Millones de trabajadores franceses ya están listos para tomar las calles para decirle al gobierno derechista que no van a soportar el peso de la crisis.

Las principales confederaciones sindicales, CFDT y CGT, reunidas con seis grupos sindicales más, han hecho un llamado a los trabajadores gubernamentales y del sector privado a que vayan a la huelga y que asisten a una manifestación en lo que será más probablemente la protesta más grande de parte de la clase trabajadora desde la elección del presidente Nicolas Sarkozy en mayo, 2007.

Declaró el dirigente de la CFDT, Francois Chereque, que “Los empleados se sienten que están pagando con sus trabajos, sus salarios y sus derechos laborales por una crisis por la cual no tienen responsabilidad ninguna”.

El dirigente de la CGT, Bernard Thibault, dijo que espera que las protestas van a ser aun más grande que las que se llevaron acabo en 2006.

En aquella ocasión, el gobierno se vio obligado, debido a la presencia de tres millones de manifestantes en las calles, a abandonar un nuevo contrato de empleo juvenil que les hubiera facilitado a los patrones el despedido de empleados de menos de 26 años de edad.

Las ocho uniones laborales han emitido un documento conjunto enumerando sus demandas tanto al gobierno que a los patrones privados.

Insisten los sindicalistas que cualquier ayuda estatal a compañías afectadas por la crisis tiene que ser condicional, a que apoyen estas los trabajos sin recortes de salarios.

Insisten las uniones que el gobierno debe abandonar planes para recortar 30.000 trabajos del sector público con no reemplazarles a ciertos empleados jubilados.

También quieren las uniones que se dirijan las medidas de estímulo estatales a los consumidores y no solamente a las empresas, argumentando que el gobierno debe resucitar a la economía fortaleciendo al consumo.

Y quieren la derogación de legislación que había debilitado reglamentos de la semana laboral de 35 horas.

Se espera que con la huelga quedará interrumpido tráfico en los ferrocarriles naciones, aeropuertos y el Metro de París.

Se espera una paralización del país cuando trabajadores del sector público, de las escuelas, del correo, y de los medios informativos estatales se unan con los trabajadores automovilísticos, pilotos de helicópteros y hasta operadores de teleféricos.

Según una encuesta de opinión pública conducida por CSA-Opinión para el diario Le Parisien, el apoyo a la huelga está a casi el 69 por ciento de los franceses, mientras que apenas el 12 por ciento se opone.

Prevé la Unión Europea que la economía francesa, la segunda más grande de Europa, puede sufrir una contracción de 1,8 por ciento este año.

Y se ha previsto que para el año que viene la tasa de desempleo en Francia llegará al 10,6 por ciento.

Tomado del diario británico socialista Morning Star