TUCSON, Arizona – Para vencer a los millones y millones de dólares que ya inundan los cofres de la campaña Bush, proviniendo del sector corpororativo, la industria de la defensa, la industria carcelaria, y todas las demás mega-corporaciones que sacan provecho de donar dinero a Bush, hace falta un esfuerzo masivo de base. Aquí en Tucson, estamos en etapas de preparación para las elecciones locales de 2003 y las presidenciales de 2004, utilizando las mismas tácticas que usábamos en 2002 para elegirse a Raúl Grijalva al Congreso.
En el Condado de Pima, que incluye una gran parte del distrito de congreso de Grijalva, votaron un 67 por ciento del electorado en las elecciones de noviembre del 2002, el segundo porcentaje más grande en todo EE UU. En gran parte, es por que durante meses enteros, equipos de voluntarios habían caminado de pie por todos los distritos electorales de 3 a 5 veces cada sábado y domingo, y también entre semana, un esfuerzo que duraba todo el verano a pesar del calor de 40 centígrados y más. Los voluntarios recogieron firmas en solicitudes de votar por correo, inscribieron a votantes, y dejaron folletos informativos en todas las puertas. Hicimos un estudio de la recepción que tuvimos en cada hogar, poniendo al corriente nuestra información en las computadoras una y otra vez para así producir las próximas listas de caminatas. Tuvimos ventas de arte y fiestas caseras para recoger fondos. En el día de las elecciones, caminábamos por los distritos electorales dos veces más, hicimos llamadas por teléfono recordándoles a la gente a votar, ofreciéndoles transporte hasta lugares de votación, apostando a voluntarios en todos los lugares de votación – en pocas palabras, lo que hacía falta: un esfuerzo masivo por parte de mucha gente, que rindió un máximo resultado. Eso es lo que hace falta. La fiesta de la noche de las elecciones fue increíble, con gente llegando a la sede de la campaña Grijalva mojada y despeinada después de una tormenta tremenda en la tarde que dejó empapados a todos los voluntarios que andaban de pie por los distritos electorales y a los que estaban parados fuera de los lugares de votación.
Como los medios comerciales ya están haciendo con Dennis Kucinich, a media campaña los periódicos locales declararon que Raúl Grijalva no lo pudo. Ni se reconocía entre los primeros cinco candidatos, y tuvo menos que la mitad del dinero que tuvo Elaine Richardson (quien recibió fuerte apoyo de los concesionarios de auto Republicanos, contratistas de construcción, y de la Lista de Emily). Los comentaristas vieron a la “canalla” de voluntarios trabajando por la campaña Grijalva como una broma patética.
Pero, allí estábamos trabajando día y noche como una gran familia loca, con gente corriendo a la sede de campaña todos los días después de su trabajo, o pasando sus vacaciones trabajando en la campaña ese verano. En fin, pudimos ganar con un doble cantidad de votos, con solamente la mitad de dinero. Fue la experiencia más gratificadora de mi vida.
Y, nos dio esperanza para el futuro, cuando nos dimos cuenta que sí podemos ganar, y ganar en grande, con tan grandioso esfuerzo verdaderamente de base.
El Congresista Raúl Grijalva se ha mostrado como un vocero excelente para el pueblo de Arizona, Y, nuestro movimiento y esas conexiones importantes forjadas durante su campaña siguen de pie en Tucson.
Las bases populares derrotan el dinero