LA HABANA – Tras admitir la existencia de la pederastia en las filas del clero cuando ya el escándalo trascendió al dominio púlico, el Vaticano se dispone a dar una batida a lo que considera un grave problema moral y al que el Papa Juan Pablo II se ha referido como “traición” al sacramento de la ordenación sacerdotal.
En su mensaje anual al clero en vísperas de la Pascua, el Pontífice dijo sentirse “conmocionado profundamente por los pecados de algunos de nuestros hermanos sacerdotes que cedieron a las peores formas del misterio inescrutable del mal en el mundo.”
De esta manera, prosiguió el texto, “surgen graves escándalos que tienen como consecuencia el que una oscura sombra de sospecha caiga sobre todos los demás sacerdotes meritorios que ejercen su ministerio de forma honesta, consecuente y a veces con heroico sacrificio.”
El hecho de que en los últimos tiempos salieran a la luz tantos casos de abusos sexuales llevo a algunos miembros de la Iglesia Católica a cuestionar la regla del celibato sacerdotal.
A principios de este año, el cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, anunció el sometimiento a juicio eclesiástico local o ante esa junta vaticana de todo cura involucrado en escándalos por abusos sexuales, terminó con el que la Curia designa a la pederastia.
En lo adelante, todas las sospechas de prácticas “contra Natura” en menores varones deberán ser elevadas a los obispos y estos, a su vez, remitirlas a la Congregación para la Doctrina de la Fe para que esta determine si el caso le compete.
Tras pedir perdón por email en noviembre pasado a las víctimas de abusos sexuales por parte de miembros del clero, el Papa ordeno la suspensión de todos aquellos involucrados en casos de pederastia y su juzgamiento por un tribunal eclesiástico secreto.
Juan Pablo II pidió, además, tratamiento médico, adecuados recorridos educativos y un acompañamiento formativo para aquellos que han suscitado situaciones molestas en los episcopados.
La arquidiócesis católica de Boston, en Estados Unidos, acaba de pagar unos 30 millones de dólares a decenas de personas molestadas sexualmente durante su niñez o adolescencia por un ex sacerdote, quien, en vez de ser llevado ante la Justicia, como al final ocurrió, fue trasladado de parroquia en parroquia para evitar el escándalo.
El asunto es ya del dominio de los medios de difusión en todo el mundo. Uno de ellos, el semanario romano de izquierda independiente L’Expresso, noticiaba a principios de este año que el fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel, estaba bajo investigación por la Congregación para la Doctrina de la Fe a partir de una serie de denuncias por pederastia.
Sobre Maciel y su organización, considerada un nuevo Opus Dei y una de las dos principales multinacionales de México – la otra es la cementera Cemex – acaba de ser publicado en España un libro: “La prodigiosa aventura de los Legionarios de Cristo.”
Escrito por el periodista y profesor universitario colombiano radicado en Madrid, Alfonso Torres Robles, la obra da a conocer el formidable imperio de conexiones políticas y económicas que esta orden religiosa, creada en los años 40 por el sacerdote michoacano Marcial Maciel, ha logrado montar en más de 20 países de los cinco continentes.
En la introducción de “La prodigiosa ...”, Torres Robles asegura que el imperio de Maciel ha logrado extenderse en México hasta limites casi increíbles.
Tal es el grado de su implantación entre los políticos de derechas y en la alta sociedad local, sostiene, que ha logrado captar la voluntad, entre otros, del propio presidente de la República, Vicente Fox, y de algunos miembros de su familia; de Carlos Slim, considerado el hombre más rico de América Latina, y de los Azcarraga, dueños del imperio audiovisual Televisa.
Ellos son los primeros de una larga lista de bienhechores con que cuentan los Legionarios de Cristo entre la crema de la burguesía mexicana.
Su impresionante red de colaboradores montada en España – país al que esta organización llegó hace más de 55 años al amparo de la dictadura franquista – incluye al presidente del Gobierno, José María Aznar, una larga lista de altos cargos de la Administración, a empresario y banqueros, según detalla el libro, primero no religioso que se explaya en el tema.
La importancia de estar arropado por los grupos económicos más poderosos es vital en momentos de crisis, agrega, lo cual quedó patente en 1997, cuando 10 ex legionarios hicieron pública una grave denuncia que venían ventilando desde tiempo atrás ante el Vaticano.
Según estas personas, entre ellas un sacerdote en activo y otro que colgó el hábito, pero que perteneció a la Orden por más de 20 años y llegó a ser su representante en Estados Unidos, cuando eran alumnos en colegios de la Legión en España e Italia fueron objeto de abusos sexuales continuados por parte del fundador de la Orden.
Maciel lo negó todo y aseguro rezar por sus denunciantes.
Los testimonios -incluso notariales- forman parte del libro de Torres Robles, en el que además se revela la forma en que el Vaticano silencia y obstaculiza una investigación que pudiera contribuir a esclarecer la conducta del fundador de los Legionarios, convertido hoy en un influyente colaborador de Juan Pablo II.
Torres Robles insiste en “La prodigiosa aventura de los Legionarios de Cristo” en que la única pretensión de su obra es la de dar a conocer los aspectos históricos, socioeconómicos y políticos de una organización que afirma tener la misión planetaria de “formar y ganar” para Cristo a los líderes del mundo.
Un grupo que interviene directa y activamente – afirma – en los estratégicos sectores de la infancia, la juventud, la familia, la educación y la empresa de los numerosos países donde actúa, y que asegura tener como objetivo final la instauración del “Regnum Christi” en la Tierra, lo que no excluye a esa organización de ser inmensamente rica e influyente.
Vaticano: El miedo al otro