En el actual conflicto hotelero, la atención principal se ha enfocado en cuanto durará el convenio laboral propuesto y en la disputa de quien paga por los beneficios de salud. Pero otro tema también separa a los dos lados – los derechos civiles y la relación entre los trabajadores afronorteamericanos y los inmigrantes.
Por una década, el Local 2 del sindicato UNITE HERE en San Francisco y el Local 11 en Los Ángeles han propuesto y han ganado estipulaciones en sus convenios que protege a los miembros contra la discriminación y de los despidos por su estado inmigratorio. Esto refleja la importancia del papel que juegan los inmigrantes en el sindicato. En los piquetes en San Francisco, se oyen voces con acentos de Méjico y Centro América, del Caribe, China, las Filipinas y una multitud de países. En San Francisco, igual que en otras ciudades grandes de Estados Unidos, los inmigrantes componen la mayoría de la fuerza laboral hotelera.
El año pasado, UNITE HERE juntó a los veteranos del movimiento de derechos civiles afronorteamericano y los inmigrantes de la Caravana por los Derechos de los Trabajadores Inmigrantes para impulsar la reforma de inmigración que facilitará a que los trabajadores inmigrantes se unan a sindicatos, hagan huelga y aboguen por sus derechos laborales.
Este año, los locales 2 y 11 añadieron lenguaje nuevo en sus existentes propuestas sobre los derechos de los inmigrantes, los hoteles acordaron. Pero el Grupo Multi-Patrón, el colectivo de los dueños de hoteles, no aceptaron una propuesta relacionada que les pedía a los hoteles organizar un comité de diversidad y contratar a un ombudsman para aumentar el porcentaje de trabajadores afronorteamericanos.
La propuesta nace de un esfuerzo de los sindicatos a dirigirse a los cambios demográficos en la fuerza laboral hotelera.. En los hoteles de la ciudad, el porcentaje de los trabajadores afronorteamericanos mengua, mientras el desempleo crece continuamente.
Los afronorteamericanos constituyen ahora menos del 6 por ciento de la fuerza laboral hotelera, un número que ha bajado en cada año de los últimos cinco años menos uno, indican los informes de los empleadores.
En San Francisco, este tema tiene mucha historia. El Hotel Palace, donde hoy hay una huelga patronal, fue la escena de una de las más famosa manifestaciones por los derechos civiles. En 1963, los activistas de derechos civiles se sentaron, fueron arrestados, en la antesala del hotel, mientras demandaban que la gerencia empleara a afronorteamericanos en posiciones visibles al público del hotel, de donde la linea de color los mantenía afuera. Richard Lee Mason, un mesero de banquetes del St. Francis, recuerda “a los afronorteamericanos se les mantenían en las partes de atrás del hotel por mucho tiempo. La gente quería estar al frente y con justo derecho”.
La suerte mejoró para los trabajadores negros por unos años, pero la situación cambió para los 1980s. Los hoteles más y más contrataban un porcentaje más alto de inmigrantes, esperando que sea una mano de obra menos exigente y costosa. “Yo sospecho que porque la industria tuvo una gran lucha con los afronorteamericanos, ellos pensaron que éramos muy agresivos”, especula Mason. “Mucho de nosotros salimos del movimiento por los derechos civiles, y estábamos dispuesto a luchar por sueldos más altos y asegurar que nos trataran justamente”.
Steven Pitts, un economista en el Centro para la Investigación y Educación Laboral en la sede de de Berkeley de la Universidad de California, dice que la experiencia de Mason no era rara. “La percepción de los patronos sobre los trabajadores afronorteamericanos era verdad a través del país”, él dice. “Los negros no se veía como sumiso, pues cuando muchos patronos estaban tomando decisiones en quien contratar, simplemente no los contrataban”.
“Si la industria hotelera esperaba que su nueva mano de obra inmigrante se más dócil, no obstante, esas esperanzas no se realizaron. Los inmigrantes comprobaron ser tan militantes como los trabajadores que vinieron antes – 36 de los hoteles grande de la ciudad tuvieron huelgas en 1980, y huelgas más pequeñas tomaron lugar en las dos décadas que le siguieron. Pero el número de negros en todos los hoteles bajó, sin embargo”.
La propuesta de la unión laboral sobre derechos civiles “es un primer paso importante”, de acuerdo a Pitts, “en dirigirse a este problema. Pero en el movimiento de derechos civiles aprendimos que necesitamos cambios estructurales que pueda traer a residentes [negros y otros] de la comunidad a los hoteles, y asegurar que se haga progreso” para mejores empleos.
Ganar ese tipo de reforma estructurar tomaría mucho poder en las negociaciones – un argumento importante en favor de las negociaciones coordinadas en ciudades como Los Ángeles y San Francisco. Poniendo tal demanda en la mesa, aunque todavía estén lejos de conseguir esa meta, UNITE HERE pueden ganar el apoyo, en la huelga actual, de las comunidades afronorteamericanas y otras comunidades que se sienten excluidas de empleo en los hoteles.
Esto hace que el sindicato sea parte de un nuevo movimiento por los derechos civiles, orientado al mundo nuevo de la globalización, en el cual millones de inmigrantes huyendo a la guerra y la pobreza se han convertido en una parte importante de la mano de obra estadounidense, especialmente en las industrias de servicios. Ellos ahora se enfrentan a una discriminación como la que enfrentaron los residentes de muchos tiempos, especialmente los afronorteamericanos.
En vez de competir por empleo, los trabajadores pueden identificarse uno con el otro en un esfuerzo para proteger los derechos de todos. La clave es prohibir la discriminación contra los inmigrantes por su estado legal, mientras se hace cumplir con la Acción Afirmativa para ganar más trabajo para las comunidades bajo representadas.
David Bacon es un periodista y fotógrafo especializado en temas laborales. Se puede comunicar con él al pww@pww.org. Este artículo apareció originalmente en el diario San Francisco Chronicle y es publicado aquí con el permiso del autor.
En los hoteles: Luchan por derechos civiles y laborales