La humanidad y sus problemas globales

LA HABANA, Cuba (Prensa Latina) - Cuando a comienzos de los años 70 el Club de Roma encargo la evaluación de una serie de fenómenos de alcance global, no imaginaba la gravedad y diversidad de esos problemas a los cuales se enfrenta todavía la humanidad.

Esos problemas incluyen, entre otros, el empleo irracional de los recursos naturales y de tecnologías que agreden al entorno, la extensión mundial de la pobreza y la falta de oportunidades para que una gran mayoría de la población pueda atender sus necesidades más elementales.

Pero entonces la atención estaba básicamente centrada en las contradicciones Este-Oeste y Norte-Sur, en el auge de la carrera armamentista y en otros asuntos concernientes a las relaciones internacionales.

Debieron pasar casi 20 años para que el deterioro del entorno, la agudización de la pobreza y otros temas globales fueran redescubiertos luego de que pasara la euforia triunfalista del gran capital transnacional ante el derrumbe del sistema socialista en Europa Oriental y la desintegración de la Unión Soviética.

En esos momentos (años 90) existía una situación cualitativamente distinta al revelar las investigaciones académicas nuevas dimensiones en los viejos problemas globales, la identificación de otros nuevos, la interpelación entre unos y otros y, también, porque había cambiado su importancia relativa.

La temática del desarrollo, por ejemplo, pasó a convertirse en una preocupación global en lugar de ser considerada un problema grave, pero circunscrito a las naciones subdesarrolladas.

En cuanto a los problemas sociales, la importancia antes asignada al crecimiento demográfico de los países subdesarrollados adoptó un énfasis relativamente superior al abordar las migraciones Sur-Norte y Este-Oeste, debido a la peor situación de las naciones desarrolladas para asimilar ese flujo cuantitativamente alto de personas.

A su vez, aumentaban las preocupaciones por la composición étnica, cultural y religiosa a lo interno de esas sociedades, y a las eventuales situaciones de conflictividad que esto podría generar, entre otros factores.

En lo político, también hoy son perceptibles importantes problemas globales como la enorme concentración de riqueza y de poder, este último particularmente en la toma de decisiones, en un reducido número de países desarrollados, corporaciones transnacionales y organismos internacionales.

Lo anterior repercute en limitaciones o retrocesos en la justicia internacional y en la transparencia de la actuación de esos actores.

También ocurre una especie de diplomacia secreta en las relaciones internacionales, como fueron las acciones del Consejo de Seguridad a comienzos de los años 90 respecto del caso de Iraq, las negociaciones para crear un Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) y, en cierto sentido, aquellas para establecer un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

En el campo de las cuestiones ambientales, el estado de la investigación a comienzos de este siglo XXI indica la agudización de los problemas ya conocidos en materia del eventual agotamiento de los recursos naturales y de la expansión de la contaminación y de otras formas de deterioro del medio.

De igual forma surge la preocupación por sus causas, políticas para enfrentarlos y consecuencias del cambio climático, tanto a nivel mundial como regional y local, así como por los problemas relacionados con el impacto de la actuación del hombre sobre el medio en materia de afectaciones a la biodiversidad.

La educación y la cultura no están exentas de amenazas globales, observables en la cuasi monopolización que detentan y en la utilización que hacen las principales potencias mundiales de las nuevas técnicas de comunicación y transmisión de información, y los intentos de homogeneizar los sistemas educacionales y los patrones culturales.

En la ciencia y la técnica se producen desarrollos conducentes al surgimiento de relevantes problemas globales de impredecibles consecuencias.

Todo esto se asocia a la creciente monopolización de los adelantos científico-técnicos por parte de las principales potencias mundiales, a partir de sus muy estrictas legislaciones sobre los derechos de propiedad intelectual.

A su vez, los problemas derivados de la creciente utilización de estos adelantos, siguiendo criterios de eficiencia, racionalidad y ganancias se suman a las distorsiones del progreso científico-técnico como resultado de las normas anteriormente citadas.

Este negativo impacto resulta evidente en la incapacidad del Hombre para avanzar soluciones a sus diversas necesidades (enfermedades, alimentación), así como la eventual utilización irresponsable de adelantos científico-técnicos para la clonación y la producción de alimentos transgenicos.

Los problemas globales, como hemos visto, plantean un enorme reto a todos en el sentido de que, dado su alcance y el hecho de constituir amenazas a la sobrevivencia de la humanidad, su solución conllevan la reestructuración de los patrones de producción y consumo.

Asimismo, desplegar relaciones de cooperación y de toma de decisiones de nuevo tipo, al igual que una nueva ética en las relaciones internacionales.

Al decir del científico alemán Ulrich Beck, nunca antes como ahora la humanidad ha tomado consciencia de que todos tenemos un destino común.