LOS ANGELES – El intento de destituir al gobernador Gray Davis tiene que ver con más que el destino político de un gobernador demócrata. Lo que está en juego es la dirección política no solo de California, sino la del país.
Aunque el presidente Bush y el Partido Republicano nacional han tratado de aparentar neutral en el asunto, nadie se debe equivocar – el intento de destituir al gobernador Davis tiene la marca de la administración Bush.
Igual como el robo de las elecciones en Florida en el 2000 y los intentos sin escrúpulos por los legisladores republicanos de Tejas para dividir los distritos para el Congreso y así ganar más escaños republicanos, la campaña de destitución de California es parte crucial de la estrategia de la derecha para mantener el control de la Casa Blanca y el Congreso en el 2004.
Millones de dólares de los cofres de la extrema derecha están invertidos en la campaña de destitución. Las maniobras del asesor político principal del presidente Bush, Karl Rove, es evidente. Art Torres, presidente del Partido Demócrata de California, le dijo a los medios de comunicación, “Las huellas digitales de Karl Rove se ven en todo esto”.
La secretaria de comunicaciones de la primera dama Laura Bush, Noelia Rodríguez, esta en Los Ángeles hace dos semanas ayudando al ex alcalde de Los Ángeles, Richard Riordan, organizar un equipo de campaña para gobernador. Riordan era el favorito del presidente Bush en las primarias para gobernador el año pasado.
Esta semana el Consejo Ejecutivo de la AFL-CIO nacional llamó la campaña de destitución “un intento descarado de coger el poder” y “un intento golpista ultra conservador” al comprometerse movilizar a los afiliados de los sindicatos a través del estado para derrotarla.
La central sindical le pidió a todos los posible candidatos demócratas que no pongan sus nombres en la papeleta y que se unan en un esfuerzo unido para apoyar al gobernador. Desafortunadamente hay un número de oficiales electos demócratas que echándose para atrás en luz del enorme ataque sin precedencia de los republicanos y están considerando postularse. Eso sería un gran error.
Poner el bloque antirrepublicano en California fuera de balance sería un gran premio para los republicanos. Este es su fin, como lo fue en Florida, y están preparados para usar cualquier medio no democrático y deshonesto.
Las leyes de California prohiben que aparezca el nombre del gobernador Davis en la papeleta como candidato. La ironía es que la destitución puede pasar a pesar de que Davis reciba más voto que la persona electa para la gobernación.
Muchos condados han anunciado que debido a la falta de fondos, van a tener menos sitios de votación. Los condados de Los Ángeles, Contra Costa y Sonoma tendrán rebajar los sitios de votación por mitad. El NAACP (Asociación Nacional para el Avance de Gente de Color) está buscando que celebren las elecciones más tarde para corregir esto, porque la consolidación de los sitios de votar le privaría el voto a muchos, especialmente los de bajo ingreso y de minorías.
Hay mucho en juego en California. Los nueve precandidatos demócratas dijeron, en una carta abierta oponiéndose a la destitución, “California ha seguido un curso para una agenda progresista que puede ser un modelo para Norteamérica, pero estas ganancias están bajo ataque por los republicanos ambiciosos que están auspiciando esta destitución”.
Los californianos necesitamos defender lo que hemos ganado y unirnos en el frente popular más amplio contra la intentona. Este es el reto político más crítico para nosotros. Esto tiene que ver con más que el gobernador Davis, tiene que ver con el futuro de nuestro estado y el país.
Se puede comunicar con la autora al evnalarcon@aol.com
Mucho está en juego en elecciones de California