Recuerdo como a finales de la década del 60, cuando trabajaba en una granja agrícola, un campesino descubrió a Silvio Rodríguez guitarra en mano durante una actuación en el efímero espacio televisivo Mientras tanto y espeto: “Ahí está el filósofo.”
Silvio recién comenzaba su peregrinar por este mundo y ya irritaba a algunos con esa, su especial manera de hacer una canción que no se parecía ni al bolero ni al bossa nova ni al blues.
Él mismo no tardó en darle el nombre de nueva canción a su forma de digerir el arte musical, y con ese rotulo dejaba bien en claro, temo que sin proponérselo, que con el comenzaba una etapa y moría otra.
Durante más de 30 años ha permanecido fiel a la máxima de una de sus canciones (Hay un grupo que dice), en la cual expresa: Y miren que hay tantos motivos para no reírse como hoy.
Silvio ha logrado permanecer muchos años sin reírse en publico a carcajadas, y muchos sospechan que nunca supo hacerlo o perdió la habilidad de tanto meditar, como aquel personaje de Jorge Luis Borges, del cuento Funes el memorioso, aunque en su caso no ha borrado el pasado de su mente.
A mediados de los 60, cuando usted terminó el servicio militar, se sometió a una audición para integrar un grupo de rock anónimo en el barrio de El Vedado y fue eliminado. Sin embargo impresionó por la originalidad de una canción que hablaba de una bruja que andaba por un camino y le dijo que tenia sed de amor. ¿Que puede decirme de esa etapa de su vida en que era una especie de hombre invisible?
Lo primero es que esa anécdota de la “aspirantura” a un grupo de rock debe ser producto de la mitología popular. Cuando yo terminé mi servicio militar, que fue el lunes 12 de junio de 1967, llevaba semanas preparándome para el programa “Música y Estrellas,” en el que me presente al día siguiente de haber sido desmovilizado, o sea, el martes 13. Nunca antes me vi ni intente formar parte de elenco musical alguno.
Por otra parte ya tenía cierta experiencia como dibujante y diseñador de publicaciones de prensa plana. En ese sentido era un joven invisible aunque no tanto, porque era levemente conocido en los ambientes de la prensa tanto juvenil como militar.
O sea que yo era un joven casi invisible que durante su estancia en la revista Verde Olivo había enviado un cuaderno de poesía al certamen literario de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y había ganado una primera mención en ese concurso, que se declaró desierto.
Paralelamente ya hacia canciones y, de alguna forma que no alcanzo a explicar, tenía una especie de premonición respecto a esta actividad. Pensaba, o más bien sentía, que lo que estaba haciendo iba a tener al menos cierto grado de correspondencia en el auditorio.
¿Por que escogió la canción protesta? ¿Se sentía bien en esa temática o fue de circunstancias?
Jamás hice semejante cosa. Cuando ya tenía más de 100 canciones compuestas (entre ellas unas cuantas de argumento social) fui invitado a cantar al Centro de la Canción Protesta de la Casa de las Américas. A quienes me conocieron a partir de ahí les gusto ponerme un membrete de “cantor de protesta.”
Usted tiene fama de ser poco dado al diálogo y a las confesiones, sin embargo, a veces no ocurre así en ciertas actuaciones. ¿Como explica ese fenómeno, se siente más liberado en unos lugares que en otros?
En realidad yo siempre he dialogado normalmente con mis amigos y conste que los pongo por testigos. Las confesiones prefiero dejarlas para antes de comulgar o para los interrogatorios policiacos.
Daba la impresión, hace años, de que usted estaba contra el espectáculo. ¿Cual es su actitud hoy en día?
Bueno, me gusta el espectáculo que hacen los especialistas en esa materia. Recuerdo que cuando vi a David Oistrach tocar a Chaikovsky en el Amadeo Roldán, cerré los ojos. Los fuegos de la música y de la poesía pueden verse sin ojos. Sin embargo también recuerdo que los mantuve muy abiertos cuando Maurice Bejart llevó a la Habana su Ballet del Siglo XX.
La llamada controversia entre el film y la canción protesta ha dado mucho que hablar: ¿Cual es su versión sobre esa discrepancia?
Sinceramente, no me había dado cuenta de eso. Imagínese que la mayoría de mis contemporáneos trovadores empezaron haciendo film (Pablo Milanés, Martín Rojas, Eduardo Ramos, Míriam Ramos, etc.).
Cuando surgió aquella nueva forma de hacer canciones, que después se le llamó nueva trova, fue muy seductor y todo el mundo se sumaba como si fuera lo más natural del mundo. Por mi parte siempre me aparecía en cuanto bar cantaran José Antonio (Méndez) y Portillo (de laLuz), y he sido admirador confeso de Nico Rojas, Frank Domínguez y Ela O’ Farril.
Marta Valdés siempre me ha parecido un talento único y deslumbrante, se que ella lo sabe. Allá los que estén por fajarse. A mi me gusta dar besitos.
¿Como le gustaría ser recordado por adversarios y amigos, si existe alguna distinción?
Me da lo mismo ser recordado, o no, pero me gustaría lograr algo que fuera de verdadera utilidad tanto para los que queden como para los que vengan.
Las agencias han mencionado que usted, como antes The Rolling Stones, prefiere los espacios reducidos. Cada vez rehuye más cantar a solas en un gran escenario con su guitarra. ¿A que o quien podemos echarle la culpa de esa actitud? En el caso de que obedezca a razones puramente personales, ¿por que?
A mi me fascinó la escena solo muy al principio, como cuando un campesino llega por primera vez a una taberna. Me cure casí enseguida y tuve que empezar a ponerle adornos, como conocer ciudades y mujeres. Llegado un momento, ni así la pude soportar. Un paliativo que siempre tuvo la parafernalia escénica fue la intimidad, las pocas veces que se logra.
Es obvio que usted esta reconocido como uno de los más importantes compositores iberoamericanos de todos los tiempos. Su impronta ha calado en varias generaciones. Su fama, ¿la soporta o la disfruta?
A veces me ayuda contra la tristeza de ver algunas cosas como están. A veces veo que la gente se alegra de verme y momentáneamente me alivio. Eso me hace bien, no lo niego, y siento una profunda gratitud por ello.
Más de 30 años después de su debut como autor. ¿Que retos siente que debe enfrentar hoy?
Los mayores de mi vida. Y la prueba es mi próximo álbum, que debe salir pronto. ¿No lo sugiere su titulo,”Expedición”? Ya verá lo que es eso...
Silvio Rodríguez: Una entrevista