenta la posible ocurrencia de una catástrofe como esa,” abundo.

Sobre otros aspectos que influyen negativamente en esos grupos humanos, menciono a los institutos lingüísticos de verano y diversas misiones por el estilo, para ... “con su influencia tratar de penetrar las comunidades indígenas, y apartarlas de su verdadera lucha de clase,” subrayo la etnografía.

Según la doctora O’Halloran, recientes investigaciones demuestran que los aborígenes latinoamericanos están cobrando cada día más conciencia de su importancia en el panorama social del subcontinente, lo cual les permite una mayor claridad a la hora de hacer sus demandas.

Aun cuando se han hecho importantes investigaciones y se tiene bastante material de estudio acerca de ese grupo étnico en América Latina – apuntó – es mucho lo que falta todavía por conocer en torno a la realidad actual de los primeros pobladores de la región.