El origen sospechado de los catastróficos ataques terroristas contra Nueva York y Washington es un grupo de fundamentalistas islámicos. Mucho se ha escrito de sus fines y porqué odian a Estados Unidos.
Mientras hablaba con una amiga en Nueva York, una madre que hacía trabajo voluntario en el hospital St. Vincent el día de los ataques, dijo, '¿Qué le hemos hecho a esa gente para hacerlos odiarnos tanto? Por favor dime para pedir disculpas. A mi me gusta nuestras libertades aquí. Yo trabajo fuerte para lo que tengo'.
Los sentimientos de esta madre son típicos. Ella es una persona progresista con la mente abierta. Ella es una neoyorquina de clase trabajadora que fue a la Marcha de un Millón de Madres en contra de la violencia armada. Ella es una mujer afronorteamericana que conoce los límites de nuestras libertades.
Me hizo pensar sobre la naturaleza de la libertad. Me hizo pensar sobre las libertades por la cual gente lucharon y murieron en los tiempos de guerra y en las luchas sociales en tiempos de paz.
En nuestra sociedad dividida en clases sociales hay dos aspectos hacia la libertad. Estoy pensando de los cientos de años de lucha por los derechos democráticos y humanos históricos. Estoy hablando de los abolicionistas y los soldados del Norte que combatieron y murieron para poner fin a la esclavitud. O de la 'Generación más Grande' que peleó y murió para terminar con el fascismo en las campañas de organización sindical.
Habló de esos que tomaron posiciones poco popular en los primeros días de las detenciones de los japoneses y en contra del macartismo y de los que portaban la bandera en los movimientos de derechos civiles en el Sur mientras la policía usaban mangueras de agua y perros en contra de ellos.
De las mujeres y hombres de todas las razas, nacionalidades y religiones que se pusieron de pie en favor de los derechos de inmigrantes, la mujer, los homosexuales y lesbianas, y en por el derecho al voto. De los revolucionarios norteamericanos que fundaron la democracia estadounidense basada en la lucha contra la monarquía británica y por la libertad de culto y estableció un concepto de gobernación teniendo la separación del Estado y la Iglesia en su centro.
La piedra angular de la revolución norteamericana todavía es la piedra angular de la sociedad democrática, que salió de las llamas de la lucha contra la persecución religiosa que era tan común en la Europa del siglo 18.
El contenido revolucionario de la libertad es lo opuesto a la retórica y acciones de Bush y la ultraderecha. Ellos buscan, hasta en estos tiempos de crisis, medidas que dan un viraje a las libertades ganadas a través de décadas. El contendido de su libertad es silenciar a la disensión y meterle miedo a esos que quiere una solución pacífica y justa a las amenazas que el terrorismo pone antes toda la humanidad.
El contenido de su libertad es la libertad de oprimir y explotar en pos de las ganancias, el enemigo de las luchas del pueblo por la libertad.
Las libertades en nuestro país provienen de las llamas de las luchas de clase y sociales. Estas son libertades por la cual gente de clase trabajadora, comunistas, progresistas y la izquierda tienen que luchar para continuar contra los ataques de todo tipo de ultraderecha.
Nuestra propia ultraderecha o la ultraderecha sionista o la islámica - la ultraderecha mundial - tienen cosas en común. El anti comunismo fanático es uno de los lazos que los unen. La fusión del estado y la iglesia (o la sinagoga o la mezquita) es otra. Los extremistas islámicos unen su interpretación de la ley islámica con el estado. Es lo que usan como la razón para la opresión de la mujer, la ilegalización de los sindicatos, y el denegar derechos democráticos y derechos a las minorías. Ellos impone una justificación religiosa para su reino de terror.
Su odio de este país es multifacético. Ellos pueden odiar a los imperialistas norteamericanos por controlar sus tierras y recursos, pero no es porque son revolucionarios. Ellos lo odian porque quieren controlarlo para la dictadura de su estado islámico.
La gran mayoría de los pueblos del mundo - incluyendo la mayoría de los musulmanes - se opone a esta interpretación fanática de la religión. Pero no podemos tener ilusiones de que la política anti terrorista de la administración Bush está basada en la defensa de la democracia. Sus intereses corporativos se han cruzados con los intereses multimillonarios islámicos de bin Laden en el frente de 'combatir el comunismo' en la década de los 1970s. Ahora sus intereses chocan. Pero sus programas anti popular todavía son lazos que los unen.
La ultraderecha empuja en favor de su propia agenda - hacer a los trabajadores sufrir, continuar la opresión basada en raza, género, minoría y religión y ponerle fin a la separación de estado e iglesia. Mire a la Coalición Cristiana y su influencia en la administración Bush en las cuestiones del aborto o vales escolares.
Algunos dicen que estar en contra del terrorismo es estar de parte de la ultraderecha - o si uno se opone a la guerra y el imperialismo tiene simpatía por los extremistas islámicos. La clase trabajadora y los pueblos oprimidos también tienen su agenda y de esa parte uno tiene que estar - por la paz, la democracia, la igualdad y la justicia económica.
Separación de Estado e Iglesia: Una tradición Revolucionaria Norteamericana