Esos afanes de escribir que en muchos de nosotros duermen por largo tiempo sin realizarse los llevó a la práctica José Martí a edad bien temprana para el oficio, aunque no es de extrañar que así fuera en personalidad de caracteres tan extraordinarios como la suya.
Tiene 16 años cuando junto a su amigo entrañable Fermín Valdés Domínguez saca a la luz el primer y único número de un periódico que denominan El Diablo Cojuelo. La fecha de aquella entrega, 19 de enero de 1869, bien puede considerarse como la de la irrupción de José Martí en el periodismo.
Entonces dice: “Nunca supe lo que era público ni lo que era escribir para él, más a fe de diablo honrado, aseguro que ahora como antes nunca tuve tampoco miedo de hacerlo.”
Añoremos que solo diez días antes de la publicación de este periódico – de cuatro páginas, editado en la imprenta El Iris, calle Obispo no.20 – había concedido el capitán general Domingo Dulce la libertad de imprenta.
Audaz es ya la pluma de Martí cuando escribe a solo 100 días del grito libertador de Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua: “... A ser yo orador, o concurrente a juntas, que no otra cosa significa entre nosotros la tal palabra, no sentiría por base de mi política eso que los franceses llamarían afrentosa hesitación.”
O Yara o Madrid. “Fue no solo el primer artículo periodístico de Martí, sino también su primer trabajo político y patriótico,” apunta el doctor Emilio Roig de Leuchsenring.
Solo cuatro días después, fechado el 23 de enero, circula el semanario democrático-cosmopolita La Patria Libre, de ocho páginas a tres columnas. Allí se publica Abdala, drama martiano inspirado en su amor a la patria.
La labor periodística la prosigue en España, adonde va deportado una vez liberado del presidio. Sin embargo, no abandona el tema cubano en sus escritos, ni aun en la Península.
Es allá donde escribe y publica el folleto El presidio político en Cuba, de 1871, que describe los horrores por los que pasó siendo un adolescente.
También redacta para La Soberanía Nacional, El Jurado Federal, La Cuestión Cubana, por lo que en España deja huellas de su inquieto hacer en la prensa.
Luego de cruzar el océano, en el México de 1875, acentúa su labor periodística, ahora con alcance nacional. Los temas son variados en Revista Universal y en El Federalista.
En Guatemala, donde tanto impresiona su talento, sucede igual. El José Martí que regresa a Cuba en septiembre de 1878, tras el Pacto del Zanjón, es pues un periodista consumado, aunque su labor en la patria se centre entonces en la oratoria.
Es a partir de su prolongado exilio en Norteamérica, particularmente en Nueva York, cuando retoma el periodismo. En la revista The Hour abundan sus trabajos sobre crítica de arte, así como sus “Impressions of America,” con variadas y sugerentes apreciaciones.
También el periódico The Sun abre sus páginas a las colaboraciones del cubano.
Cuando va a Caracas en 1881 funda Revista Venezolana, aunque algunos de sus artículos levantan ronchas sobre la piel dictatorial del presidente Guzmán Blanco y ello lo obliga a partir de nuevo hacia Norteamérica. En cualquier caso, desde Nueva York colaborará asiduamente en La Opinión Nacional, de Caracas.
El éxito de Martí como periodista se palpa en las publicaciones que lo acogen como corresponsal. Desde la Babel de Hierro escribe para La Nación, de Buenos Aires; La Opinión Pública, de Montevideo; El Partido Liberal, de México; La República, de Honduras.
Además lo hace para otras publicaciones que se editan en Norteamérica: El Economista Americano, El Avisador Cubano, El Avisador Hispano-Americano, La Juventud, El Porvenir, La Revista Ilustrada, La América ... De un extremo a otro de América se leen las crónicas de este cubano que, con tanto hacer para las letras, mucho más hace para la revolución por venir.
“En español – escribe admirado Domingo Faustino Sarmiento nada hay que se parezca a la salida de bramidos de Martí, y después de Víctor Hugo, nada presenta la Francia de esta resonancia de metal.”
Cuando el 14 de marzo de 1892 circula el primer número del periódico Patria, órgano del Partido Revolucionario Cubano, está realizando Martí uno de sus grandes propósitos: el de una publicación al servicio de la independencia no solo de Cuba sino también de Puerto Rico.
Explica: “Nace este periódico, a la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden.” En cada palabra de Patria está el espíritu de Martí, porque “quienes vivimos para ella, no necesitamos frasear sobre ella.”
El periodista ejerce el oficio a diario, con energía y virtud, pasión y heroísmo. La pluma de Martí flamea al escribir: “Quien se levanta hoy con Cuba se levanta para todos los tiempos.
“Ella, la santa patria, impone singular reflexión; y su servicio, en hora tan gloriosa y difícil, llena de dignidad y majestad.
“Este deber insigne, con fuerza de corazón nos fortalece, como perenne astro nos guía, y como luz de permanente aviso saldrá de nuestras tumbas.”
Si los cubanos tenemos en José Martí a nuestro Héroe Nacional, tenemos además al primero de sus periodistas de combate, al que supo – con mayor denuedo – colocar su verbo al lado de los justos, al servicio de la revolución libertadora.
Merecidas razones existen para que el 14 de abril, fecha de la fundación de Patria, se celebre el Día de la Prensa Cubana.
José Martí, Héroe Nacional de Cuba, periodista