Oportunidad para cambiar política hacia Cuba

ANÁLISIS DE NOTICIA

Al comienzo de este mes, el cineasta Michael Moore anunció que había recibido una carta de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros, que lo acusaba de haber viajado a Cuba sin permiso, amenazando multarlo.

Moore, en vez, ha acusado al gobierno de pretender censurar su trabajo.

Moore fue a Cuba mientras que filmaba su documental “Sicko”. Lo de Cuba es solo una pequeña parte del documental, que pretende exponer forma que millones de personas en EEUU son privados de servicios médicos por un sistema que piensa solo en las ganancias.

Moore llevó consigo varios trabajadores de rescate cuya salud fue dañada por substancias tóxicas resultado del derrumbe de las Torres Gemelas en Nueva York tras el ataque terrorista del 11 de septiembre 2001. La idea fue que iban a visitar la prisión norteamericana en la base naval de Guantánamo, donde se dice que los cientos de personas encarceladas por ser acusados de terrorismo reciben mejor cuidado de salud que muchas personas en EEUU.

Como no le permitieron entrar a la base norteamericana, Moore y su grupo siguieron en camino a La Habana, donde el personal médico cubano les prestaron atención médica de alta calidad.

Moore dijo que sus peticiones para recibir una licencia de viaje a Cuba para filmar jamás tuvo respuesta de parte del gobierno norteamericano. Así es la experiencia de muchos que quieren visitar a Cuba. Desde llegar a poder el gobierno del presidente Bush, han estado haciendo cumplir estas restricciones con mano dura.

Pero al echarse encima al muy conocido Moore, es posible que el gobierno esté ayudando a terminar con sus propias políticas.

El pretexto de multar a personas que viajan a Cuba es que gastar dinero en la isla viola una ley de Comerciar con el Enemigo. Miles de personas han sido sujetados a multas de $7,000 y más.

Agrupaciones liberales, progresistas e izquierdistas en EEUU han estado trabajando por años para acabar con esta política y con el bloqueo comercial en contra de Cuba de 46 años.

Algunos congresistas republicanos derechistas también están en contra del bloqueo. Muchos de ellos vienen de estados y regiones agrícolas, y su base política incluye a agricultores. El apetito de estes sector agrícola para más comercio con Cuba está estimulado por los buenos resultados del comercio limitado que ya se permite. Por lo tanto, desean expandir el comercio con Cuba y quieren que Cuba pueda comprar productos norteamericanos con crédito como cualquier otro país.

Esta combinación de izquierda y derecha ha tenido éxito en el sentido que varias veces ambas cámaras del Congreso aprobaron legislación contra el bloqueo y las restricciones de viaje. Pero el liderato derechista del Congreso que estaba en poder hasta enero de este año, hizo “desaparecer” estas leyes cuando se reunían en el comité conjunto de ambas cámaras.

Ahora la situación es diferente. Los nuevos líderes demócratas del Congreso, la congresista Nancy Pelosi y el senador Harry Reid, no tienen los mismos lazos con el exilio cubano ultraderechista que tenían sus antecesores. Por lo tanto es mucho menos probable que bloquean legislación para normalizar relaciones con Cuba.

Por lo tanto las posibilidades de legalizar el comercio con Cuba, y viajes a la isla, han mejorado bastante.

Los activistas que se solidarizan con Cuba aconsejan que se concentre el apoyo a dos proyectos de ley paralelos: HR 654 en la Cámara de Representantes, que fue introducido por el demócrata Charles Rangel de Nueva York, y S 271 en el Senado, que fue introducido por el senador republicano Mike Enzi de Wyoming. El primero cuenta con el apoyo 107 congresistas (de los cuales 10 son republicanos) y el segundo cuenta con el apoyo declarado de 20 senadores (de los cuales 3 son republicanos).