No quieren a Bush en Brasil

SÃO PAOLO, Brasil — El presidente George W. Bush visitó a Brasil y cuatro otro países – Uruguay, Colombia, Guatemala y México – durante su gira latinoamericana la semana pasada.

Desde el 1990, cuando el padre de Bush estaba en la Casa Blanca, Washington se ha enfocado en convenios de “libre comercio” con países en la región, para poder dominar las economías de esos países.

No obstante, estos convenios de libre comercio o neoliberales, inclusive la privatización de propiedades del Estado, recortes en gastos para programas sociales, un antisindicalismo y sumisión a los dictados del Banco Mundial, han fallado miserablemente.

En vez esta política ha generado movimientos masivos de base que han elegido (y en algunos caso reelegido) gobiernos progresistas de izquierda en Brasil, Venezuela, Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador y Nicaragua.

El viaje de Bush se considera por muchos como un intento de contrarrestar la influencia del presidente venezolano Hugo Chávez, que ha sido un crítico de la política neoliberal, e indirectamente contra la Cuba socialista y la creciente influencia de la política izquierdista en la región.

La política energética era algo grande en la reunión que Bush tuvo con el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva. El pacto EEUU-Brasil sobre etanol promueve la producción del etanol en los países del Caribe, Sudamérica y Centroamérica. También se ve como una maniobra para contrarrestar la creciente influencia de Venezuela, país petrolero.

Aunque mucho de habló de “ser socios”, Bush no dijo nada sobre la tarifa 54 centavos el galón impuesta sobre las importaciones de etanol brasileño hecho de azúcar. Este arancel, cual el gobierno brasileño dice que es injusto, está diseñado a ayudar a las empresas estadounidenses de maíz. El etanol se puede hacer de ambas.

El pueblo y gobierno brasileño están en contra de la guerra en Irak y la política económica estadounidense, incluyendo tales barreras al comercio. Por eso es que miles protestaron en las calles de todas las ciudades del país – en Sao Paulo, Rio de Janeiro, Belo Horizonte, Salvador y Porto Alegre.

Los manifestantes tildaron a Bush de “asesino” y “fascista”. Los arregos de seguridad para Bush fueron los más extenso en la historia para un jefe de estado visitando al país.

Bush trató de resucitar su alegación de “conservador compasionado”. “Mi viaje es para explicar lo más claro que pueda que nuestra nación es generosa y compasionada”, él dijo. Tales palabras suenan huecas e hipócritas a la mayoría de latinoamericanos.

En la América Latina de hoy, 40 por ciento de sus 570 millones de habitantes viven en la pobreza, con 50 millones teniendo solo tres dólares al día con que vivir. Esta pobreza aplastante es el resultado de décadas de política estadounidense que han saqueado los recursos naturales y explotado el trabajo de estos pueblos a través de las corporaciones multinacionales. Por eso es que Bush es persona non grata en América Latina.

Pedro de Olivera es periodista del Partido Comunista de Brasil