India: Votantes rechazan la derecha

NUEVA DELHI – Los votantes de la India echaron del poder a las fuerzas derechistas nacionalistas hindúes en las elecciones nacionales recientes. Una sorprendente rebelión de trabajadores, campesinos, mujeres, juventud, académicos, gente pobre, minorías religiosas y nacionales tuvo lugar contra la política de la Alianza Nacional Democrática (NDA, por sus siglas en inglés), bajo el liderato del Partido Bharatiya Janata (BJP por sus siglas en inglés) y el primer ministro A. B. Vajpayee. El terremoto político llevó al poder al Partido Congreso de la India y a sus aliados seglares.

Congreso ganó 145 escaños entre los 545 miembros de la cámara baja del Parlamento, que se llama “Lok Sabha”. La izquierda, incluyendo a los dos Partidos Comunistas más grandes, el Partido Comunista de India (Marxista) y el Partido Comunista de India, sacó 62 escaños, el número más grande desde 1952. Los partidos izquierdistas prometieron apoyar al gobierno del Partido Congreso, pero no a unirse formalmente con el mismo. Con los otros partidos en la alianza seglar, el Partido Congreso sobrepasará fácilmente el mínimo de 272 escaños que hacen falta para una mayoría.

Al fondo de las elecciones hubo cuestiones que llegan hasta el mismo corazón y alma de la democracia en la India: o un gobierno seglar, o un gobierno de línea dura, fundamentalista, hindú; una política económica que beneficia a los trabajadores y a los pobres, contra una política que beneficia a las corporaciones y a los súperricos; una política externa independiente contra una política alineada con el imperialismo norteamericano.

Decenas de millones en este país de poco más de mil millones de habitantes se encontraron aún más empobrecidos y marginados durante el período de gobierno derechista.P. Hay hambre en todas partes, aún mientras las bodegas quedan repletas de comestibles, porque el BJP casi destruyó por completo al sistema de abastecimientos del gobierno. Millones de jóvenes quedan sin trabajo. La privatización ha aumentado la pobreza y el sufrimiento.

Un ejemplo de la rebelión desde abajo ocurrió en el estado de Andra Pradesh (AP), en el sur de India. En las elecciones provinciales, el Partido Telugu Desam gobernante, aliado del BJP, fue derrotado. El actual ministro, Naidu, fue favorito de Wall Street y de los empresarios nacionales por haber iniciado la llamada “economía de alta tecnología”. Sin embargo, sufrieron las necesidades del pueblo, desde la falta de agua, de electricidad, y educación. Por lo menos unos 3.000 agricultores murieron en AP por sus condiciones.

“El pueblo ha rechazado la política sectaria-fascista promovida por el BJP-NDA y han sostenido el carácter seglar y democrático del país”, dijo el Partido Comunista de la India en una declaración de agradecimiento a los votantes del país. Los votantes “han rechazado el modelo económico seguido hasta ahora, que consistió en ataques contra los trabajadores, contra el bienestar de las masas, contra los pobres en general, y que solo sirvió a los intereses de las multinacionales extranjeras y de los monopolistas nacionales.

“Este nivel de descontento no fue esperado por nosotros. Ahora, la cuestión que enfrentamos es como reunir a todas las fuerzas que trabajaron en contra del BJP”, dijo Markishan Singh Surjeet, secretario general del Partido Comunista de la India (Marxista).

Poco después de la victoria del Partido Congreso, su dirigente Sonia Gandhi, nacida en Italia, rehusó inesperadamente el puesto del primer ministro, quitándole fuerza al BJP, que había prometido una amarga campaña contra ella. El Partido Congreso eligió a Manmohan Singh, un sij, como primer ministro, primera vez para un primer ministro no hindú.

Aunque el Partido Congreso comenzó con los programas económicos neoliberales en 1991, abriendo la India a más inversiones extranjeras y privatizando a entidades del sector público (con Singh como su arquitecto), la influencia de la izquierda sobre el nuevo gobierno será un factor determinante. Se espera que el nuevo gobierno disminuya la desinversión del sector público, jurando no privatizar unidades del sector público que rinden ganancias.

“El mercado no puede resolver todos los problemas del mundo”, dijo Eduardo Faleiro, miembro respetado del Partido Congreso. “Hace falta alguna estructura estatal para los propósitos de la educación, la salud, para aliviar al desempleo”.

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