Marx y el marxismo

CARACAS – Acaba de conmemorarse el natalicio de Karl Marx (1818-1883), una de las personalidades más eminentes que ha tenido el género humano y reconocido creador -en cooperación con Friedrich Engels, su insigne compañero- de ese singular modo de pensar y vivir que es el marxismo.

Probablemente no sean tantas las personas, no solo acá en Venezuela sino en el mundo en su totalidad, que realmente tengan una idea clara de lo que significa tal denominación, pero quizás resulte aun menor el numero de quienes carezcan de alguna noción -correcta o errada, no importa- relacionada con el marxismo o los marxistas, ya que a estos términos se asocian también los de socialismo y comunismo.

Y nadie en nuestra época puede pretender ser indiferente a este respecto.

No es en abstracto, sin embargo, que ahora quiero referirme aunque de manera limitada a la importancia que, en las actuales circunstancias de nuestro país, tiene un análisis marxista de la realidad que permita a los revolucionarios conocer la exacta correlación de fuerzas y poder así determinar las tácticas apropiadas a la cambiante situación.

Para ello es fundamental identificar a los enemigos, y en especial al enemigo principal, contra el cual debemos tratar de agrupar el mayor volumen posible de aliados de todo tipo.

Los hechos recientes nos confirman el criterio básico, sustentado desde siempre por los marxistas venezolanos y los del continente americano en su conjunto, que señala al imperialismo yanqui como el enemigo a vencer para que nuestros pueblos alcancen mejores niveles de vida a través de un desarrollo soberano de sus economías, lo cual no excluye sino más bien presupone un proceso regional de integración basado en una autentica igualdad de derechos.

Algo muy distinto, desde luego, al esquema neocolonial de ese ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) que los monopolios estadounidenses quieren imponernos tan arbitrariamente.

Pues bien, el prolongado proceso subversivo que viene sufriendo nuestro país, y del cual la intentona golpista de abril es apenas un episodio, ha dejado bien claro para todo el mundo la aspiración de dichos monopolios a retomar el control directo de nuestro petróleo.

El propósito de privatizar la empresa estatal PDVSA [Petróleos de Venezuela], equivalente a su traspaso a manos yanquis, era perseguido desde hace toda una década por Washington en forma más o menos encubierta.

Pero con la llegada a la Casa Blanca del grupo fascista-petrolero del clan Bush se pasó a una nueva fase, poniendo en acción al sector fascista-clerical de su quinta columna que protagonizó este fallido golpe de Estado.

Lo asombroso -para quienes ignoren la teoría marxista, claro- es el actual proceso de “reconciliación” que la burguesía, y la pequeña burguesía a su cola, han logrado de inmediato poner en marcha con la intención de ganar tiempo para reorganizar fuerzas y lanzarse a otra aventura golpista.

Toda esta payasada del “diálogo,” utilizando como chivo expiatorio al pobre señor Pedro Carmona Estanga, y supuestamente para encontrar a los culpables de no se dice que, busca evidentemente ocultarle al pueblo la gran verdad de que el presidente George W. Bush nos ha declarado la guerra, tal como lo ha hecho con los afganos y los palestinos.

Los revolucionarios que se dejan engañar por sus enemigos, como lo demuestran tantos casos históricos, terminan pagando un alto precio por su ingenuidad.

La lucha de clases no es una invención marxista, sino una perenne realidad que se aviva en tiempos como los actuales, de una creciente crisis económica mundial. Leer a Marx, el hombre de “¡Proletarios de todos lo países, uníos!” es ahora más útil que nunca antes.



El autor es director del periódico venezolano Tribuna Popular