Obreros de Smithfield dice: ¡Alto a los abusos!

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WILLIAMSBURG, Virginia — Mil obreros y activistas reclamando el derecho de formar un sindicato en una planta de carne hicieron estremecer las paredes afuera de la reunión anual de accionistas de Smithfield Packing el 29 de agosto con sus voceos, cantos, gritos de consignas y silbando pitos.

Mientras tanto, la gerencia de la compañía acordó a una de las demandas del sindicato — la de sentarse y reunirse con ellos. A la hora de cierre el sindicato y la compañía estaban reunidos para hablar de la situación en la planta de Tar Heel en Carolina del Norte.

Representantes de Smithfield y oficiales del Sindicato Unido de Trabajadores de Alimentos y Comerciales (UFCW por sus siglas en inglés), que ha estado tratando de organizar un sindicato en el matadero de puerco más grande del mundo por 14 año, iniciaron discusiones el 21 de agosto en Richmond, Virginia, según informes.

Mientras la multitud afuera de la reunión anual aplaudían y voceaban, Terry Slaughter, un obrero de la planta en Tar Heel, presentó una petición, firmada por miles de obreros constituyendo la mayoría en la planta, a los ejecutivos de la empresa exigiendo que la compañía reconozca al sindicato.

“Estamos cansados”, le dijo el presidente de Smithfield Larry Pope, a Slaughter y sus 10 compañeros de trabajo que presentaron la petición. Él dijo estar de acuerdo que los empleados necesitan un sindicato en la planta pero dijo que la compañía y el sindicato no puede decidir como crear una.

El UFCW quiere un sistema en el cual se establezca el sindicato una vez el sindicato presente tarjetas firmadas por la mayoría de los obreros. La compañía dice que quiere “elecciones secretas” organizada por una tercera parte.

La alta tasa de accidentes y lesiones en la fábrica contribuye a que los obreros apoyen el sindicato. Siete cientos heridas graves fueron reportados solo en el año 2006. Entre estas están cortadas, muñecas heridas, huesos rotos y hasta amputaciones.

Keith Ludlum, despedido hace 12 años por tratar de organizar el sindicato y recientemente reinstalado a su antiguo empleo con pago por tiempo perdido, estaba en la manifestación.

Al preguntarle porqué el sindicato no quiere otra elección, Ludlum dijo que, “Eso lo hicimos en el ’94 y en el ’97. Ambas veces fue una farsa. Acosaron a la gente, los golpearon y los despedían. Los capataces se hicieron pasar por empleados y votaban. Hasta apagaron las luces e evacuaron al edificio durante las elecciones”.

Continúan el uso de redadas de inmigración para intimidar a los partidarios del sindicato. Entre las 3 y 6 de la mañana del 23 de agosto, agentes federales allanaron casas en cuatro condados de Carolina del Norte y hasta entraron en la misma planta en Tar Heel, arrestando a un total de 28 obreros, principalmente de México.

Organizadores dicen que las redadas han motivado aun más gente que salgan a marchar. Melody Drnack, vicepresidenta de la Organización Nacional para Mujeres, estaba en la manifestación. Ella dijo deplorar a como “recogen a las mujeres en el medio de la noche, separadas de sus familias y las encarcelan. Esta acción por el gobierno, los accionistas y la gerencia de Smithfield es despreciable”.

Antes de la marcha, la multitud llenaron a más no poder a la Primera Iglesia Bautista. Ellos aplaudieron cuando se anunció que solo una semana antes 70 supermercados en Boston habían los productos de Smithfield.

Al salir de la iglesia ellos llevaban letreros, pitos y copias de consignas distribuidas por la coalición Trabajo con Justicia y la Campaña para Justicia en Smithfield.

Un letrero hecho a mano cargado por las calles ondulantes de este antiguo pueblo desde los tiempos de la colonia decía, “Cuando me ve a mi, ves miles detrás de mi en ni sindicato”.

El sonido de las consignas y los pitos llamó a la atención de los residentes locales, estudiantes y turistas. Un estudiante, Bobby Muller, fue conmovido a unirse a desfile y habló en apoyo después.

Otra oradora, Vanessa Reeves, había trabajado en la planta por años, sacándole la espina dorsal de los puercos. “Mientras los puercos llegan en la cadena de montaje chocan contigo y a veces se caen en ti”, ella dijo.

“Eso fue lo que me pasó el 29 de mayo”, dijo. “Fui a la sala de emergencia. Aborté espontáneamente. Perdí a me bebé en el hospital y me despidieron por no estar en el trabajo”.

“La única manera que esta gente van a conseguir la ayuda que necesitan es ayudándolos conseguir un sindicato”, dijo Jim Lowther, presidente del Local 400 del UFCW.

John Wojcik contribuyó a este artículo.