El muy alabado proyecto de ley sobre inmigración, producto de un acuerdo entre el Senado y la Casa Blanca, recibió olas de críticas enseguida que fue sometido de ambos la derecha y la izquierda.
El proyecto S 1348 se produjo tras negociaciones entre los senadores de ambos partidos y el gobierno de Bush. El lunes, 21 de mayo, el Senado votó 69 a 23 en favor de continuar el debate sobre el proyecto, y el líder de la mayoría Harry Reid anunció que hubo un acuerdo bipartidista que programarían dos semanas para debatirlo.
Aunque, la derecha antiinmigrante, como se esperaba, denunció el proyecto como un obsequio a los delincuentes, el proyecto también fue motivo de críticas de elementos claves del movimiento por los derechos de los inmigrantes. Numerosos grupos sindicales, latinos, de derechos civiles y derechos de inmigrantes han opinado sobre el proyecto, que está muy a la derecha del proyecto McCain-Kennedy del año pasado y el proyecto STRIVE, actualmente en la Cámara de Representantes. Aunque existen algunos que abogan por enmendarlo, grupos importantes llaman por la derrota del proyecto porque dicen que los problemas que tiene son demasiado para remediar a través de enmiendas.
Queriendo mantener los aspectos antiinmigrantes del proyecto, un importante partidario republicano de la propuesta, el senador Jon Kyl de Arizona, advirtió que cualquier cambio mayor a través de enmiendas causaría que él y otros republicanos dejen de apoyarlo.
John Sweeney, presidente de la AFL-CIO, expresó el punto de vista de la mayoría de las organizaciones sindicales al criticar el proyecto de trabajadores huéspedes en la propuesta legislación. Aunque el movimiento sindical es sospechoso de cualquier plan de trabajadores huéspedes, este es aun peor porque no permitiría que los trabajadores huéspedes soliciten residencia permanente y, al fin, conseguir la ciudadanía.
Los trabajadores huéspedes podrán trabajar por dos años a la vez antes de ser obligado a regresar a sus países de origen por un año. Después podrá regresar por dos años más como trabajadores huéspedes. Visto que como puede ser difícil encontrar empleo en sus países de donde son oriundos, estos pueden sentirse obligados a dejar el programa de trabajo huésped y quedarse en EEUU como indocumentados.
Como dijo Sweeney, “Sin una vía a la legalización, el programa excluirá a millones de trabajadores y por ende asegurar que Norteamérica tenga dos clase de trabajadores, del cual solo uno podrá ejercer derechos en el trabajo [él cual] bajaría los beneficios, salarios, protección para la salud y seguridad y otras normas laborales”.
El proyecto también alteraría a la inmigración legal, reduciendo el número de gente que pueden entrar basado en relaciones familiares. En vez lo substituye con un sistema de “méritos” en el cual se asigna puntos que beneficiaría más a los que tienen buena educación y hablan inglés.
Como la mayoría de los inmigrantes indocumentados actuales tienen menos educación que muchas veces no hablan bien el inglés, esto no haría nada para hacer que el tipo de inmigración indocumentado actual sea legal. Por ende la inmigración extralegal continuará sin aflojar.
Lillian Rodríguez López, presidenta de la Federación Hispana, dijo, “Nosotros no podemos aceptar el hecho de que este proyecto de ley quitaría las categorías de reunificación familiar del cual los latinos dependen para reunir sus familias”.
El proyecto también fue fuertemente criticado por la Unión Americana por las Libertades Civiles y el Centro Nacional de Ley Migratoria por restringir el derecho de los inmigrantes poder apelar a los tribunales las decisiones adversas de las autoridades migratorias.
Lo único que los que abogan por los derechos de los inmigrantes pueden ver como positivo, el programa de “Visas Z” que legaliza a la mayoría de los indocumentados actualmente en EEUU, está tan repleto de obstáculos para los inmigrantes que también ha recibido fuertes críticas.
Esther Nieves, hablando por al American Friends Service Committee, dijo, “La legislación propuesta ofrece una vía limitada a la ciudadanía, pero las provisiones no razonables, inclusive largos periodos de espera, multas, un nuevo sistema de ‘méritos’, y otros obstáculos punitivos significa que los trabajadores indocumentados tendrían que esperar de ocho a 13 años para hacerse ciudadanos y pagar el equivalente de seis meses de salario”.
Otros estiman que tomará mucho más tiempo, y además, los que tienen la Visa Z no podrían perder su empleo sin perder su legalidad en el país y estar en peligro de ser deportado. Poco notado es el hecho de que los criterios de méritos basados en la educación y el conocimiento del inglés se usarán para favorecer algunos de los que tenga la Visa Z tratando de hacerse residentes permanentes contra los que tengan menos educación formal.
El pasado martes, una enmienda para remover el programa de trabajadores huéspedes fue derrotado por un voto de 64 a 31, pero ambos los pro inmigrantes y los antiinmigrantes están planeando proponer más enmiendas.
No obstante, hay una alta probabilidad que este proyecto fracasará, en tal caso las cosas se mudan a la Cámara de Representantes. Activistas pro derechos de inmigrantes y sindicales apuntan a que la naturaleza del proyecto del Senado se debe a la movida derechista de los políticos republicanos sobre esta cuestión, y que estos senadores deben ser blancos de intenso cabildeo para poder tener mejor legislación en el Senado.
Rosalío Muñoz contribuyó a esta historia.
Luchan por mejor proyecto de inmigración