Honran a Lorenzo y Anita Torrez

En un programa emocionante que a menudo causaba que los asistentes se levantaran de sus sillas y provocaba gritos de “Sí se puede”, Anita y Lorenzo Torrez, dos participantes en la filmación histórica de “Sal de la Tierra” fueron honrados en una sesión especial del Comité Nacional del Partido Comunista de Estados Unidos el 28 de junio.

Han pasado 50 años desde que la película premiada “Sal de la Tierra” (Salt of the Earth) fue filmada. La película describe la lucha de los mineros mejicoamericanos y sus esposas en una huelga amarga en contra de la compañía “Empire Zinc” en el estado de Nuevo Méjico en 1950.

Lorenzo Torrez fue uno de los huelguistas, y cuando se hizo la película en 1953, tuvo un papel con diálogo. Anita también participaba en la película, y hay un énfasis especial en el papel de las mujeres en ganar aquella huelga.

La película fue histórica en varios sentidos: No solo fue el caso que los mismos mineros se representaron en la película, sino también la actriz principal, Rosaura Revueltas, fue deportada antes de que se pudiera terminar la película, su productor y el escritor del guión fueron boicoteados por muchos años, y la película fue la única que fue prohibida durante los años del macartismo. No fue exhibida públicamente hasta 1965.

“Cincuenta años después”, dijo Anita, “Sal de la Tierra se está volviendo a la vida. Las cosas que representaba, tales como la lucha por la dignidad del trabajador y para justicia social, siguen siendo la meta”.

Lorenzo contó como fue que los obreros enviaron al guión a Hollywood varias veces para escribirse de nuevo, para estar seguros que representaba bien el papel dirigente de los obreros mexicoamericanos.

Dijo que la furia de los dueños de las minas en 1950 fue causada por dos cosas, “No querían pagarnos lo que pagaban a los mineros blancos, y la empresa temía que los mineros mejicoamericanos estaban volviéndonos astutos. Por eso atacaron a la unión”.

Hubo tributos al matrimonio Torrez por parte de Roberta Wood, Dee Myles, Evelina Alarcón, Jarvis Tyner, un representante de su club en Tucson, y Sam Webb. Alarcon los calificó como “el resumen de lo que un comunista debe ser” cuyas biografías han inspirado a un sinfín de jóvenes mejicaoamericanos. Webb los llamó “la verdadera sal de la tierra, nuestras joyas” y “grandes luchadores para nuestra clase, para la lucha del pueblo mexicoamericano, y para nuestro partido”.