A pesar de los obstáculos que interpuso el Gobierno Nacional, la senadora Piedad Córdoba y el grupo de Colombianos Colombianas por la Paz (CCP) lograron la liberación de los cuatro miembros de la Fuerza Pública, el ex gobernador Alan Jara y el ex diputado Sigifredo López. La accidentada “misión humanitaria” se cumplió en tres etapas, la semana pasada, con el respaldo nacional e internacional a sus principales protagonistas: el llamado grupo de los intelectuales, ahora señalado por el presidente Álvaro Uribe Vélez de estar al servicio de las FARC.
El presidente Uribe y el Gobierno Nacional nunca vieron con buenos ojos el “diálogo epistolar”, que derivó en el compromiso de la liberación unilateral de las seis personas retenidas. Sin embargo, el empeño de CCP logró la liberación, que se cumplió pese a las trampas y maniobras del Gobierno antes y durante la misión humanitaria.
Tan pronto el Gobierno se enteró de las gestiones de buenos oficios de la senadora Piedad y del heterogéneo grupo de intelectuales, las descalificó con el argumento que era una celada contra el presidente Uribe y una “maniobra para dar oxígeno político a los terroristas”.
Luego vinieron los vetos oficiales a la presencia internacional, el rechazo al representante [democrata por Massachusetts en EEUU] Jim McGovern, “porque es un chavista” según Restrepo y la pretensión de imponer en la misión humanitaria a la Iglesia Católica, a un vocero del Vaticano y hasta al senador Armando Benedetti. Las maniobras dilatorias y provocadoras fueron esquivadas con la prudencia de la senadora Piedad Córdoba, elogiada por su estupenda compostura.
Finalmente, la misión quedó integrada por la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la senadora Piedad Córdoba, la directora de la Casa de la Mujer, Olga Amparo Sánchez y los periodistas Daniel Samper Pizano y Jorge Enrique Botero. Además, por supuesto, de la discreta tripulación brasileña, cuyo Gobierno aportó la logística.
Pero ahí no terminaron los inconvenientes. Cuando la misión se dirigía a recibir [a los uniformados] hubo sobrevuelos de aviones militares en el área geográfica donde se haría la entrega. Fue una situación difícil, los guerrilleros se sintieron engañados.
Cumplido el regreso y el desembarco en Villavicencio en medio del júbilo de todos los presentes, el round fue entre los cuatro miembros de la misión humanitaria, el CICR y [el comisionado de paz] Luis Carlos Restrepo, porque este último vetó al periodista Jorge Enrique Botero debido a que denunció desde las montañas el vuelo rasante de los aviones militares que pusieron en peligro el acto humanitario. De paso, también vetó a Daniel Samper porque criticó la provocación oficial.
Enseguida, Uribe montó el “espectáculo periodístico” con los cuatros uniformados recién liberados, que terminó con el anuncio del propio presidente de que le quitaba la autorización a los cuatro miembros de CCP, incluyendo a Piedad Córdoba, para participar en la liberaciones siguientes lo cual significaba que no tendrían lugar. La intervención del CICR y de otras personalidades del país y del exterior hizo reversar a Uribe, quien al final aceptó la sola presencia de la senadora liberal.
La molestia oficial fue porque Botero tenía en su cámara las pruebas de los sobrevuelos, nunca pactados, como se demostró después con el comunicado del CICR, hasta el punto que el ministro de Defensa Juan Manuel Santos, resolvió responsabilizar de los mismos al comandante de las Fuerzas Militares.
El martes 3 de febrero se cumplió la liberación del ex gobernador Alan Jara y el jueves 5 de febrero del ex diputado Sigifredo López. Ambas transcurrieron en completa normalidad, aunque sin la presencia del comisionado Luis Carlos Restrepo, quien renunció por la desautorización que recibió de altos funcionarios de la presidencia debido al maltrato a los periodistas. Jara y López llegaron hablando duro en su larga comparecencia ante los medios de comunicación. Hasta el punto que uribistas recalcitrantes, incluyendo médicos, resolvieron decir que los recién liberados debían someterse a tratamiento psiquiátrico antes de comparecer ante la prensa.
Jara dijo que se dedicará al intercambio humanitario; solicitó ser aceptado en CCP. Acusó a Uribe de no haber hecho nada por ellos, al tiempo que expresó: “Al presidente Uribe lo único que tengo para pedirle es el acuerdo humanitario”. Rechazó la versión del ministro Juan Manuel Santos y de los altos mandos militares de que la guerrilla está derrotada, porque “a sus filas siguen llegando muchos jóvenes”.
A Uribe no le gustaron los comentarios del ex gobernador y en la noche del mismo día de su liberación fue a visitarlo en su casa donde sostuvo una tensa reunión con el recién liberado y su familia. No es casual que el mandatario escogiera después a Villavicencio para arremeter contra “los intelectuales de las FARC” e instar a la fuerza Pública a acabar con la guerrilla.
Sigifredo López también conservó la misma línea de Alan Jara. Sin tapujos dijo que la única forma que militares y policías logren la libertad es a través del intercambio humanitario.
La misión humanitaria culminó con éxito. La senadora Piedad Córdoba y CCP cuentan con el reconocimiento nacional e internacional. Ahora se preparan para continuar el “diálogo epistolar”, sobre nuevas bases y metas, con el acompañamiento de más colombianos y colombianas.
El autor es director del semanario comunista Voz e integrantee Colombianos por la Paz. Este articulo aparecio en Voz y fue redactado por cuestion de espacio.
Presidente colombiano es obstáculo a la paz