Casi 145.000 inmigrantes mejicanos indocumentados y desplazados por el huracán Katrina temen ir a los asilos porque sus nombres serán reportados a las autoridades de inmigración y después serán arrestados y deportados. Están sin agua, sin alimento, ni ropa seca, ni medicamentos. No tienen ninguna ayuda. Otras víctimas de la tormenta reciben cupones de alimento, albergue, y otra asistencia.
En el 2001, a las familias que fueron afectadas por el atentado del 11 de septiembre se les permitio solicitar ayuda sin miedo de ser deportados.
Catorce senadores han pedido que ese departamento declare que ninguna de las víctimas del huracán serán deportadas al solicitar ayuda.
También se está exigiendo lo siguiente:
• Autorización de trabajo para las víctimas que no tienen residencia legal.
• Extensión de status legal y autorización de trabajo por un año.
• Ninguna pérdida de servicios para los inmigrantes que se le extraviaron sus documentos por Katrina.
• Cupones de alimento y Medicaid.
• Extensión de programas para reubicar a las víctimas de Katrina en casas adecuadas amobladas.
La reubicación de familias se está haciedo con mucha prisa. Muchas familias las han ubicado en hoteles o están durmiendo en apartamentos vacíos. El vaciar a los refugios está dejando a muchos en peor miseria de la que vivían antes.
Gente de las iglesias conocen más sobre las condiciones de los indocumentados que la población en general. En El Paso, por ejemplo, tres hombres fueron arrestados. Ouisa Davis, abogada de uno de los tres, expresó una grave preocupación por el hecho de que ellos no tienen ningún trabajo, dinero, ni familia. Las iglesias católicas están ayudando a ambos personal y legalmente.
Katrina: Indocumentados en peligro