Primera de dos partes
Ponencia del secretario general del Partido Independentista Puertorriqueño ante el Tribunal Antiimperialista en el 16 Festival de Juventud y Estudiantes en Caracas, Venezuela.
Me dirijo a ustedes por la dignidad de los pueblos y el destino de la democracia. Me dirijo a ustedes como representante del pueblo de Puerto Rico para reclamar, a cada una de las delegaciones que representan en los movimientos progresistas y democráticos del mundo, su apoyo para la causa de la independencia de Puerto Rico. No hablo aquí por mi mismo, sino por aquellos que lucharon, padecieron cárcel y murieron por la libertad de mi Patria.
Existen momentos, en que la historia y el destino se encuentran en un mismo punto para transformar la injusticia y dar curso al deseo humano de libertad. Estamos ante uno de esos momentos.
No es casualidad, hermanos y hermanas, que estemos hoy reunidos aquí en Caracas, Venezuela, cuna del Libertador Simón Bolívar enarbolando — como él nos enseñó — las banderas de justicia, solidaridad y libertad.
Cuando el Libertador Simón Bolívar plasmó en la Carta de Jamaica su ideario de independencia para nuestra América, trazó el rumbo de la libertad de los pueblos de este continente. Hoy viene un puertorriqueño, un hermano latinoamericano, a recordarles que la agenda de Bolívar está inconclusa. Queda por hacer la independencia de Puerto Rico.
En Puerto Rico hay cuatro millones de hijos de Bolívar que sufren la ocupación colonial de los Estados Unidos. No es difícil entender por qué los Estados Unidos invadieron a Puerto Rico en la Guerra Hispanoamericana del 1898 y por qué nos han mantenido como colonia por más de un siglo. Puerto Rico ha sido la ficha clave en los planes imperialistas de los Estados Unidos en nuestro hemisferio. Nos convirtieron en su bastión geopolítico y militar para dominar toda la América Latina, para proteger los accesos al Canal de Panamá, para imponer su Pax Americana y para amasar riquezas explotando económicamente a nuestra América.
El Siglo 20 pasará a la historia como el siglo del dominio de los Estados Unidos en el mundo entero, pero particularmente fue el siglo de las intervenciones militares de los Estados Unidos en América Latina. Puerto Rico tiene la triste distinción de haber sido el lugar donde los Estados Unidos planificó y ejecutó muchas de esas intervenciones contra nuestros hermanos latinoamericanos.
No es difícil, por lo tanto, ver por qué cuatro millones de hijos Bolívar no han podido independendizarse. La independencia de Puerto Rico es contraria a los intereses imperialistas de los Estados Unidos. Por esa razón, se reprimió al movimiento independentista puertorriqueño, se convirtió en crimen luchar por la libertad de nuestra Patria y se pretendió que fuésemos fieles súbditos de los norteamericanos.
Ante esas condiciones tan desiguales, ante la tempestad del imperialismo norteamericano, el independentismo puertorriqueño se ha mantenido firme. Por más de un siglo hemos resistido con firmeza y tenacidad ante el imperio más poderoso de nuestros tiempos. Pero también, ha sido más de un siglo de hazañas heroicas y de triunfos para el independentismo puertorriqueño que han acercado a nuestro pueblo a su libertad.
Hoy, más de un siglo de ocupación norteamericana, los puertorriqueños hablamos español y manifestamos una cultura propia, distinta a la norteamericana. Ante la presión para asimilar culturalmente a los puertorriqueños, de imponernos el idioma del invasor y de robarle la identidad a nuestro pueblo, hemos resistido. Puerto Rico hoy manifiesta una nacionalidad vibrante que forma parte de la gran nacionalidad latinoamericana. Hoy los puertorriqueños decimos con orgullo: ¡Somos un pueblo latinoamericano!. Y eso es un triunfo del independentismo puertorriqueño y una derrota para el imperialismo norteamericano.
Hoy, aunque Puerto Rico permanece aislado económicamente del resto del mundo, hemos logrado romper el cerco imperialista. Los independentistas puertorriqueños hemos establecido estrechos lazos a través del mundo entero y gozamos del respeto, el apoyo y la solidaridad de una gran masa de países. Este año, nuevamente, el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas aprobó una Resolución apoyando el derecho a la libre determinación e independencia de Puerto Rico. Resolución, dicho sea de paso, que fue auspiciada por nuestros hermanos cubanos y, por primera vez, por el gobierno Bolivariano de Venezuela. La atención y denuncia internacional sobre el caso colonial de Puerto Rico, es un triunfo para la causa de la independencia de mi Patria y una derrota para el imperialismo norteamericano.
Ante el militarismo norteamericano — una de las causas principales de nuestra condición colonial — el independentismo puertorriqueño ha respondido combatiente y con firmeza. Así lo demostramos en Vieques, donde derrotamos a la Marina de Guerra de los Estados Unidos.
Vieques es una isla que forma parte de Puerto Rico. Allí el Ejercito de los Estados Unidos estableció su base militar más importante del hemisferio. Vieques se utilizaba como plataforma para invasiones e intervenciones militares en pueblos hermanos Caribeños y Latinoamericanos. Además, se utilizaba para realizar maniobras militares y experimentar con bombas químicas. La presencia militar de los Estados Unidos en Vieques representaba una afrenta a la dignidad de los puertorriqueños y de toda la América Latina.
Hace unos años murió un puertorriqueño a causa de una bomba lanzada en unas de esas maniobras militares. La tragedia sacudió la conciencia del pueblo puertorriqueño. Desafiamos al ejército de los Estados Unidos incursionando al polígono de tiro y el Presidente del Partido Independentista Puertorriqueño, Rubén Berríos, permaneció ininterrumpidamente por un año sirviendo de escudo humano contra los bombardeos de la Marina de Guerra de los norteamericanos. Fue arrestado y encarcelado. Junto a él, otros fuimos arrestados y encarcelados en la prisión de los Estados Unidos en Puerto Rico. Pero no hay cárcel que pueda aprisionar la fuerza de un pueblo que lucha por su dignidad. La Marina de Guerra de los Estados Unidos tuvo que irse de Vieques.
Allí en Vieques pusimos de rodillas al imperio más poderoso de nuestros tiempos. Con la fuerza moral logramos derrotar al gobierno de los EU y tuvieron que retirarse de Vieques. Le mostramos al mundo entero que no hay balas, ni cañones, ni fuerzas nucleares que puedan resistir la fuerza moral de un pueblo en pie de lucha por su dignidad. Los puertorriqueños pusimos a los norteamericanos de rodillas. Y del golpe que le propinamos el gobierno de los Estados Unidos no sólo han cesado sus maniobras militares en Vieques, sino que también cerraron su base militar de Roosevelt Roads en Ceiba, la cual servía como centro para sus submarinos nucleares. Ese también ha sido un gran triunfo para Puerto Rico. Ese también ha sido un gran triunfo para la América Latina.
Festival de Juventud y Estudiantes:Puertorriqueños denuncian coloniaje