WASHINGTON — El creciente movimiento por los derechos de los inmigrantes cayó sobre el Congreso como la ola de un tsunami la semana pasada, dividiendo a los republicanos y haciendo que legisladores retroceden de implementar duras medidas antiinmigrantes en este año electoral.
Los senadores volvieron al Congreso el 27 de marzo después de un descanso de 10 días en la cual manifestaciones de decenas de miles tomaron lugar en Milwaukee, Phoenix y Denver y casi un millón marcharon en Los Angeles para protestar contra el proyecto de ley Sensenbrenner, HR 4437, que pasó en la Cámara baja, que trataría como criminales a 12 millones de inmigrantes indocumentados. Las protestas demandaban una reforma completa de las leyes migratorias que incluya una vía a la ciudadanía.
Los senadores se enfrentaron a 2.000 clero de muchas religiones y dirigentes de sindicales y comunitarios de más de 38 estados en una manifestación en la grama occidental del Capitolio. El mensaje fue claro: ¡Los inmigrantes indocumentados son trabajadores, no son criminales! La gran mayoría eran latinos pero un gran número de afronorteamericanos y anglos participaron.
Ana María Archila, directora del Centro de Integración Latinoamericano en Nueva York, dirigió dirigió a la multitud en vocear “Hoy marchamos. Mañana votamos”.
Más de 200 miembros del clero dejaron a la manifestación y caminaron a la vista de la Comisión Judicial. Tenían esposas falsas guindando de sus muñecas, una advertencia que los líderes religiosos están listos para hacer desobediencia civil si un proyecto como el HR 4437 es aprobado.
Para la tarde, los efectos cumulativos de las protestas callejeras movió a la Comisión Judicial a sacar un proyecto más beneficioso para los inmigrantes a través de la comisión controlada por los republicanos (8 demócratas y 4 republicanos votaron en favor, 6 republicanos en contra). El proyecto ahora provee legalizar a gente indocumentada que proveen un proceso de legalización con una vía a la residencia permanente, incluyendo para trabajadores agrícolas. También incluye provisiones que permite que estudiantes indocumentados paguen la misma matrícula baja en las universidades del estado donde viven.
La gente voearon y aplaudieron cuando se anunció que el senador Dick Durbin, demócrata por Illinois, introdujo una enmienda para sacar del proyecto HR 4437 las provisiones que lo hace ilegal proveer alimento, albergue, asistencia médica o hasta consejos espirituales a los indocumentados. La enmienda de Durbin fue aprobada por la Comisión Judicial.
Cientos en la manifestación eran trabajadores afiliados al Sindicato de Trabajadores de contrucción. Terry Sullivan, presidente de esa unión laboral, dijo, “Es engañoso decir que está bien que los trabajadores inmigrantes construyan nuestros rascacielos ... vacíen nuestras escupideras y después decirles a estos mismos trabajadores que son delincuentes y que tienen que irse del país. La verdadera reforma migratoria tiene que proveer una vía a la ciudadanía”.
Un programa de 400.000 mil trabajadores huéspedes con una vía a la residencia permanente estaba incluida en el proyecto. La propuesta ley también aumenta mucho la seguridad interior y fronteriza.
Algunos de los manifestantes vinieron tan lejos como California. Muchos llegaron de Chicago, otra ciudad donde cientos de miles inundaron las calles con gente para protestar contra el HR 4437.
La reacción de grupos pro inmigrantes expresaron era de optimismo cauteloso a entusiasmo. John Sweeney, presidente de la AFL-CIO, alabó las secciones progresistas, pro inmigrante del proyecto del Senado, mientras advertía que la federación sindical no apoyaba ningún tipo de programa de trabajadores huéspedes.
Grupos que abogan por los derechos de los inmigrantes juraron que seguirían la presión. El Reverendo Michael Harrison, pastor de la Iglesia Bautista Unión en Youngstown, Ohio, le dijo a los manifestantes que el 10 de abril está programado como un día de manifestaciones en seis ciudades en favor de los derechos de inmigrantes.
“Hoy estamos empezando nuestra campañade compromiso pidiéndole a cada senador que vote contra esta legislación represiva”, dijo Harrison. Él dijo que iban a llevar la campaña a “cada rincón de este país. Vamos a inscribir y movilizar a cientos de miles de votantes en las elecciones del 2006 ... Ahora es la hora para que todo americano, con o sin papeles, se unan con este mensaje, ‘Dejad quedarse nuestro pueblo’”.
En las próximas semanas habrá una pelea en el pleno del Senado. El senador republicano Bill Frist tratará de empujar su proyecto de medidas represivas, SB 2454, como una alternativa derechista al proyecto de la Comisión Judicial del Senado. Se esperan veintenas de enmiendas al proyecto en favor y en contra de los inmigrantes. La Casa Blanca probablemente ejercerá su influencia para combinar medidas represivas con un programa de trabajadores huéspedes, pero sin una vía a la legalización ni amnistía para los indocumentados.
El resultado final dependerá en la continua presión dicen los que abogan por los derechos de inmigrantes.
Senado cede por presión masiva