¡Mejor la cárcel que la guerra!

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LOS ANGELES — Acompañado de su esposa y partidarios del movimiento pacífico, el soldado del Ejército Agustín Aguayo se entregó el 26 de septiembre a la policía militar en el Fuerte Irwin. Aguayo se declaró un objetor por conciencia y dijo que estaba listo que le hagan un juicio en los tribunales militares y lo condenen a cárcel antes de tener que regresar a la guerra en Irak.

Más temprano el mismo día, él participó en una rueda de prensa al frente de la iglesia católica La Placita en el centro de Los Ángeles. “Yo no creo que en esta época matando gente, guerra, es la manera en que debemos resolver problemas”, dijo Aguayo. “Yo sé que yo puedo ir a la cárcel, y eso puedo aceptar, pero yo no puedo aceptar participar en una guerra”. Él dijo que él llegó a esa conclusión al ver gente muerta. Eso, dijo él, “puede hacer una persona cambiar”.

Como acto de desobediencia civil, Aguayo, de 34 años, se ausentó sin permiso el 2 de septiembre de la base del Ejército en Schweinfurt, Alemania, para prevenir que lo desplegaran de nuevo a Irak.

Él está demandando al secretario del Ejército por injustamente negar reconocer su solicitud como objetor por conciencia. Un tribunal falló contra Aguayo el 24 de agosto, pero de inmediato él apeló. Un jurado de tres jueces denegó la moción del gobierno para desmentir la demanda. El caso se verá en el tribunal de apelaciones en Washington, D.C., con argumentos el 21 de noviembre.

El próximo paso del Ejército puede ser el de enviar a Aguayo a Irak, empezar el proceso de enjuiciarlo, o aceptar su solicitud como objetor por consciencia.

Aguayo se alistó en el Ejército en 2002 ante del empezar de la guerra en Irak y le había dicho a los reclutadores que quería trabajar como enfermero. Él dice que los reclutadores le dijeron que el Ejército pagaría sus préstamos universitarios, que recibiría entrenamiento como enfermero, y que tendría condición de no combatiente. Él solicitó condición de objetor por conciencia el febrero 2004, al empezar sus despliegue en Irak. No obstante, en Irak, fue asignado como combatiente, sirviendo un año en Tikrit.

“No soy cobarde”, Aguayo dijo en su rueda de prensa horas ante de entregarse a las autoridades militares. “Cuando salía en patrulla no ponía balas en mi arma”.

Cuando la 1ra División de Infantería, a la cual pertenecía Aguayo, fue desplegada a Irak de Alemania, Aguayo no se reportó. En vez se entregó a la policía militar en Schweinfurt el próximo día. Ya había contratado a un abogado y estaba preparado para un juicio militar. No obstante, le dijeron que lo iban a mandar a Irak por la fuerza, hasta esposado se fuese necesario. Lo llevaron a su residencia en la base para buscar su equipo pero pudo salirse por una ventana y salir de la base sin ser observado.

Mientras estaba ausente sin permiso, Aguayo se puso en contacto con grupos pacifistas en busca de apoyo por rechazar regresar a Irak.

En la rueda de prensa numerosos activistas por la paz se unieron a él. Entre estos estaba Fernando Suárez del Solar, cuyo hijo Jesús, fue uno de los primeros en perder su vida en Irak, Elsa Rassback del Proyecto Voces Americanas Militares en el Extranjero, sacerdotes de la iglesia La Placita, el Centro de Consciencia y Guerra, Latinos por la Paz, Hablan Claro las Familias Militares, Código Rosado, Comunidades Religiosas Unidos por la Justicia y la Paz, la Red de Consejería Militar, y la Liga de Resistencia a la Guerra.

Aguayo es el primer objetor por conciencia de descendencia mejicana y el primero de Los Ángeles durante la guerra en Irak.

“Hoy estoy muy orgullosa de mi esposo, orgullosa de su valentía, orgullosa del ejemplo que es para nuestras niñas”, dijo Helga Aguayo en la rueda de prensa. El matrimonio tiene gemelas de 11 años. “Tengo la esperanza de que el tribunal vea que él de veras es un objetor por conciencia. Yo lo conozco y yo sé que volver a la guerra sería una tortura para su consciencia … lo mataría emocionalmente”.