Guantánamo: violaciones imborrables

LA HABANA (IPS) — Hace más de dos años que fue “rescatado” por el gobierno británico de la cárcel que Estados Unidos mantiene en su base naval de Guantánamo, en el oriente de Cuba, pero Asif Iqbal no logra pasar un día de su vida sin recordar la angustia del encierro injusto.

“No hay un momento en que no lleve a Guantánamo conmigo”, dice Iqbal, un ciudadano británico que fue acusado por sus celadores estadounidenses de ser miembro de la red terrorista Al Qaeda y de haber participado en una reunión de unas 100 personas para organizar los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

“Nos sometieron a un aislamiento total y a las más diversas torturas psicológicas para aumentar los niveles de estrés: música altísima, luces intensas, temperaturas extremas de calor y frío. Después de tres meses, dijimos que sí, que éramos miembros de Al Qaeda. Podíamos decir cualquier cosa por tal de salir del aislamiento”, cuenta.

Capturado en Afganistán, en 2002, este cartero británico de 25 años de edad fue liberado dos años y medio después gracias a la intervención del gobierno de Tony Blair.

Las autoridades británicas demostraron que en la fecha de la supuesta reunión, Asif Iqbal se encontraba en su país y, por ende, no podía haber participado en la organización del ataque terrorista. ¿Qué puede pasar con todas aquellas personas que no tienen un gobierno como el británico que los defienda?, pregunta ahora.

“Mi principal temor es que los torturen al punto de las confesiones falsas. Los que viven en Afganistán o en Pakistán no tienen quién los defienda. Si son inocentes y Estados Unidos dice lo contrario, no podrán probar nada”, dijo Iqbal a la prensa en su primera visita a Cuba como una persona libre.

“Todos los que están ahí adentro son inocentes hasta que se demuestre lo contrario”, añadió.

Iqbal integró una delegación internacional pacifista que viajó a Cuba esta semana para exigir al gobierno de Estados Unidos que cierre la cárcel de Guantánamo. Entre estos pacifistas se cuentan familiares de los detenidos, la madre de un bombero fallecido durante los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y Cindy Sheehan, la madre de un soldado estadounidense muerto en Iraq.

Situada a 920 kilómetros al este de La Habana, la base naval fue establecida en 1903 como una concesión “a perpetuidad” a Estados Unidos, que hará uso de ella hasta que la necesite. El gobierno cubano exige la devolución a su jurisdicción de los territorios ocupados por la base. Además, en 2004 y 2005, intentó promover una resolución de condena a Estados Unidos por la violación de los derechos humanos de cientos de prisioneros recluidos en la cárcel de Guantánamo.

En este contexto, Cuba no puso reparos para que el grupo de pacifistas marchara el jueves 11 de enero hasta el perímetro fronterizo de la base para exigir el cierre de la cárcel, la derogación de la Ley de Comisiones Militares aprobada por el presidente estadounidense George W. Bush el pasado año y la restauración del hábeas corpus.

Considerada por la organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional como “salvaguardia fundamental contra la detención arbitraria y la tortura”, el hábeas corpus impide encarcelar personas si no hay pruebas acusatorias en su contra.

“No es un derecho abstracto. Si se puede mantener un detenido indefinidamente, se destruyen las familias y se violan los derechos humanos. La administración de Bush está tratando de destruir este derecho”, sostuvo el abogado Hill Goodman, quien viajó a esta isla caribeña en representación del Centro por los Derechos Constitucionales, con sede en Nueva York.

“Más de 700 personas han sido encarcelas y casi 400 fueron liberadas sin ninguna acusación ni disculpa de parte de Estados Unidos. Unos 370 quedan aún presos y el gobierno de Bush ha dicho que sólo 50 o 60 serán llevados a juicio. ¿Qué hacen los otros restantes aún presos?”, interrogó la ex diplomática Ann Wright.

Wright renunció a su puesto en la embajada de Washington en Kabul, en 2003, por su oposición a la guerra contra Iraq.

— Inter Press Service, 2006