Por el futuro del país, ¡Cambiemos al Congreso en noviembre!

Respondiendo al discurso del presidente Bush sobre el Estado de La Unión, el Partido Comunista, EEUU emitió la siguiente declaración.

El Estado de la Unión está en gran peligro. El antipático discurso del presidente Bush sobre el Estado de la Unión fue una cortina de humo escondiendo a los actos criminales de esta administración. Fue un encubrimiento que alimenta a la avaricia corporativa mientras las corporaciones petroleras, de combustible y otras sacan ganancias inauditas. Dijo Bush que la nación se encuentra “adicta al petróleo”. La verdad es que las corporaciones petroleras están “adictas a las ganancias”.

Bush es un presidente delincuente. Sus violaciones a las leyes internacionales y estadounidenses, su pisotear a las protecciones democráticas, su repetida justificación del espionaje ilegal en nombre de la “seguridad nacional” y la “guerra contra el terrorismo”, nos lleva a una crisis constitucional.

Mientras que se le esfume el apoyo público, esta administración se está moviendo para consolidar el poder ultraderechista en todas las ramas del gobierno. El nombramiento de Samuel Alito inclina al Tribunal Supremo a la derecha. Por eso, la lucha para “retomar” al Congreso de la dominación republicana se vuelve crucial para la protección de los derechos laborales y por el bienestar de los trabajadores, por derechos y libertades civiles, por el medio ambiente y para poner fin a la guerra en Irak.

En su arrogancia, Bush llama a seguir adelante en su curso desastroso en Irak, y amenaza a varios países, entre estos Irán. Ignorando a la creciente crisis económica que enfrenta al pueblo norteamericano, Bush hace llamados al Congreso para más ataques contra las normas de vida. Usó al temor y al terror para justificar a la extensión de la antidemocrática Ley Patriota y a la intercepción telefónica ilegal.

El verdadero estado de la unión estaba invisible en el discurso de Bush. Pero el Congreso tiene el poder de ponerse de pie por el pueblo.

• Nuestro país y nuestro mundo se encuentran más inseguros que nunca. Ni la guerra en Irak ni el programa de espionaje de Bush nos hace más seguros. Los cientos de miles de millones de dólares que se gastan en la guerra se necesitan urgentemente para cumplir con las prioridades domésticas. El Congreso debe de apoyar a nuestras tropas adoptando un plan para su pronto retiro.

• Para el medio millón de damnificados que todavía se encuentran desplazados por el huracán Katrina, las palabras de compasión no pueden esconder los actos de indiferencia racistas e inhumanos de parte de esta administración. El Congreso debe dirigir a miles de millones de dólares de la guerra a la reconstrucción de la Costa del Golfo con participación comunitaria, y debe aprobar el proyecto de “Huracán Katrina Recuperación, Reclamación, Restauración, Reconstrucción y Reunificación”, HR 4197. Bush traza a una Iniciativa Competitiva Norteamericana, un ataque desastroso contra la gente trabajadora.

• Para los 48 millones que no tienen seguro medico, el brillo de las “cuentas de ahorro médicas” no esconde la fría realidad de que esta propuesta solo enriquecerá al complejo medico-industrial. El Congreso debe promulgar el proyecto de ley HR 676, Medicare para Todos, para así ofrecer una cobertura medica universal incluyendo medicinas recetadas.

• Para los miles de jóvenes que dependen de la asistencia financiera federal para sus estudios universitarios, los recortes adicionales propuestos por Bush con fines de preservar y extender recortes de impuestos para los más ricos obligará a muchos jóvenes a abandonar sus estudios. El Congreso debe rechazar cualquier recorte adicional a los programas de necesidades humanas, e imponerle de nuevo impuestos a los ricos.

• Para las decenas de miles de trabajadores que están perdiendo sus trabajos en la industria del auto y otros empleos, y para los que están estancados en trabajos mal pagados, obligados a escoger entre pagar por alimentos o vivienda, el llamado para abrir a los mercados globales no puede esconder el hecho de que esta campaña de “mercado libre” ha contribuido a la pérdida de la cuarta parte de los trabajos de manufactura en EEUU, y a la ruina económica y desplazamiento de millones de trabajadores y campesinos en Latinoamérica y por todo el mundo. El Congreso debe exigir en todos los acuerdos comerciales protecciones laborales y ambientales, y debe aprobarse la propuesta “Ley de la Libertad de Escoger para Empleados”.

• Para los millones que enfrentan aumentos en el costo ya inalcanzable de la energía, y para nuestro país entero, la “Iniciativa Energética Avanzada” es un engaño. Hay que ratificar el Tratado de Kioto para reducir el calentamiento global. El Congreso debe rechazar subsidios corporativos, imponerles a las corporaciones energéticas un impuesto sobre ganancias excesivas, y aumentar la ayuda energética a la gente de escasos recursos. Las necesidades energéticas no deben ser excusas para destruir al medio ambiente con proyectos como la exploración petrolera en el Ártico.

• Para todos los trabajadores, inmigrantes o nacionales, la militarización de la frontera promovida por Bush y el programa de trabajadores huéspedes “separado y desigual” no ofrecen nada positivo. Se ponen a los trabajadores inmigrantes y no inmigrantes unos contra los otros, rebajándoles así salarios y beneficios a todos. El Congreso ha de rechazar esta iniciativa punitiva a favor de una que favorece a la legalización, a la reunificación familiar, al respeto y a los derechos laborales.

Nuestro país necesita un Congreso con valor y patriotismo para resistir a las demandas de Bush, para oponerse a sus actos ilegales, y, eso sí, para considerar al enjuiciamiento político.

Las llamadas de Bush a la esperanza son vacías. La esperanza verdadera de nuestro país está en las crecientes luchas de masas por el cuidado de salud, para salvar al Seguro Social, Medicare y Medicaid, por la educación pública y para poner fin a la guerra.

La esperanza de nuestro país está en la unión de los grupos sindicales, religiosos, pro derechos civiles, juveniles, ecologistas y comunitarios, por el bien común, afronorteamericanos, mejicoamericanos, latinos, asiáticos y gente del Pacífico, pueblos indígenas, del Medio Oriente y blanca. Millones están encontrando una realización en medio de estas luchas por la responsabilidad social, para crear la oportunidad para cada uno alcanzar su potencial.

Este movimiento de todo el pueblo tiene el potencial de organizar una ola fuerte para romper con el dominio republicano sobre la Cámara y el Senado. Así se abrirán nuevas posibilidades para un movimiento de base aun más grande con el propósito de empujar al Congreso a aprobar un programa popular y pro trabajador que desde hace mucho nos ha hecho falta.

No se puede rendir un tributo más apropiado a Coretta Scott King y al papel central del movimiento pro derechos civiles en la lucha por poner fin al militarismo, al racismo y a la avaricia corporativa.

La batalla por el Congreso comienza ahora. ¡Todos a la lucha de noviembre!