PITTSBURGH — “Big John” Murtha, congresista en la Cámara de Representante por el distrito 12 de Pennsylvania, y es un tipo que no le gustan los disparates de un distrito que tampoco le gustan los disparates.
En 1999, los obreros siderúrgicos de su distrito, muchos de ellos veteranos, no permitieron que el helicóptero del senador Rick Santorum ni aterrizara en Johnstown porque el senador no había hecho nada para crear empleo y vigorosamente trató de destruir los sindicatos.
Este distrito es uno donde la gente trabaja fuerte, extrayendo el carbón, haciendo acero, y dicen lo que piensan. Este es un distrito que votó por Bush basado en las cuestiones del aborto y el derecho de portar armas.
“Big John”, su apodo local, aplaudió a la invasión de Grenada en el 1983. Cuando la administración Reagan buscó apoyo para los contras en El Salvador, “Big John” estuvo ahí para dirigir el respaldo en el Congreso. Él apoyó a la primera Guerra del Golfo en 1990.
Pues, cuando Murtha, el demócrata de más antigüedad en la Comisión de Asignación para Defensa de la Cámara y un coronel retirado de la Infantería de Marina y veterano muy condecorado, hace uso de la palabra en el Congreso, el 17 de noviembre, para exigir el retiro inmediato de Irak, hace estremecer a todo Washington.
De acuerdo a una portavoz en la oficina de Murtha en Johnstown, las llamadas y cartas está de dos a una en favor de su llamado por poner fin a la guerra en Irak en su distrito, y cuatro a una nacional. “Yo he trabajado por John desde que fue elegido hace 30 años, y nunca había visto semejante cosa”, dijo una voluntaria en su oficina de Johnstown y ex obrera siderúrgica. “Él siempre ha hablado por nosotras y lo está haciendo ahora. Traigan las tropas a casa. Bush mintió. Nadie debe morir por una mentira”.
Dirigentes locales de sindicatos aquí dicen que Bush tiene que ir hasta Corea para defender la guerra en Irak porque aquí no hay apoyo de su base política de derecha, ni en las bases militares.
“Murtha habla por los hombres y mujeres en uniforme”, dijo George Edwards, miembro de la directiva de los obreros siderúrgicos jubilados. “Ellos no pueden hablar. Pero Murtha, un oficial jubilado de la Infantería de Marina condecorado, puede. Esto cambia el debate nacional. Estoy optimista. Los demócratas en el Congreso cerraron el Senado para poder conseguir una investigación sobre el uso de inteligencia sobre Irak y ahora, Murtha se echa adelante para regresar las tropas a casa. Las cosas están cambiando. La guerra sin fin de Bush está debatiéndose, por fin”.
Respetuosos y imperioso son las palabras que usan los activistas por la paz que han cabildeado a “Big John” por su punto de vista sobre la primera Guerra del Golfo y el escándalo Irán-Contra. El mismo Murtha, no otros de su oficina, se reúne con los activistas pro paz y él mismo hace sus argumentos. Las palabras son francas, llena de retórica de la Guerra Fría, pero francas. Él piensa como piensa y hace como hace. Murtha no es un representante que quiere que su constituyentes se sientan bien, él quiere que ellos piensen y debatan.
También están sus conexiones con los militares. Nancy Pelosi, demócrata por California y líder de la minoría en la Cámara, sigue las recomendaciones de Murtha en cuestiones militares con confianza por él ser franco. Murtha fue condecorado con la Medalla de Servicio Distinguido de la Marina y un Corazón Morado por sus servicios en la Guerra contra Vietnam. En su biografía, Murtha pone sus actividades en favor de la creación de empleo y sus galardones por su apoyo a investigaciones científicas para curar el cáncer del seno antes de sus honores militares.
La relación que Murtha tiene con los contratistas militares es muy conocida en la región occidental de Pennsylvania. Esto ha resultado en algunas compañías ubicándose al área de Johnstown. Su hermano, Kit Murtha, es dueño de la compañía KSA, dedicada a cabildear por corporaciones sobre contratos militares. Carmen Scialabbal trabaja por KSA, pero antes trabajó en la oficina de Murtha por 27 años.
Murtha fue blanco en el escándalo Abscam. Abscan fue una operación del FBI donde ocho congresistas fueron invitados al apartamento en Washington de un agente haciéndose pasar por un jeque árabe que le otorga dinero a los legisladores que voten por proyectos de ley favorable a la industria petroleras. En una cinta de video del FBI, Murtha se ve rechazando las maletas con dinero para un trato de inversión en Johnstown. Todos los otros congresistas salen con maletas menos Murtha.
Por esto cuando este hombre que nunca cuestiona las aventuras militares se opone a la guerra, hay que darse cuenta de que hay un cambio en el país.
John Murtha, pro militar que se opone a la Guerra