El gran éxito de la tarjeta de residencia de New Haven, la Ciudad del Olmo, que ha provocado una respuesta tremendamente positiva de la gente que vive aquí, se está convirtiendo en un modelo para otras ciudades. La historia de esta tarjeta de identificación es una de la lucha por los derechos de los inmigrantes y de los trabajadores.
La cronología
Después de la tragedia del 11 de septiembre de 2001 y el aumento del “perfilamiento racial” que conllevó, el pueblo inmigrante latinoamericano se juntó en el Centro Popular de New Haven donde nació Unidad Latina en Acción (ULA). La mayor preocupación de todos fue de conseguir una licencia de manejar para poder ir a trabajar, de compras y a las citas médicas y otras cosas necesarias.
Se introdujo un proyecto de ley en la legislatura estatal para permitir que cualquier residente del estado de Connecticut, independiente de su estado migratorio, consiga una licencia de conducir al pasar la prueba. A pesar de muchas audiencias, peticiones y tocando de puerta en puerta, el proyecto fue derrotado.
Después de esta gran decepción, se plantó la pregunta en una reunión de la ULA: “¿Qué más podemos hacer? No nos daremos por vencidos”. Vino la respuesta: “Trabajaremos para que la ciudad emita tarjetas de identificación en New Haven”. Esto mejoraría las vidas de los inmigrantes que de otra manera no podrían abrir cuentas bancarias y tenían miedo de reportar crímenes a la policía, siendo así beneficioso para toda la comunidad.
¿Pero porque tuvo tanto éxito este programa?
Sin la voz organizada de la comunidad inmigrante no se hubiera podido lograr. La ULA pasaba muchas horas tocando puertas, haciendo llamadas telefónicas, hablando con la gente en la calle y repartiendo volantes para establecer la base para el esfuerzo.
A la vez ULA y Junta auspiciaron una reunión enorme en la Iglesia Católica Rosa de Lima con el jefe de policía Francisco Ortiz y su gente. Se trataba del propósito de la tarjeta de identidad y las relaciones con la policía. En los meses siguientes, esto produjo el resultado de una orden de parte del mando de la policía que los oficiales no deben hacer ninguna pregunta sobre el estado migratorio de personas con las cuales hablaban por asuntos civiles. El alcalde de New Haven, John DeStefano, públicamente dio su respaldo al plan.
Mientras tanto, se pudo movilizar a la comunidad entera.
ULA y Junta organizaron foros públicos que contaban con el consejo legal de la facultad de leyes de la Universidad Yale. Se puso presión pública al alcalde para avanzar más rápidamente el proceso de crear las tarjetas, enfatizando que esta tarjeta iba a ser no solo para los inmigrantes sino para todo residente de New Haven.
En diciembre de 2006, tras muchos meses de espera, la ULA organizó una rueda de prensa enfrente de la oficina del alcalde en donde le presentaron una gigantesca tarjeta de Navidad en la cual se encontraba escrito: “Señor Alcalde, la comunidad inmigrante necesitamos nuestra tarjeta de identificación como residentes de New Haven”. DeStefano se mostró preparado para escuchar a las inquietudes y respondió que estaba trabajando en el asunto.
Para formar las bases para la tarjeta, el gobierno municipal buscó asesoría legal y recogió fondos particulares para pagar los costos de todo el proyecto.
En la primavera de 2007, la Junta de Concejales de New Haven tuvo una reunión de comité para discutir si el plan era factible o no. Quedaron de presentar el plan de la tarjeta de identificación al pleno de la Junta con una recomendación que fuera aprobado.
¡Un voto aplastante!
El 4 de junio, con la cámara de los concejales rellena de gente, el voto final fue 24 a favor y 1 en contra, de realizar el programa de las tarjetas de identificación. La gente celebraba en todo New Haven. Pero 36 horas después, el buró de Control de Inmigración (ICE) federal vino a New Haven en las vísperas de la mañana y agarró a 34 personas delante de sus niños atemorizados.
En cuestión de horas se llevaba a cabo una reunión de la comunidad en las oficinas de Kica Matos, directora de servicios comunitarios y antigua directora de Junta, quien había desempeñado un papel protagónico en la creación de la tarjeta. Se hicieron arreglos para ayudar a los niños y familiares de los que estuvieron detenidos y para recaudar dinero para fianzas.
‘Escogieron la ciudad equivocada’
Como una respuesta a la redada de ICE, la ULA convocó una reunión de emergencia en el Centro Popular de New Haven, en donde asistieron cleros, sindicalistas y dirigentes comunales además de gente de la comunidad inmigrante. Se planearon cuatro acciones:
En primer lugar, se llevó a cabo una rueda de prensa con Lila Downs, una popular cantante mexicana-norteamericana quien estaba apareciendo en el Festival Internacional de Artes e Ideas.
En segundo lugar, se hizo una manifestación de solidaridad enfrente del edificio federal en Hartford donde se estaban decidiendo las fianzas de muchos de los detenidos por ICE.
En tercer lugar, un equipo organizado por la ULA servia como guardianes visibles en el barrio de Fair Haven donde tomó lugar la redada, usando pancartas y repartiendo tarjetas diciendo a la gente que deben hacer si fueron contactados por ICE. Esto fue importante para poner alto a los rumores y para apaciguar el temor de otra redada.
En cuarto lugar se llevó a cabo una marcha espectacular de 1000 personas dentro de una semana, juntándose en el barrio de Fair Haven. Superando mucho miedo, la comunidad inmigrante marchaba con la participación de sindicalistas de muchos estados, cleros con sus congregaciones, el alcalde y otros funcionarios elegidos y activistas. Marcharon dos millas en la lluvia y terminaron con un mitin en frente del ayuntamiento.
John Wilhelm, presidente de la división de hoteles y restaurantes del sindicato Unite Here, se unió a la marcha en solidaridad con los miembros de su sindicato del este del país. Cuatro años antes un grupo de inmigrantes habían mostrado su solidaridad con el sindicato Unite Here cuando se negaron prestarse como esquiroles en la huelga de empleados de la Universidad Yale.
Así se pudo fomentar un clima político para defender la tarjeta de residencia de New Haven. Las primeras tarjetas fueron repartidas el 24 de julio con bastante cobertura por la prensa nacional. Durante dos semanas las filas para recibir la tarjeta llenaron al cabildo municipal. En las primeras cinco semanas se repartieron 3.348 tarjetas pese el acoso por parte de un grupúsculo antiinmigrante que pirueteaban el cabildo.
Algunos bancos ya han anunciado que van a aceptar la tarjeta para abrir cuentas bancarias. Padres de familia consiguen la tarjeta para sus hijos como medida de seguridad en caso que se encuentran perdidos. Ancianos que no tienen licencia de manejar se están apuntando para una tarjeta.
Las tarjetas son repartidas en la Oficina de Residentes del ayuntamiento de New Haven de las 9 a.m. a las 2 p.m. a personas que pueden comprar su identidad (pasaporte, matricula consular, licencia de chofer) y dos comprobantes de que viven en New Haven (recibo de renta, cuenta de luz, gas etc., talonario del cheque de pago).
Cuestan $10 para adultos de lo cual la mitad se acredita para pagar a los parquímetros, y $5 para niños y ancianos. Además de servir como identificación con foto, la tarjeta incluye una tarjeta de biblioteca, acceso a los parques públicos y al tiradero municipal y puede servir como una tarjeta “debit” para los parquímetros y para artículos y servicios en 150 tiendas.
Información completa sobre la tarjeta de identificación se puede conseguir en el sitio “web” de la ciudad de New Haven a www.cityofnewhaven.com. Para mas información sobre Unidad Latina en Acción marque (203) 606-3484 o (203) 479-2959.
Nuevo carnet unifica New Haven