El FBI lo está haciendo de nuevo. En los años 1940s y 1950s, el FBI de J. Edgar Hoover acosaban a los comunistas y otros disidentes mandando a sus agentes a visitarlos. Normalmente, el FBI ya sabía todo lo que necesitaba saber, y la “visita al domicilio” se hizo por tratar de intimidar como su única razón.
En un ambiente donde se mandaban gente a la prisión por sus creencias y asociaciones, la llegada de agentes del FBI a la casa o al lugar de trabajo era atemorizante. Y peor, los agentes iban a visitar a los familiares de uno u bien se entrevistaban con los patrones de uno, con fines de lograr que lo despidieran del trabajo o para crear tensión en sus relaciones.
Después de una inmensa resistencia contra estas prácticas – y otras peores como fueron las formulaciones falsas de cargos criminales – se nos prometió que estos abusos terminarían. Pero cierta gente jamás ha renunciado la idea de utilizar al FBI como una policía política para reprimir a los que cuestionan al gobierno y a la clase gobernante.
Comenzando con la vigencia de la Ley Patriota, la administración Bush lo ha hecho claro que ven así al FBI.
Ahora se reporta que el FBI está visitando gente que planean participar en las protestas durante la Convención Nacional Republicana. El propósito es asustar a los activistas jóvenes para que tengan miedo y no hablen públicamente contra la política reaccionaria y bélica de Bush y sus amiguitos.
Llamamos a nuestros lectores a que no se dejen atemorizar por el FBI, porque esto es precisamente lo que ellos quieren. Aunque mentirle a un agente del gobierno es un crimen mayor, no tienes que hablar con el FBI sin la presencia de un abogado. El FBI tiene un largo historial de distorsionar las palabras de uno, y lo que tú digas puede meter a tus amigos en problemas muy grandes, si no a ti mismo, aunque no esté pensando en hacer ningún acto ilegal. Debemos todos estar muy agraviados por el abuso de los recursos públicos con fines partidarios por parte de la administración Bush, y sus ataques constantes contra nuestros derechos constitucionales a la disentir públicamente.
Ahuyentando a la disidencia