Aumentan guerra norteamericana contra rebeldes colombianos

Las fiestas de año nuevo coincidieron con una expansión nueva y amenazante en las hostilidades norteamericanas contra el movimiento guerrillero colombiano, en especial contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), grupo que ya marca 40 años de lucha guerrillera. Numerosas señas sugieren la posibilidad de una invasión norteamericana dentro de los próximos meses.

Desde el año 2000, el gobierno norteamericano le ha otorgado más de 2 mil millones de dólares en asistencia militar a Colombia, con el propósito de “combatir al narcotráfico.” Según críticas, esta ayuda ha servido débilmente como disfraz para combatir a uno de los movimientos más viejos y más profundamente arraigados que luchan por la independencia y la justicia social en América Latina. Las FARC conforman un ejército rebelde de algunos 18.000 guerrilleros.

Bajo el “Plan Colombia,” patrocinado por EEUU, el ejército colombiano ha recibido decenas de helicópteros Black Hawk, tanques, aviones sin piloto, y otro equipo de contrainsurgencia. Tropas colombianas han sido entrenadas en técnicas de guerra antiguerrilla, por las “fuerzas especiales” elite norteamericanas. Pero, ya aparece que el Pentágono puede estar alistando a sus propias fuerzas para una intervención militar directa desde afuera.

El 3 de enero, el diario mejicano La Jornada publicó revelaciones del reportero Carlos Fazio, describiendo la ocupación silenciosa por parte del Pentágono de territorio ecuatoriano cerca de la frontera colombiana. Fazio ofrece detalles sobre el crecimiento dramático de la base naval y aérea de La Manta, ubicada en el litoral ecuatoriano del Pacífico, que queda solamente a una hora de Colombia por aire. Aviones de espionaje norteamericanos despegan todos los días de esa base, y sobrevuelan a Colombia en misiones de inteligencia militar. La base “ha quedado totalmente bajo la jurisdicción del Comando Sur (SouthCom) de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos,” escribe Fazio, y es un centro de “actividades operativas clave de la Fuerza Aérea y la Armada de Guerra locales, que han sido cedidas a la empresa Dyncorp, subcontratista del Pentágono; el emplazamiento de tres centros logísticos (en vías de ejecución) sucedáneos de Manta, en las provincias de Guayas, Azuay y Sucumbíos”. Actualmente, La Manta sirve como cuartel a 162 oficiales militares norteamericanos y 231 empleados de la Dyncorp.

Dice Fazio que los tres centros de logística fueron autorizados el septiembre pasado por el ministro de relaciones exteriores del Ecuador, Patricio Zuquilanda, en un acuerdo secreto con el Agregado Militar norteamericano en Quito, Arnold Chacón. El propósito anunciado de estos centros es servir a poblaciones afectadas por desastres naturales causados por el fenómeno meteorológico, “El Niño”.

Miguel Morán, líder del movimiento Tohalli, organización opuesta a la base, dijo, “Ecuador es ya una base de Estados Unidos. No sólo Manta. En la Amazona inauguraron siete destacamentos militares y ahora buscan puertos clave ... La construcción de los centros logísticos es una cortina de humo para disimular lo militar”.

Fazio reporta que el general Wendell L. Griffin, director de Planificación y Estrategia del Comando Sur, y el enviado especial norteamericano para los asuntos del Hemisferio Occidental, Otto Reich, visitaron recientemente al Ecuador y que Griffin hizo una visita a la zona fronteriza con Colombia. Muchos ven a esta visita como seña que “Washington está acelerando los preparativos para desatar escaramuzas bélicas en territorio colombiano,” y que el Ecuador servirá como “portaaviones de Estados Unidos en una guerra de agresión encubierta,” dice Fazio.

Lanzar una invasión desde territorio ecuatoriano, dice, facilitará el proceso de dar a la acción una máscara multinacional o multilateral, a la cual se prestaría muy fácilmente el presidente ecuatoriano, Lucio Gutiérrrez.

Mientras tanto, la represión a sindicalistas por parte del gobierno colombiano y los ataques paramilitares ultraderechistas contra pueblos vistos como “simpatizantes” a las FARC o al otro movimiento guerrillero colombiano, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) continúan. Según reportes, poco después del Año Nuevo, un grupo de 500 a 800 hombres armados portando el uniforme de la “Autodefensa Unida de Colombia” (AUC), un grupo facistoide aliado a los grandes terratenientes rurales, aterrorizaron a varios pueblos en el municipio del Arenal. Dos residentes fueron matado, muchos más salvajemente golpeados, y más de 200 familias huyeron del área por miedo.

El 2 de enero, uno de los comandantes más importantes de las FARC, Simón Trinidad, fue detenido en Quito por agentes de la seguridad norteamericana y colombiana. Mientras los primeros reportes dijeron que él estaba en Quito para recibir tratamiento médico, según las FARC, Trinidad estaba allí como parte de una iniciativa diplomática secreta, buscando arreglar una reunión con el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, el Asesor Especial de la ONU, James LeMoyne, y representantes del gobierno francés para discutir un intercambio de presos de guerra.

Trinidad es un líder político eminente de las FARC, y fue negociador encargado en las negociaciones de paz con el gobierno colombiano en 2002. Esas pláticas eventualmente fracasaron.

El liderato de las FARC ve a la detención de Trinidad como parte de una panorama más grande de “siempre creciente injerencia por parte del gobierno norteamericano” en los asuntos internos de Colombia, y llama a la solidaridad mundial con el pueblo colombiano.

Se puede comunicar con el autor al malmberg@pww.org.