Mediante un voto oral, el Senado aprobó una enmienda al proyecto de ley que autoriza los presupuestos de los departamentos de Hacienda y Transportación, el efecto del cual es de abolir todos los fondos que el gobierno utiliza para restringir viajes de norteamericanos a Cuba. Un intento de parte de la administración de demorar la enmienda fracasó por un voto de 59 a 36.
Lo interesante de la acción del Senado es que 16 senadores republicanos rompieron con la disciplina de partido y votaron en contra de los deseos del presidente Bush. Un total de cinco demócratas votaron con la administración, pero no pudieron impedir esta medida importante. Los senadores demócratas fueron, John Corzine y Frank Lautenber de New Jersey, Bob Graham y Bill Nelson de Florida, Joseph Lieberman de Connecticut, y Harry Reid de Nevada.
Este voto vino de otro parecido en la cámara baja, por un margen de 227 a 118 en contra del bloqueo, el 9 de septiembre. Como el texto de ambas resoluciones es idéntico, normalmente no habría posibilidades de que se cambiara cuando un comité conjunto de ambas cámaras se reúnan para terminar el trabajo en el proyecto de ley. El año pasado el Congreso aprobó una resolución parecida en ambas cámaras, pero fue eliminado por una maniobra parlamentaria. Los opositores del bloqueo a Cuba exigen que el público se mantenga alerto para que no pase cosa semejante este año.
El presidente Bush ha prometido vetar a todo el proyecto de ley, si la enmienda relacionada a Cuba no es removida.
La dinámica que causa que algunos republicanos adhieran al proyecto de eliminar al bloqueo a Cuba tiene que ver con el deseo de agricultores en estados conservadores de vender productos a Cuba, lo que actualmente pueden hacer solo a base de compras con efectivo, no créditos. Sin embargo, también hay quienes se manifiestan molestos con Bush porque utiliza recursos en controlar los viajes a Cuba, que no representan ninguna amenaza a Estados Unidos, que mejor deben utilizarse para combatir al terrorismo. De modo que la mayoría de los observadores de esta situación opinan que el voto en el Senado refleja una tendencia mucho más amplia, de parte de los políticos y el público, de abandonar la “linea dura” en contra de Cuba.
Pero la administración del presidente Bush sigue tratando de aumentar la presión sobre Cuba y sobre personas en Estados Unidos que se oponen a su política cubana. Se ha reportado que pasajeros en vuelos que salen de Miami rumbo a La Habana ya son cuestionados por agentes gubernamentales norteamericanos, para averiguar la legalidad de sus planes de viajar. Se están restringiendo cada vez mas a las licencias de personajes académicos que desean viajar a Cuba, conforme con una promesa hecha por Bush el mes pasado a las agrupaciones ultra-derechistas del exilio cubano en Miami.
El gobierno también les está diciendo a revistas científicas que no pueden redactar artículos que reciben con autores cubanos. El Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica recibió una carta de parte de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros, departamento federal de Hacienda, informándoles que si aceptan tales artículos para ser publicados, no pueden redactar la gramática sin permiso del gobierno federal, pues la tarea de redacción constituye una “ayuda material” a una persona que viven en un país que Estados Unidos acusa de apoyar al terrorismo.
El autor expresa su agrado a Jane B. Franklins y Debra Evenson por alguna información contenida en este artículo.
Senado critica a Bush sobre Cuba