Votantes italianos rechazan a ultraderechista Berlusconi

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La coalición de centroizquierda encabezada por Romano Prodi ha ganado las elecciones italianas por un estrecho margen de 24.000 votos de los 38 millones de sufragios emitidos. Ganó una estrecha mayoría de los escaños en la Cámara de Diputados y una mayoría aunque más pequeña en el Senado, gracias a los votos de los italianos residentes en el exterior. El ganar control de las dos cámaras dará a la coalición “Unión” escaños adicionales, aumentando a su mayoría.

Prodi, líder de las fuerzas de centroizquierda y más probablemente el nuevo primer ministro, dijo a una multitud que salía de las puertas que se reunió para oírlo hablar la noche de las elecciones que su gobierno pondrá a “Europa y a la paz al centro de su programa”. Añadió que su gobierno le dará prioridad a “la construcción de puentes políticos” para remendar las fracturas políticas que tanto han divido a la nación italiana bajo el primer ministro Silvio Berlusconi.

Berlusconi, magnate multimillonario de medios de comunicación y aliado estrecho del presidente George Bush en la guerra de Irak, utilizó al anticomunismo como arma principal en su campaña electoral. Explotando su amplia mayoría en el parlamento durante los últimos 12 años, ha hecho pedazos a la Constitución italiana y a las partes que protegen a los trabajadores, medidas promulgadas después de la segunda guerra mundial por una coalición de partidos antifascistas. La coalición centroizquierdista está comprometida con restaurar esos derechos.

En comparación al año 2001, en estas últimas elecciones ambos partidos comunistas italianos aumentaron sus porcentajes respectivos del voto. La Refundación Comunista (Rifondazione) aumentó su voto de un 5 por ciento a casi el 6 por ciento en la cámara baja, y creció el voto del Partido de los Comunistas Italianos (PdCI) de un 1,7 por ciento a un 2,3 por ciento. El PdCI formó un bloque electoral con el Partido Verde en el Senado, aunque no alcanzó ganar ningún escaño allí.

Tanto la Rifondazione como el PdCI se alinearon con la coalición centroizquierdista, aunque el programa de esta última para defender a los derechos de los trabajadores es más limitado. Los dos partidos buscan regresar a la “escala variable”, un aumento automático de salarios conectado a los aumentos del costo de la vida pegado a la taza de inflación. Como primer paso, lograron que se incluya esta exigencia para los trabajadores peor pagados del país en el programa “Unión”.

Fue argumentado que era imprescindible la unidad con los partidos más moderados para derrotar a Berlusconi, una figura muy parecida a Bush, y a sus aliados, entre ellos elementos neofascistas. Esta estrategia significó un cambio de rumbo para la Refundazione, que se había mantenido aparte de las fuerzas de centroizquierda en elecciones anteriores, y que esta vez bien podía haber volcado el balance electoral a favor de la Unión.

Oliverio Diliberto, dirigente del PdCI, dijo que su partido prestó su apoyo al programa de la Unión, pero habrán oportunidades bajo el nuevo gobierno para dirigirse a las cuestiones más progresistas.

La coalición ultraderechista Casa de Libertad está impugnando los resultados de las votaciones y pide un recuento. Paulo Bonaluti, vocero de Berlusconi, alega que han de ser descalificados medio millón de votos y que el partido de su candidato ganó control del Senado. Si fuera eso el caso, fuera más probable que tuviera Italia gobierno interino hasta no celebrarse nuevas elecciones.