Los trabajadores en la época de la globalizacióna capitalista

Última de cuatro partes

Los trabajadores hoy

Entonces, con toda esta información, ¿como afecta hoy en día a los trabajadores estadounidenses en un mundo globalizado?

Primero, tenemos que darnos cuenta de que los ataques contra los trabajadores aquí en EEUU no son únicos. La globalización capitalista lanza una lluvia de asaltos y atrasos contra los trabajadores en muchos lugares del mundo. Esos ataques corren la gama desde cambios legales quitándoles derechos laborales a los trabajadores, hasta el uso de la fuerza policíaca y represión contra trabajadores.

Un breve ejemplo, en Australia, el gobierno conservador propone una nueva ley laboral de gran envergadura, que permitiría a las compañías despedir a trabajadores cuando quieran, obligaría a los trabajadores firmar contratos laborales particulares, recortaría al salario mínimo, y limitaría a los derechos de los trabajadores conseguir de sus sindicatos información y ayuda. Esto suena muy parecido a las propuestas legislativas de George Bush para los trabajadores públicos federales.

Realmente se discute mucho la pérdida de membresía por parte de las uniones laborales en EEUU. Esta pérdida es real también para la mayoría de los países industrializados y en gran parte del mundo en vía de desarrollo. La verdad es que todos los factores, desde los cierres de fábrica y las actividades antisindicalistas hasta las leyes laborales injustas y los límites al derecho de sindicalización que han reducido los números de trabajadores sindicalizados aquí en casa, todos han sido factores alrededor del mundo.

Tenemos que responder a la globalización capitalista con la solidaridad internacional laboral. El proceso de fomentar la solidaridad laboral global es un proceso objetivo de la lucha de clases, así como la globalización capitalista es un proceso objetivo. Aunque todavía es muy temprano para ver cuales serán las nuevas formas que tomará la solidaridad global; sindicatos globales o confederaciones globales de ramo específico con convenios internacionales, por ejemplo; una responsabilidad clara de las fuerzas progresistas en el movimiento sindical es hacer conexiones e impulsar por más y mayores lazos internaciones y contactos con trabajadores de todo el mundo.

Esta lucha tiene muchos frentes. En primer lugar, hay que ganar al movimiento sindical estadounidense a una visión más grande de su lugar y su papel en el movimiento sindical mundial. Leo Gerard, presidente del sindicato Obrero Siderúrgicos Unidos expresó un pensamiento profundo en la convención de los siderúrgicos el mes pasado: “No podemos sobrevivir como una isla de prosperidad en medio de un mar de miseria”. Esto se puede aplicar a muchos niveles. Se aplica a todos los trabajadores no sindicalizados en este país, y a todos los que se encuentran en la pobreza más pésima. Se aplica a los trabajadores y a los pobres por todo el mundo que son víctimas del capitalismo global y de la guerra imperialista. Nuestra visión tiene que ser aun más amplia, tenemos que vernos como un componente del movimiento laboral global, que se pondrá de pie solo cuando se levanten los trabajadores y sus familias en todas partes del mundo.

Armado con una visión más amplia de nosotros mismos como parte de la globalización de la solidaridad obrera, debemos tener aun más confianza para poder emprender las grandes luchas que nos enfrentan aquí en casa. Dentro de las últimas semanas no más, hemos visto a la crisis de pensiones y pacto laboral en la United Airlines, ¡Una industria global por excelencia! ¿Cómo habrá una lucha global en la industria de aerolíneas por trabajos y seguridad de jubilación? O, ¿Qué tal la decisión de la GM recortando a otros 25.000 empleos en EEUU? La GM es una corporación global en una industria global fieramente explotativa. Los trabajadores de la industria del auto no pueden ganar sin una solución global y una solidaridad global.

Mientras luchamos para evitar la privatización del Seguro Social por parte de Bush, y el gran robo de pensiones, tenemos que darnos cuenta totalmente que las pensiones y los sistemas de seguro social se encuentran amenazados por todo el mundo; por ejemplo, en Alemania y Francia. Mientras luchamos por una solución nacional al cuidado de salud, tenemos que darnos cuenta y mantenernos en solidaridad con los muchos países, entre ellos Canadá y Bretaña, donde los sistemas nacionales de cuidado de salud están siendo atacados. Mientras luchamos por pasar la Ley de Libertad de Empleados para Escoger, tenemos que darnos cuenta que se están asesinando a organizadores sindicales en Colombia y en otras partes del mundo.

Además, tenemos que mantener nuestro enfoque sobre las luchas críticas que ayudan a todos los trabajadores y sindicalistas en nuestro país a comprender la necesidad de la solidaridad global para refrenar a las transnacionales.

Un tal proyecto como este es la lucha contra la Wal-Mart. La Wal-Mart es un monstruo gigantesco que se monta a horcajadas sobre el mundo, matando a trabajos y a comunidades dondequiera que aparezca. La batalla contra la Wal-Mart es una lucha que abre la puerta a la comprensión de lo que es el capital global y de nuestras luchas comunes por la solidaridad global.

Una nota final sobre la lucha interina en el seno de la AFL-CIO y la amenaza de una división. A este punto las cosas no se miran muy bien, pero tenemos que recordar que el proceso del desarrollo de una unidad y una solidaridad más grande es también un proceso objetivo de la lucha de clases. Mucha de la amargura internalizada y tiras de pullas vienen de una visión muy limitada de lo que está haciendo la globalización a los trabajadores, aquí como en el resto del mundo. Es una falta de comprender que la causa fundamental de la crisis que enfrenta el movimiento sindicalista no es algún fracaso terrible del sindicalismo, pero se debe a las presiones de la globalización capitalista.

Citando un dicho ya viejo, la salvación de los trabajadores no se consigue moviendo a las sillas por la cubierta de un barco que se hunde, pero navegando por la tormenta, uniéndonos a la flota global de la clase trabajadora. Nuestra fuerza no viene solamente de nuestros números, aunque sea muy importante esto, pero viene también de nuestra unidad y solidaridad con los trabajadores y con los oprimidos del mundo.

Si hay una división en la AFL-CIO, ¿Qué harán nuestros clubes y distritos para ayudar a comenzar la lucha por la reunificación del movimiento sindical y por ligarla con la solidaridad global? Muy definitivamente, esta no es una pregunta solamente para nuestros compañeros sindicalistas.

¿Cómo puede el Partido entero ayudar a construir la campaña contra la Wal-Mart? ¿Cual será nuestra contribución especial a esta lucha? ¿Como pueden nuestros clubes, nuestros distritos, y nuestros compañeros sindicalistas fortalecer la unidad y la solidaridad laboral con la campaña contra WalMart?

¿Qué más podemos hacer en nuestros clubes y distritos y con nuestros compañeros sindicalistas para conectar a la demanda del regreso de las tropas a casa de Irak y Afganistán con las luchas sindicalistas locales y nacionales?

Scott Marshall es vicepresidente del Partido Comunista y encabeza la Comisión Laboral de dicha organización.